El emocionante mundo del teatro infantil

Coti Franchella es una actriz santafesina de 25 años. Con su corta edad, lleva varios años protagonizando espectáculos de teatro infantil. Tiene formación actoral y mucha gracia para desenvolverse en el escenario. Estos atributos, sumados a una singular belleza, la podrían colocar tranquilamente como figura destacada en otros rubros artísticos. Otros públicos, quizás más comerciales. Sin embargo, no duda en elegir una y otra vez a los niños.  

Cuando asistía a la escuela secundaria, quedó apasionada con un taller de teatro. Se encendió en ella el amor por la actuación. Por estar arriba de un escenario transmitiendo emociones. Fue natural buscar un lugar donde formarse en ese aspecto. Así es que ya en 2007 comenzó a estudiar Teatro. “Además de aprender, de estudiar, teníamos la posibilidad de realizar obras infantiles, especialmente durante las vacaciones de julio. La primera función que hice era de la obra Pinocho. La mezcla de emociones y sensaciones que viví ese día es algo imborrable, que va a quedar en mi memoria para siempre”, recuerda Franchella. Asegura que ese mismo día dijo: “Esto es algo que quiero para toda mi vida”

Esta actriz continuó formándose profesionalmente y participando en shows independientes hasta que, en 2013, se sumó a la compañía teatral de la que aún forma parte. La bella durmiente, Cenicienta, Blancanieves… un sinfín de clásicos infantiles tomaron vida en la piel de Coti.

“Si bien tuve la posibilidad de haber experimentando en obras no infantiles, mi corazón tira siempre para el teatro infantil. Lo mágico y especial que es para ellos ver una obra de teatro, el amor con el que te miran cuando salís a saludar al finalizar la función. Esa alegría y emoción de ver a su personaje preferido ahí… no hay palabras que lo describan”, cuenta Coti y se vuelve a emocionar.

¿Se puede ser actriz y ser tímida?

Rapunzel es, particularmente, uno de los personajes a los que más veces encarnó. Y Coti no se cansa. “La historia en sí me encanta. Las canciones son muy hermosas y divertidas, disfruto muchísimo hacerla”.

Coti asegura que no hay nada más hermoso, para ella, que sentir tan de cerca el afecto de los corazones más nobles: los de los niños. “Los abrazos y las demostraciones de amor que te dan. Ese brillo en sus ojos. Lo recuerdo y se me pone la piel de gallina.  Por eso no dudo en elegir todos los días el teatro infantil”.

Franchella –ya con ese apellido uno piensa en la actuación– confiesa que su personalidad es, en verdad, tímida. “¡El teatro me ayudó mucho a soltarme! En algunas situaciones de la vida cotidiana sigo siendo muy tímida. Pero, cuando me subo a un escenario, me olvido de todo”. Coti asegura que ese es el lugar donde puede ser verdaderamente ella. Es curioso cómo algunos encuentran ese famoso lugar en el mundo en el desarrollo una actividad supuestamente “no real”. Estar actuando, estar cantando o produciendo arte. Son actividades asociadas a lo “no esencial”. Suelen ser dejadas como lo menos importante, después del trabajo o la rutina familiar. Sin embargo, muchas personas dan testimonio de que allí se sienten plenas.

“Siempre digo que, por más que pasen los años, que mi vida cambie, no voy a poder dejar de hacer teatro. ¡Ya es parte de mí y me hace feliz!”.