Adrián Suar pasó un sábado en tv muy adverso en las mediciones pre-electorales

El actor, empresario y escritor Adrián Suar es definitivamente uno de los referentes más destacados en la renovación del mundo televisivo en cuanto al contexto de ficción, algo que potenció con su histórica productora Pol-Ka, creada con su pareja Araceli González en el viejo milenio. Su consolidación en esa órbita operativa no está en discusión, porque su emprendimiento fue la punta de lanza para que muchas productoras posteriormente a la del “Chueco” hicieran lo propio, generando contenidos para la tv abierta, el cable o el cine en las últimas décadas. De un tiempo a esta parte, Adrián Suar le sumó a ese desempeño muy destacado en la ficción su rol de programador televisivo en El Trece, reemplazando en su momento a Hugo Di Guglielmo en el cargo de gerente de contenidos. En ese puesto ha vivido notables éxitos y monumentales fracasos en distintos tiempos de su gestión, una gestión que desgraciadamente en los últimos años parece hallarlo en una encrucijada de la que no sabe o no puede escapar. Sus yerros en la colocación de formatos televisivos es un trauma que lo viene afectando, muy probablemente por haberse encaprichado con ciertas figuras que han cumplido un ciclo en pantalla, exponiendo un indeseable desgaste para la audiencia que siempre respaldo a la emisora del solcito de colores.

El fracaso de Mariana Fabbiani en el último lustro, una figura que no logró renovarse y al mismo tiempo se vinculó con intérpretes televisivos de su ciclo muy devaluados, fue una piedra en el camino vespertino de Artear, relación que terminó pésimamente con el gran fracaso del programa colocado para competir con Flor Peña en la vereda opuesta del canal Viacom-Telefé. Después de levantar “Lo de Mariana”, con un formato inexistente para el horario de arranque de encendido, la animadora dejó trascender su malestar con el joven director de contenidos en su despedida televisiva. Este choque le generó a Suar el desafío de hallar una nueva pareja de conductores para el ciclo benéfico “Un sol para los chicos”, entendiendo que Fabbiani ya no sería tomada en cuenta por sus actitudes hacia el equipo de programación de la emisora. El problema es que la decisión asumida para reemplazar a esa dupla no fue precisamente la más afortunada, algo que deberá asumir como un error de magnitud controlada pero no menor en el análisis, pues los conductores seleccionados para dicha función no tienen la química que un formato necesita para convocar a la gente a la hora de sumar público que quiera respaldar el sano objetivo social de UNICEF.

Apenas 24 horas después de despedirse con el muy insufrible formato de “El club de las divorciadas”, un reality show oxidado y sin una sólida estructura operativa, lo mejor que se le ocurrió al director de contenidos fue colocar a Laurita Fernández acompañando al conductor Guido Kaczka, formando así la dupla de emergencia para conducir “Un sol para los chicos”. Este formato que tiene una única emisión anual, cuyo objetivo es recaudar fondos para el bienestar de los niños más necesitados, un ciclo fantástico de colaboración que desnuda la generosidad estructural de la emisora de colaborar en estos difíciles tiempos, lleva 30 años en pantalla, pero amén de lograr excelentes guarismos en la cifra recaudada para asistir la causa de UNICEF, definitivamente naufraga insulsa y muy erráticamente desde que dejaron de conducirlo Julián Weich y Piñón Fijo, cada uno en su momento en los históricos sábados de la emisora en el barrio de Constitución. La etapa con Ernestina Pais fue digna, pero desde que lo condujeron Kaczka y Fabbiani, este ciclo perdió atractivo de manera estruendosa. Ahora, con la llegada de Fernández, gran especialista en fracasos primero con el “Cantando 2020” y recientemente con ese reality vespertino, la dupla es un inocultable dolor de muelas en la audiencia, que antes vivía la fiesta benéfica con entusiasmo y ahora suplica para que la misma concluya a la brevedad.

Apoyando como corresponde al formato de colaboración social, Adrián Suar estuvo allí en el lugar donde el maratón benéfico se desarrolló, primera de las dos apariciones que el actor y directivo concretó el sábado 11 de septiembre, previo a las PASO. Poniendo todo su carisma y entusiasmo, su presencia en el ciclo de colaboración a la infancia dejó en claro que hasta rompiendo mitos o prejuicios, tiene más onda para conducir este ciclo que la oxidada pareja de inexperiencia e insufribles gritos elegida para la ocasión. El formato el último sábado logró que la emisión del mismo consiguiera más de 200 millones a fin de ayudar a los pequeños más necesitados, un golazo por donde se lo analice a la hora de dar una mano a los infantes del nuevo milenio en este país. Ahora, desde lo televisivo, la idea de proponer una pareja sin onda que expone sobreactuación e ingobernable histeria deja en verdad muchísimo que desear. Es tan insoportable la presencia de la nueva dupla que, para muy poca sorpresa de los especialistas, tal como se esperaba el rating del programa benéfico estuvo en niveles bochornosos marcando un promedio de 3.8, ciclo que además sumó la participación de estrellas musicales como Abel Pintos o Luciano Pereyra para el cierre musical. Esa pésima articulación de conductores y un formato que necesita sumar a esta altura elementos de imprescindible renovación, hicieron que el ciclo perdiera contra la octogésima repetición de los capítulos de “Los Simpsons”, denotando que esos añejos episodios le generaron a Viacom-Telefé un promedio de notables 6.7 puntos en el tramo que compitió contra la abúlica dupla de El Trece.      

Esa aparición no fue la única presencia del director de contenidos en la pantalla del canal que programa, puesto que minutos después este realizador e intérprete fue uno de los más destacados invitados del ciclo “Cenando con Mirtha Legrand”, conducida por su muy bella nieta Juana Viale. Los invitados de esa noche fueron además de Suar, el actor Esteban Lamothe, la actriz Agustina Cherri, el actor Diego Peretti y el intérprete Gonzalo Heredia, quinteto de figuras que prometía buena dinámica en esa reunión y también momentos de atractiva charla entre los comensales. Lamentablemente todo eso que auguraba el ciclo en la noche de El Trece quedó en deuda, porque la cena con estos invitados pareció tratarse insólitamente de una reunión berreta donde los comensales hablaron ignorando al público de ciertas cosas que la gente no estaba al tanto, chicanas, pases de facturas entre risas de plastilina y diálogos decididamente olvidables. Especialista en evadir respuestas para dar su punto de vista sobre ciertos temas, a veces respondiendo una pregunta insólitamente con otra pregunta, Suar se maneja como “Nicolino Locche” esquivando la posición de dar respuestas precisas ante temas que requieren una postura sin titubeos. Convertido en uno de los personajes más atractivos para hablar y consultarlo por muchos aspectos, la tarea de Juana Viale en ese sentido fue paupérrima, algo que Mirtha Legrand jamás hubiese desaprovechado ante semejante invitado.

Temas como los problemas para programar la emisora, su relación con ciertas figuras, la no continuación de la ficción “Separadas”, la crisis de la pandemia y otros asuntos de muy importante prioridad fueron temáticas ausentes, que desaparecieron del cuestionario que la atractiva animadora manejó en una cena insufrible. Adrián Suar estuvo en ese programa a fin de promocionar la nueva ficción “La 1/5/18”, novela que arrancará el lunes a las 22 horas por El Trece, aspecto que respaldaron Lamothe, Cherri y Heredia, sin contar mucho y diciendo insoportables obviedades que no sedujeron al público. La presencia de Peretti en esta cena no fue casual, pues Suar y Diego están desarrollando las pre-funciones de la obra “Inmaduros”, un espectáculo que arrancará oficialmente el 14 de enero de 2022 en el “Teatro El Nacional”. El programa, lejos de informar y entretener cayó en charlas casi de camarín, con chistes que entendieron solo sus protagonistas, mientras la audiencia a esa altura de la noche terminaba de inclinarse por el ciclo de la competencia. El pésimo tono que Viale le brindó al encuentro desmereció anteriores emisiones con su buen tino, una noche tan plastificada y carente de equilibrio en la reunión, formato que como muchos lo presagiaban, no pudo no solo empatar el score sino ganarle en la medición al formato de Andy Kusnetzoff. La confrontación encontró a este último con un rating promedio de 9.6 puntos contra los magros 7.5 que la insípida cena de Juana y sus invitados marcaron en otra derrota para la emisora del solcito.

Apareciendo en dos programas de su emisora, la presencia de Adrián Suar no pareció en esa jornada pre-electoral de las PASO mover el avispero televisivo, jornada donde ambas apariciones en diversos formatos del canal lucieron desafortunadamente carentes de orden y calidad para manejar la presencia de una destacada figura como la del destacado actor, empresario y director de contenidos. Lo ocurrido, un “Black Sunday” en los números de la medidora Kantar Ibope, también sirvió para desnudar las falencias de una grilla que hoy no parece encontrar su camino de redención televisiva en la pantalla de tv abierta.

Imágenes: Redes Mirtha Legrand / El Trece