A los 35 años, el cordobés Barovero se atajó todo contra el Liverpool. Es oriundo de Porteña, en el interior de Córdoba. Y fue una muralla en la semifinal del Mundial de Clubes ante Liverpool. Perdieron 2 a 1, pero "Trapito" demostró que estuvo a la altura... ¡Crack!
No vende humo ni aparece todo el tiempo en la TV. Pero, una vez más, el arquero cordobés Marcelo Barovero demostró que es un grande con todas las letras.
“Trapito” demostró una vez más que está a la altura de los futbolistas más importantes del planeta. Y lo hizo en la semifinal del Mundial de Clubes ante Liverpool de Inglaterra, el último campeón de la Champions League.
Pero Barovero tuvo una destacadísima actuación, sacando pelotas complicadas. Y evitando más goles en su arco. Le dio vida a su equipo. Aunque, claro, con la derrota no pudo ocultar la bronca y el fastidio.
“Teníamos que estar a la altura para competir, hicimos las cosas de buena manera. Hay que estar tranquilos. Queda la bronca por la derrota. Los dos tuvimos situaciones y ellos encontraron el gol en la última jugada. Dimos un buen partido, se nos fue al final. Hay que levantar la cabeza”, dijo el ex River.
Su carrera
Barovero inició su carrera en Atlético Rafaela, pasó por Huracán, Vélez y recaló en River para ganarlo todo entre 2012 y 2016.
Allí pasaría al fútbol de México, para atajar primero en Necaxa y ahora en Monterrey. Suma 10 títulos en su carrera (seis con River, dos con Vélez, uno con Necaxa y otro con Rayados).
Ante Liverpool, nuevamente “Trapito” demostró que no le hace falta marketing ni “humo”. Es un arquero silencioso que quedará en la memoria de los futboleros. Un animal debajo de los tres palos.
Un cordobés, orgullo nacional. Ataja todo, y siempre con humildad.
FUENTE: Mundo D
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.