La Pampa se caracteriza por sus extensas llanuras y grandes planicies. Además de la pesca en lagunas, los campos pampeanos son más que propicios para la cría de animales. Es bien sabida la calidad de la carne de vaca pampeana, pero también el territorio es apto para otro folklórico animal argento. El caballo es un símbolo dentro de la argentinidad más tradicional. Los equinos han signado la figura del gaucho argentino y también nos han hecho famosos a nivel mundial. La musculatura del animal y la profesionalidad en su crianza dan como resultado que la Argentina sea siempre top en las competencias de equitación. Claro, para todo caballo hay un petisero, un jinete y una amazona.
Una de las jóvenes más vislumbrantes en el deporte es Martina Campi. La amazona oriunda de General Pico llevó a la Argentina a la primera plana al lograr doble medalla plateada en los Juegos Olímpicos de la Juventud, realizados en Nanjing, China. Allí fue la representante nacional en la disciplina de Saltos Ecuestres y logró doble medalla plateada, por equipos e individualmente. Con tan solo 16 años, su habilidad para montar la coronó.
La reputación de Campi creció a partir de ese momento y se hizo más y más grande con el correr de las competencias. En escala nacional como internacional, Campi fue siempre un apellido renombrado. En octubre de 2018, durante la edición realizada en Buenos Aires de la misma competencia, fue una de las abanderadas en la ceremonia de apertura. Otra epopeya.
Martina estudia y vive en Buenos Aires, ciudad donde se encontraba cuando se decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, en marzo. Su máxima preocupación era “no dejar solos a los caballos, no era consciente de la situación en su totalidad”, le contó a un medio local. Por esos días, Martina aprovechaba la suspensión de clases en su facultad para estar en el club Hípico Argentino y practicar.
Apenas se decretó la cuarentena, Martina se marchó a su General Pico natal. Allí, tuvo la compañía y el calor familiar que difícilmente hubiese conseguido en Buenos Aires. Si bien estuvo imposibilitada de practicar equitación, mantuvo una rutina física con su hermana, quien practica hockey.
La alarma por la situación de los caballos de competencia fue tal que el Club Hípico tuvo que gestionar un permiso para que personas específicas vayan a cuidarlos. Durante cinco meses, la actividad se suspendió en la ciudad. Al igual que lo acontecido con deportes individuales como el tenis y el golf, recién en agosto, los amantes de la equitación volvieron a practicar.
La situación fue dura para todos y de a poco los clubes se van recuperando. Martina tiene especial cariño con el Club de Equitación Maracó, que la vio dar sus primeros pasos en su ciudad natal. En cuanto al Hípico Argentino, ubicado en el barrio de Palermo, tuvo que pedir un aporte especial a sus socios. La suma de $2000 solidarios para poder sobrevivir a la pandemia.
Comunicador social en proceso, lo cual es igual a ser licenciado en casi todo. Neuquino aporteñado, pero con las raíces bien afirmadas. Fanático de conocer lugares, gente y comidas.