Ser Argentino. Todo sobre Argentina

Si Messi no gana con Argentina el “Mundial Qatar 2022” ingresará en una encrucijada crucial para su futuro

Después de recibir una estruendosa silbatina el domingo en el Parque de los Príncipes, el jugador rosarino reflexionó con su familia su futuro profesional, dura situación en la que resolvería dejar la práctica oficial de este deporte en pos de su resguardo personal.

En el álbum de figuritas de la destacada vida deportiva del jugador rosarino Lionel Messi, quedan muy pocas imágenes que faltan completar de ese libro de exitosos recuerdos y sin dudas, la más difícil de obtener en los últimos 20 años es la de levantar la Copa del Mundo con el seleccionado de nuestra nación, algo que por ahora no sucedió por muy diferentes situaciones en los últimos cuatro campeonatos mundiales de los que tomó parte. Este año el ex-delantero del Barcelona, que pasó al París Saint Germain en agosto de 2021, tendrá una nueva chance para conseguir ese objetivo, probablemente la última oportunidad para concretar ese sueño postergado. Las señales para conseguir ese objetivo, asomaron mucho más fuertes que en otros momentos de su carrera, pues durante el año pasado, junto a sus compañeros de la blanquiceleste, el delantero rosarino logró la “Copa América, un título que se le venía negando al futbolista desde que se incorporó de manera constante a este seleccionado mayor de nuestra nación. Depositando su apoyo en el técnico y la totalidad de sus compañeros, el atacante santafesino parece haber conformado con sus colegas del momento un equipo que inspira a sostener la ilusión de una conquista en “Qatar 2022”.

 

Su muy exitosa carrera en el club catalán Barcelona sin dudas es una de las trayectorias más importantes en la historia mundial del fútbol, pero esa fantástica secuencia de títulos y conquistas desafortunadamente nunca se correspondió con la obtención del principal trofeo mundial para los seleccionados nacionales, una carga que viene arrastrando desde el 2006 cuando fue convocado por primera vez para integrar la selección argentina. Todo ese trayecto vistiendo la camiseta de nuestra selección mayor, desafortunadamente jamás le permitió conseguir un logro vinculado con su país y por más que su trayectoria tiene a esta altura éxitos muy valiosos a nivel internacional, la deuda con su nación jugando en el equipo de su país, exhibe un gran reclamo deportivo que los hinchas le vienen solicitando desde ese primer torneo internacional de naciones jugado hace 16 años. El año pasado, en ocasión de abandonar el Barcelona Fútbol Club, Lionel Messi vivió una alegría que puso una cuota de esperanza en su máximo deseo de ganar un mundial para Argentina, hecho generado por el título conseguido a nivel continental por la blanquiceleste en la edición 2021 de la Copa América jugada nada menos que en Brasil. Esa imagen abrazado a todos sus compañeros levantando el trofeo, justo cuando la pandemia comenzaba a descender a modo pausado en la zona, fue la postal que lo ilusionó pensando que en esta temporada ese anhelo mundialista puede verse hecho realidad por múltiples circunstancias.

En agosto de 2021, Lionel Messi vivió dos sensaciones muy contrastantes: por un lado consiguió un objetivo deportivo a nivel local que lo potenció anímicamente, pero casi al mismo tiempo, las negociaciones para proseguir en el Barcelona fracasaron y debió casi a las apuradas entablar negociaciones con otros equipos para mantenerse en actividad justo a un año del campeonato de naciones en territorio árabe. El destino y el poderoso interés de los dirigentes árabes que manejan el equipo francés del PSG expuesto para contarlo en su plantilla, le permitieron en pocas semanas debutar en su nuevo club, olvidar la tristeza de una partida imprevista en el equipo donde consiguió sus mayores éxitos, pensando al mismo tiempo que un cambio de horizonte y el haber obtenido un título con la selección se convertirían en una nueva fase de su carrera. En Francia, la dirigencia parisina puso al contado los 142 millones de euros para obtener el pase del jugador, considerando que esta incorporación sería clave para que el PSG lograse de una buena vez por todas el título que aparece pendiente en la vitrina del Estadio Parque de los Príncipes. Con la mente ubicada en llegar en perfectas condiciones a la “Champions League”, el atacante rosarino tropezó con una adaptación lenta y los desajustes de un fútbol europeo con muy distinta clase de marca, como también otro estilo de juego, aspectos que le pasaron inmediata factura a un activo delantero, que antes militaba en un equipo que jugaba de memoria pensando en él como eje principal de todas las jugadas ofensivas.

 

 

Los partidos que disputó con el París Saint Germain por el campeonato local, fueron dura señal de alerta que todo no estaba tal como pensaba el delantero santafesino. Incontables cruces e inconvenientes con el técnico rosarino Mauricio Pochettino, signaron mucho ese arranque otoñal en Francia, mientras el fuerte equipo parisino se alejaba en la punta de la “League 1”, competencia gala por antonomasia. Los problemas comenzaron finalmente a la hora de afrontar los compromisos por la “Champions League”, un torneo donde en esta primera fase por grupos alternó actuaciones destacadas y partidos olvidables, performance que comenzó a preocupar a los hinchas parisinos, al advertir que la nueva adquisición del equipo de la ciudad luz no rendía a la altura de lo esperado. Afortunadamente el equipo de París logró pasar a la fase de octavos de final, pero el bolillero lo ubicó en un choque con el Real Madrid, su rival de toda la vida cuando militaba en el fantástico equipo culé. Las semanas previas al partido de ida, a jugarse en el Parque de los Príncipes, transcurrieron cargadas de mucha tensión por distintos factores y el partido finalmente no resultó como se esperaba. Una pésima y olvidable actuación del jugador con la camiseta número 30, se erigió como la peor performance del rosarino en la última década, tal como destacaron los principales medios europeos. Para coronar una tarde sencillamente espantosa, Messi en el segundo tiempo dispuso de un penal para abrir el marcador y encaminar a su equipo hacia un buen resultado en la ida, pero el delantero ejecutó tan mal ese disparo desde los doce pasos, que el arquero Curtois acertó en volcarse a su izquierda atajando ese tiro penal. Por suerte, faltando escasos segundos para terminar el partido, una enorme patriada de Kylian Mbappé le permitió al PSG irse victorioso de un partido que tenía firmado el empate hasta ese jugador que hizo la estrella francesa.

La enorme presión para el partido de vuelta no se hizo esperar, semanas donde los medios franceses, lejos de apaciguar con críticas menos lapidarias, lo castigaron con términos que obviamente impactaron de lleno en el jugador argentino. Sin el equilibrio emocional que la revancha ameritaba para ese duelo, el team francés llegó a Madrid bastante asustado en su precaución deportiva, ofreciéndole una imagen muy vulnerable al equipo merengue en los restantes 90 minutos de juego. Sin embargo, otra maravillosa patriada en el área rival del genial Kylian Mbappé, permitió que el París Saint Germain se pusiese adelante en el marcador ante la sorpresa de los hinchas merengues. El arranque del segundo tiempo fue, técnicamente un perfecto manual de terror, porque después de ponerse en ventaja de una forma sorpresiva, los franceses cometieron tantos errores que se caía de obvio que habría espacio para una remontada madrileña. Quien encendió ese reguero de insólitos yerros fue el arquero visitante Gainni Donnarrumma, que lejos de despejar un pelotazo difícil, hizo lo desaconsejado jugándola lateralmente, con tanta mala fortuna que el balón fue tomado por los madrileños, veloz ataque que culminó con un zapatazo de Benzemá iniciando así un histórico hat-trik en 17 minutos para su exitosa cosecha personal. De ir ganando la serie por dos goles de ventaja a quedar eliminado con un 3 a 1 en suelo español, la peor de las pesadillas pareció emerger en el horizonte de Messi, quien después de ese partido recibió infinita munición de todos los medios europeos, que lo fustigaron sin piedad con devastadores conceptos, calificando su estadía en el campo madrileño como “un jubilado que recorre abúlico es césped”.