¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónCon el recuerdo de la derrota de Boca Juniors, también como visitante en su encuentro de la Copa Libertadores, el plantel de River asumió la lección que significaba no arriesgar su equilibrio futbolístico en su visita al Junior colombiana. El fútbol es el deporte y también sus circunstancias, entendiendo que los incidentes previos al partido en realidad hubieran motivado no solo la cancelación del encuentro, sino además el retiro de la delegación en un país donde la crisis generó violencia en las calles lindantes al estadio donde se jugo el partido por el torneo continental.
Está claro que las circunstancias son mucho más importantes, pero como acá está en juego en pocas semanas la realización de una parte importante de la Copa América, quedó claro que la Conmebol no quiere dar un paso atrás y cambiar la sede de esta competencia, algo que podría tener que llevar a cabo forzadamente en pocas horas sin los brutales choques de los manifestantes contra el presidente Duque continúa creciendo en violencia. El club argentino aterrizó en suelo extranjero y llegó a su hotel merced a las oportunas gestiones de la policía para blindar el arribo de los argentinos al conflictivo lugar del partido.
El traslado de la delegación riverplatense al estadio estuvo signado de idas y vueltas con los manifestantes chocando con las fuerzas de seguridad, a pocas cuadras el añejo campo de juego donde Junior hizo las veces de local. La policía utilizó en numerosas ocasiones gases lacrimógenos para disuadir las protestas, pero por efecto del viento esos fluidos se colaron en el interior del estadio, momentos donde el equipo argentino realizaba tareas de precalentamiento junto al cuerpo técnico. Inmediatamente Marcelo Gallardo y todos los jugadores debieron regresar a los vestuarios, afectados por el efecto de los gases, horas en las que aún estaba en duda la realización del encuentro.
¿Debió jugarse el partido? Lo más correcto hubiese sido suspenderlo, trasladar el match a Ecuador o Paraguay, solicitando una sanción para los organizadores y reclamando mejor estructura, pues el plantel millonario desembarcó en un país donde no había garantías para su normal desenvolvimiento antes, durante y después de su partido. Como necesitaba no perder más días, liquidar el trámite y volverse pronto a Buenos Aires, para preparar el partido contra su clásico rival. Ya con un día más de descanso, el plantel de Boca pudo ver por televisión como su archirival pasaba las de Caín en suelo colombiano.
Esa formación que puso Marcelo Gallardo, un equipo “alternativo” a excepción de algunos defensores, definitivamente tuvo un primer tiempo olvidable y, para complicar aún más las cosas, el olor de los gases lacrimógenos en el exterior ingresó al court, algo que obligo a suspender el partido en dos ocasiones en ese arranque de juego, donde los locales salieron a concretar la diferencia contra el plantel argentino. El mediocampo de los millonarios estaba desequilibrado, mientras que adelante los delanteros Girotti y Fontana chocaban entre sí camino al arco, una escuadra que tuvo poco funcionamiento en la primera parte del partido.
Cuando a River Plate no le responden las individualidades con sus fugaces apariciones, el destino lo encuentra salvado el funcionamiento colectivo, algo que tampoco aconteció, lo que enfureció a Gallardo que entendía que en cualquier momento los locales se pondrían en ventaja. Efectivamente, el planteo de Junior con Fisterra y Pajoy marcando firme en los laterales, impidieron que avanzaran los defensores de River en ese planteo de carrilles yendo y viniendo. El equipo local tenía a Miguel Borja haciendo estragos adelante, gama de ataques que preocupaban a la defensa argentina. Lo cierto es que el delantero tomó una pelota por el carril del 8, avanzó 30 metros sin que Paulo Díaz pudiese quitarle el balón y en el momento en que le salió el arquero Franco Armani, con una leve gambeta y fuerza en su pie derecho colocó el 1 a 0 para Junior.
El segundo tiempo comenzó con la misma sintomatología del primero, con Junior fuerte adelante con un intratable Borja haciendo estragos adelante, mientras Gallardo buscaba la solución que se demoraba en llegar. Los primeros 25 minutos del complemente dejaron la sensación que el equipo colombiano regulaba las acciones sin preocuparse, duro momento para River que no llegaba al área contraria. Allí fue cuando la muñeca de Gallardo colocó los cambios apropiados y mandó a la mayoría de los suplentes al campo de juego, le faltó que mandara al médico para cabecear un centro.
La sensación de los colombianos regulando y cada tanto poniendo en inconvenientes al arquero riverplatense, con algunos contraataques bien elaborados, presagiaban lo peor en el último cuarto de hora para el equipo argentino, formación que a diferencia de anteriores partidos no tenía control del balón, algo que quedó testimoniado en las estadísticas que al concluir el match marcaron que el 60 por ciento de la posesión de la pelota fue de Junior, con una estrategia muy conservadora pero efectiva hasta casi el final. Con mucho amor propio y fuerza de voluntad, los de Núñez de a poco fueron inclinando la cancha dentro de lo que permitía un encuentro de mediocre nivel en lo general.
El árbitro decidió incorporar cinco minutos de descuento, secuencia temporal en la que el equipo argentino jugó sus últimas cartas, tomando control del campo rival y peloteando al arquero colombiano, que no pasó realmente demasiados riesgos en todo el partido. Tanta fue la fuerza de los millonarios, que esos 300 segundos de adicional se jugaron en apenas 25 metros de cancha, con los locales reventando la pelota a la tribuna mientras el equipo visitante lo arrinconaba sin titubeos. En el minuto 92, cuando muchos ya estimaban una derrota de la formación de Núñez, la defensa de Junior cedió un corner en una pelota que el arquero no llegó a controlar. El centro pateado por Angeleri desde el lado izquierdo en forma bombeada, fue cabeceado por Paulo Díaz, quien con su parietal izquierdo la picó a pocos metros de la línea del arco, descolocando al guardameta colombiano, sellando así una milagrosa igualdad en tiempo de descuento.
A diferencia del partido que perdió Boca con el equipo brasileño del Santos, River aun al estar en desventaja dejó la sensación que podía remontarlo, comportamiento que aquellos dirigidos por Miguel Ángel Russo nunca transmitieron en su estadía brasileña. Jugando el estilo que les inculca Gallardo desde que los incorporó a la primera división, jugando gran cantidad de minutos, varios juveniles comenzaron a consustanciarse con el planteo que el técnico riverplatense pretende en aquellos que integran el recambio millonario en medio de tantos partidos seguidos. Volverse de Colombia, en una jornada bochornosa por donde se la analice, tonificó anímicamente a los dirigidos por el Muñeco, quien supo encontrarle al tramo dificultoso un antivirus muy oportuno en medio del caos en esa añeja localidad afectada por las protestas sociales.
Sin lesionados fruto del encuentro y con el temple reconfigurado tras un traumático viaje al territorio boricua donde todo parecía coordinado para amargarle la estadía al equipo de Gallardo, River pudo rescatar tal vez milagrosamente un empate que lo dejó adentro en la zona de potenciales clasificados, un detalle no menor en medio de tantos encuentros con la obligación de no perder hoy ni medio centímetro en lo conquistado. Mucho más fuerte desde lo anímico y psicológico, haber logrado ese resultado le transfirió una carga extra a los boqueases, que como locales se estarán jugando mucho este domingo a las 17:30horas cuando se ponga en marcha en la Bombonera el esperado superclásico argentino. Distinta es la consecuencia para ambos equipos de una derrota el domingo: mientras que para los dirigidos por Marcelo Gallardo solo significaría resignar una vez más el campeonato local en busca del objetivo continental, para Miguel Ángel Russo quedar eliminado el domingo frente a su clásico rival pondría en marcha su potencia alejamiento de la entidad xeneize, más si los resultados no lo acompañan días más tarde en la Libertadores. Para variar, este fin de semana, el resultado del gran partido por antonomasia del fútbol argentino, generará felicidad para algunos y tristeza para otros, en un torneo que adelantó una potencial final un par de rondas antes, sin subestimar o descuidar la importancia de los demás rivales que llegaron hasta esta instancia.
Fecha de Publicación: 13/05/2021
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