Lenta pero paulatinamente, el muy postergado sueño de Marcelo Gallardo de conquistar el título local parece cimentar sus sueños con resultados para construir la conquista de un campeonato donde si las cosas siguen a este paso, puede encontrar a los millonarios con la chance de festejar el título dos o tres fechas antes del final del torneo. Este jueves, en lo que se consideraba una especia de final adelantada, River como visitante le ganó 2 a 0 al endeble conjunto de Talleres de Córdoba, un triunfo como visitante en el estadio Chateau Carreras que encima fue alcanzado jugando casi 85 minutos con un hombre menos, algo que habla de lo mal que jugaron dueños de casa tras la expulsión de Felipe Peña Biafore.
Desde que los dueños de casa perdieron la punta del torneo de la Liga Profesional de Fútbol hace tres fechas, la estabilidad del equipo cordobés acusó el impacto de no ostentar más en soledad el liderazgo de un campeonato que lo tenía sorpresivamente puntero con una cierta luz de comodidad con respecto a sus rivales. Todo lo contrario sucedió con River Plate, equipo que entendió que ganándole a Boca en el Monumental y sosteniendo la presión, lograría el sueño que desvela a los hinchas millonarios hace varias temporadas en la consideración competitiva. Quiso el destino que los cordobeses antes del match jugado este jueves dejasen en el camino varios puntos, especialmente con la derrota jugando en el cementerio de los elefantes contra Colón, el último campeón de la Liga.
Llegar a este crucial encuentro frente a los millonarios con cuatro puntos de desventaja, después de haber punteado con cierta tranquilidad al arranque del campeonato, pareció un golpe anímico en la mandíbula emocional de los jugadores locales. River llegó a este muy esperado duelo para ampliar su ventaja en la punta, especulando que si las cosas se ponían complicadas, rescatar un empate en el Chateau Carreras no era mal negocio, maniobra en la que trasladaba toda la presión a Talleres, que debía ganar el duelo sí o sí para ponerse a un punto de los riverplatenses. El encuentro tuvo un momento crucial que pudo cambiar la ilusión del aguerrido plantel visitante, cuando Felipe Peña Biafore metió un trancazo descalificador a los siete minutos del primer tiempo, siendo expulsado automáticamente tras esa infracción Darío Herrera, que no titubeó en sacarle la roja al jugador visitante.
Los cordobeses parecieron no darse cuenta que estaban jugando con un hombre de más y lejos de mover el balón, forzando a los riverplatenses a correr por el dominio del juego, se enroscaron infantilmente en un planteo por el centro que los mediocampistas y defensores millonarios supieron anular con calma y mucha concentración. Sin generar jugadas frente al arco custodiado por Armani, de a poco River fue tomando confianza, aprovechando los contragolpes que podía establecer luego que el técnico acomodó el planteo con un 4-4-1 a la hora de ajustar el desequilibrio de un jugador menos casi desde el arranque. Se moría el primer tiempo y en uno de esos fogonazos desde el fondo, Robert Rojas capturó un balón en posición apropiada y con un zapatazo preciso puso el 1 a 0 para los visitantes. Nadie de los locales insinuó una queja con el resultado, porque después del foul de Peña contra Juan Méndez que dejó a River con un jugador menos, paradójicamente los ataques de la visita crecieron proporcionalmente para sorpresa del público presente.
Debe haber trabajado realmente mucho desde lo anímico Marcelo Gallardo, sabiendo que a sus dirigidos todavía les quedaban unos 50 minutos jugando con un hombre menos, tras la impresentable falta de Peña que dejó a los millonarios en desventaja deportiva. Dando indicaciones muy claras, los visitantes salieron a jugar el segundo tiempo ubicados varios metros más atrás, dejando que el equipo local hiciese el gasto, planteo que le rindió casi a la perfección, porque cuando Talleres tuvo la pelota, no solo mostró indecisión a la hora de vulnerar el arco de Armani, sino que comenzó a dejar nuevamente varios huecos para deleite de su adversario. Fue así que a los 25 minutos del segundo tiempo, Julián Álvarez tomó un balón, dejando en el camino a dos rivales, poniéndolo un pase fantástico a Brian Romero que ante la floja salida del arquero cordobés, colocó el 2 a 0 definitivo, instantes donde más que nunca la impotencia del desequilibrado cuadro local salió a la superficie, desaprovechando esa ventaja numérica en el campo de juego.