¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónHabrá que contratar un avezado psicólogo que investigue cuidadoso que quiso hacer este miércoles el Boca de Miguel Ángel Russo en su duelo con el eterno rival por la atractiva Copa Argentina. Arrancó marcando con línea de cinco durante el primer tiempo, le tapó la salida a su rival durante los primeros quince minutos, hábil decisión que sorprendió a Marcelo Gallardo, pero una vez que recuperaba el balón se entretuvo en traslados laterales intrascendentes que culminaban en pelotazos a la línea de fondo donde los marcadores del equipo millonario la revoleaban bastante fuerte y muy arriba para el campo contrario. Así transcurrió el primer cuarto de hora, con River saliendo de manera bastante torpe desde su área y rifando el balón en el mediocampo, mientras el técnico millonario se agarraba la cabeza ante tantas pelotas perdidas con un rival que lo esperó en la línea de su ataque buscando interrumpir la normal salida de los millonarios
El problema fue mucho más grave de lo descripto: Boca no supo como atacar y moviendo el balón lateralmente se hizo previsible con el paso de los minutos, sin que al menos algún jugador Xeneize probara desde media distancia a un Franco Armani que con el paso de los meses cada vez responde peor debajo de los tres palos. Tardó casi unos 25 minutos River en despertarse y cuando lo hizo, su rival empezó a dar señales de cansancio después de la estrategia de anticiparlo en su salida, lo que favoreció especialmente el avance del equipo de Núñez por el lado izquierdo, donde Julián Álvarez y Braian Romero lograban perforar sin titubeos el entramado defensivo pero con pocas ideas cerca del área grande. La jugada más importante de ese primer período llegó a los 32 cuando Álvarez tiró un centro rasante desde la izquierda, la pelota rozó suavemente uno de los guantes del arquero boquense, lo que descolocó a Romero, a quien la pelota le quedo atrás a la hora de patear, en tanto que Zuculino en el borde del área chica sin el arquero tapándolo mando el balón muy arriba del travesaño.
En Boca Juniors el único en el primer tiempo que intentaba llevar algo de peligro fue la nueva incorporación Xeneize Juan Ramírez, quien a pura gambeta buscó perforar la firme estructura millonaria delante de Armani, pero sus ataques culminaron con pelotazos que se fueron muy largos o una serie de fouls que le hicieron, lo que provocó que los millonarios terminaran el primer tiempo con tres jugadores amonestados por golpear al ex jugador de San Lorenzo. Ya desde el mismo arranque del segundo tiempo y en base a la experiencia vivida en la primera etapa, Gallardo reemplazó a Montiel con Casco, para tener alguien que además de marcar furo y firme, pudiese pasar ocasionalmente al ataque acompañando a sus compañeros para destrabar el vallado boquense. Antes que se cumpliese un minuto de la etapa complementaria, River Plate pudo haber abierto el marcador, pero nuevamente una pelota con destino de un delantero millonario delante del arco se fue bastante larga y los Xeneizes respiraron ante lo que parecía la apertura del marcador.
Sin dudas Boca este miércoles pasado padeció la ausencia de dos de sus estrellas, por un lado, Carlitos Tévez que se retiró parcial o totalmente del fútbol, problema al que también hubo que sumarle la rebelde actitud de Sebastián Villa, que desgastado por el rechazo que Boca hizo de una oferta por su pase al club Brujas, decidió llevarse muy veloz sus cosas de la concentración y no presentarse en ninguno de los entrenamientos previos existentes antes del match con los millonarios. Casualmente ambos jugadores en los partidos donde Boca había mostrado buenas cartas ofensivas, se habían convertido en los atacantes con mayor poder ofensivo, pateando muy frecuentemente al arco de media distancia, algo que ayer en el Estadio Único de La Plata no ocurrió nunca, para tranquilidad de Armani.
El segundo tiempo no mostró en el plantel dirigido por Miguel Ángel Russo demasiadas novedades, sobresaliendo una estructura defensiva muy persistente donde todos marcaban a los rivales tirándose al piso o corriendo de manera apropiada para que el balón saliese de los límites del campo de juego. Los cambios que metió el entrenador faltando apenas un cuarto de hora, parecieron más pensando en lo que sería la definición posterior, que en la manera de resolver el problema antes que culminasen los 90 minutos reglamentarios, en un campo realmente muy veloz que mostraba evidentes signos de haber sido regado con anterioridad al inicio del encuentro.
Cuando ya faltaban diez minutos para culminar la partida, sin dudas el inconsciente de los Xeneizes fue evitar la caída de su valla por alguna negligencia, momento donde el plantel decidió dosificar sus ataques, hacer rotar el balón por distintos sectores y buscar la valla del arquero mundialista tratando que la pelota circulase muy alejada del doble sistema de marcas que Russo colocó, después de haber probado una línea de cinco defensores desde el mismo arranque del partido. Con la cabeza puesta en los penales y sin exhibir ideas de peso para conseguir un tanto antes del final, los minutos pasaron en un campo donde las fricciones pudieron con lo creativo, provocando un empate que no sorprendió a nadie.
Sabiendo que contaban con un especialista como Agustín Rossi que venía de triunfar en cinco de las últimas seis definiciones desde los doce pasos, los boqueases se dedicaron a acertar sus disparos y esperar que el fantástico arquero de la Ribera pudiese atajar un par de disparos de los delanteros millonarios. Marcos Rojo puso el 1 a 0 para Boca y apenas Rossi ocupó el arco, estaba el presentimiento que iba a contener el disparo del delantero Julián Álvarez, quien llegó muy cabizbajo al punto penal. Con un tranco intermedio, el delantero de River anunció bastante su disparo y el arquero de Boca tirándose veloz a su derecha pudo contener el primer tiro de los riverplatenses.
Esa situación fue definitivamente un inesperado mazazo anímico en el cansado equipo de Gallardo. Tras cartón Juan Ramírez puso el 2 a 0 para los Xeneizes, con un disparo fuerte y algo esquinado, recargando la presión existente sobre el delantero Braian Romero, la más destacada incorporación millonaria. El joven atacante tomó intensa carrera y metió un derechazo fuerte que se fue desviado a dos metros del palo de Rossi, quien celebró la situación ante el fallo del delantero en descontar la desventaja. Llegó el turno de Pavón y por suerte para los boqueases, los viejos fantasmas no afectaron al puntero derecho, que con un remate fuerte y esquinado puso el 3 a 0, sentenciando casi la definición, mientras Marcelo Gallardo bajaba la cabeza sin saber como reaccionar ante el problema acaecido.
Mostrando serenidad en una situación adversa, Martínez descontó para los millonarios y todavía quedaba un mínimo de luz para un milagro. Carlos Izquierdoz, que había fallado su penal ante Atlético Mineiro en Brasil, finalmente advirtió que la vida le estaba dando una histórica revancha frente al eterno rival de siempre. Por eso colocó la pelota, corrió hacia el balón con una serie de nerviosos amagues y cuando llegó le pegó un puntinazo muy esquinado al palo derecho de Armani que no llegó a rozarla, poniendo el 4 a 1 que cerró esa definición para los Xeneizes. Festejando eufóricos el pase a cuartos de final en donde enfrentarán a Patronato, Miguel Ángel Russo decidió no exagerar la alegría de lo ocurrido y aclaró que esto era un camino verdaderamente muy largo de recuperación, tras haber sido eliminado en la Copa Libertadores.
“Sé que jugamos muy mal, pero a mí me vibraba el corazón, no el celular”, declaró ante las cámaras de televisión, en lo que pareció un enigmático mensaje con destinatario no aclarado en ese momento. El equipo dirigido por el entrenador boquense se alzó con un premio de dos millones de pesos, consiguiendo el pase a la nueva instancia de la Copa Argentina, pero la lectura que dejó el encuentro fue muy grave, con un equipo que nunca pateó al arco, defendió inteligentemente pero que careció totalmente de ideas cuando sus jugadores lograron recuperar el balón, un encuentro que pudieron haber perdido si River hubiese estado un poco más preciso y fino en la definición delante de Agustín Rossi, de nuevo el héroe azul y oro que demostró que su talento en los penales supera todo lo que hasta ahora había ocurrido. Curiosamente el equipo que nunca disparó al arco consiguió su objetivo, algo que más allá de lo disparatado, terminó resultando algo muy patético.
Imágenes: Boca Juniors
Fecha de Publicación: 05/08/2021
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