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Nuevas reglas por el fair play. Juegue, juegue

Lo ocurrido en el Mundial Qatar 2022 y las recomendaciones que brindó la FIFA para los árbitros en esta temporada, han provocado una duración atípica en los partidos.

En el tenis se suele decir que hasta la última pelota, no hay ningún partido definido, algo que se puede comprender como la esperanza hasta el momento límite. En el denominado “deporte blanco” del viejo milenio, ahora se adoptó la decisión de acortar los sets a tie breaks tradicionales para evitar que los duelos duran horas y horas. En el fútbol, donde los choques deportivos permiten una cierta manipulación del tiempo de juego a favor del club que lleva una determinada ventaja, las cosas parecen destinadas a cambiar, después de las recomendaciones que impartió la FIFA a principios de noviembre, pocos días antes que se pusiese en marcha el Mundial Qatar 2022. La casa matriz del fútbol mundial tomó nota de los constantes comentarios que dirigentes, árbitros y jugadores llevan a cabo por las conductas para acortar la finalización de un partido, presión que provocó que después de un largo análisis se adopte una política tendiente a combatir estas triquiñuelas.

La principal instrucción que los árbitros recibieron del comité deportivo, es que agreguen al tiempo de juego reglamentario las cantidad de minutos necesaria para compensar todas esas contingencias del juego, donde el partido esté detenido. Por eso cuando comenzaron los encuentros de la zona de grupos en el choque mundialista Qatar 2022, la principal y más llamativa novedad de este último campeonato entre países fue advertir que el total de tiempo adicionado se estiró a números inusuales. Quien debe asesorar detalladamente al juez principal sobre la cantidad de minutos que deben adicionarse, es el cuarto árbitro del equipo fiscalizador asignado al duelo futbolístico, que llegado el momento mostrará en la plaqueta digital la cantidad de minutos que se agregarán por las contingencias ocurridas.

Un reciente mundial con varios “partidos-chicle”

Como consecuencia de esta especial directiva, durante la primera fase del último mundial jugado en suelo árabe pudo verse a varios colaboradores de los árbitros exhibiendo en las plaquetas luminosas cifras inusuales de tiempo agregado. En muchos casos eran de 8 o 9 minutos, pero también hubo casos donde algunos colaboradores del juez principal usaron esta nueva mecánica, para disponer sin titubeos que se jugaran hasta 12 minutos o más a lo que usualmente insume un habitual partido con todos estos hechos anteriormente descriptos. Viendo las reacciones de los técnicos y jugadores, fundamentalmente estos últimos que admiten a la vista del público que hay comportamientos aviesos para ganar tiempo, los partidos se convirtieron en choques deportivos con una duración no inferior a los 100 minutos, es decir 10 más de lo que suele durar una confrontación de esta índole deportiva.

Éramos pocos y llegó el VAR

Pero hay un elemento que la FIFA debió admitir que también desacomoda la dinámica del partido, algo estrechamente relacionado con las modificaciones que incorporó durante los últimos años buscando dar más precisiones a los fallos de los árbitros sobre jugadas de un encuentro que puedan dejar lugar a dudas. Estamos hablando del VAR (Video Asistant Referee), complejo sistema de cámaras conectadas a varias computadoras se instala en la cancha, para ayudar con el lugar en donde se encuentra cada jugador, llegado el caso que los jueces deban verificar si algún deportista está en una ubicación inválida al convertirse un tanto o determinarse un penal en alguna de las áreas grandes. La necesaria consulta de todos los jueces cuando son convocados por el staff de árbitros de ese mecanismo técnico para que vean el monitor de campo, hizo que la verificación se devore una gran cantidad de minutos hasta dictaminar que sucederá con lo ocurrido.

Tuvo que ocurrir una gama de serios incidentes como los que acontecieron en el partido de la sexta rueda del campeonato local en Argentina, para que gran parte de la audiencia futbolística comprendiese hasta donde se ha modificado la extensión de un partido. Dos goles anulados al equipo Lanús, que hizo las veces de local ante River, varias jugadas con polémica y otras incidencias culminaron con la decisión del cuarto árbitro de agregar a lo ya jugado en el segundo tiempo, un adicional de 15 minutos, mientras el polémico árbitro Darío Herrera perdía las riendas de un duro encuentro que se desbocó con el primer tanto anulado al club local. El público apenas vio la placa con la cantidad de tiempo adicional expresó su disconformidad, mientras los jugadores de ambos equipos entraban en fuertes roces de manera corporal. Ese partido superó los 105 minutos y se convirtió en una de las referencias de lo que pueden durar los choques deportivos en el futuro.

Tiempo fuera a la engañifa

Paralelamente a todo lo que viene aconteciendo a nivel mundial, la FIFA está estudiando la posibilidad de aplicar un sistema de tiempo para los partidos, bastante similar a lo que el básquet viene empleando en las últimas décadas, es decir la pausa en el reloj cuando la pelota no está en juego. La Federación Internacional de Fútbol está llevando a cabo varias pruebas en varios partidos amistosos de ligas menores, encuentros donde ante una lesión, cambio de jugador, festejo de gol o el balón fuera del campo de juego, inmediatamente se detiene el reloj del encuentro. Esta finalidad busca desmoronar las intencionalidades que los jugadores  y técnicos puedan exhibir de manipular el paso del tiempo, obligándolos a jugar de manera constante hasta que se cumpla el lapso de competencia reglamentario. A juzgar por las primeras conclusiones obtenidas, la prueba en partidos oficiales del fútbol de primera división podría ocurrir durante mediados del año 2025, pero se descarta que la medida sea aplicada oficialmente en el mundial de fútbol que se jugará al año siguiente.                                 

 

Imágenes: AFA / Hublot

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