¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Jueves 01 De Junio
La división entre bilardistas y menottistas es una grieta. Una de las grandes grietas que subyacen en la sociedad argentina. Y es una grieta anterior a las escisiones que predominan hoy entre nosotros. Es que, en un país donde el fútbol es tan inherente a nuestro ser, no es para menos. Menotti y Bilardo son, hasta ahora, los únicos dos directores técnicos que lograron colocar a la Selección argentina en lo más alto de la gloria mundial. En este clásico, Bilardo cuenta con el as de espadas: fue el DT del campeonato del mundo obtenido por Diego. Quizás el de México 86 sea el mundial más recordado. Pero Menotti no se queda atrás. Nadie le quitará nunca el orgullo de ser el primer DT argentino campeón del mundo. Y, en esa grieta, su estilo es el que se identifica con el “fútbol lírico”, el “jogo bonito”. Bilardo, en cambio, llevaba una bandera de “resultadista”.
Homenajeamos en esta nota a César Luis Menotti. Oriundo de la provincia de Santa Fe, futbolista distinto y director técnico histórico, te dejamos un repaso por su biografía.
“El Flaco” nació en Rosario. De chico, jugaba en el club Unión Américana, pero al básquet. Según decían en el barrio, lo hacía mejor que al fútbol. Cada vez que a Menotti le surgía una posibilidad, su padre le recordaba que la prioridad debía ser el estudio. Al fallecer este, su vida tomó un rumbo diferente. Debía salir a trabajar. El dolor lo disfrazó de rebeldía: comenzó a fumar desde muy joven. Por aquel entonces, su única preocupación era llevar dinero a la casa. Hasta que llegó Rosario Central. Sus padres eran hinchas del canalla, por lo que cuando se le dio la posibilidad de jugar con los colores azul y amarillo fue un sueño familiar cumplido. Había debutado en la primera de Central con 19 años. Fiel representante de la escuela rosarina, tenía una técnica depurada, disposición para el juego asociado y buen remate de media distancia
Menotti no solo se destacaba por su juego, sino también por su personalidad afuera de la cancha. A pesar de jugar en un equipo del interior, su fama de futbolista rebelde iba creciendo. Raro, para una época en que los jugadores se limitaban en general a responder con lugares comunes. En 1964 varios equipos se interesaron por incorporarlo, pero finalmente fichó para Racing. Ya a esa altura Menotti dividía las aguas en la consideración que los aficionados hacían de su forma de jugar y de pensar el fútbol. Enseguida pasó a Boca Juniors, donde se dio el lujo de festejar un título y marcar 6 goles en 18 partidos. Sus últimos años fueron en el exterior. New York Generals (USA) y en Brasil: en Santos compartió plantel con Pelé y se retiró en Juventude de San Pablo, con la certeza de que su apellido seguiría ligado al deporte.
No hay dudas de que César Menotti será más recordado como entrenador que como jugador. No porque no haya jugado bien, sino por todo lo que dijimos al comienzo de esta nota. En 1973, con solo dos años de experiencia, conseguiría el único título argentino en la historia del modesto Huracán. La institución oriunda de Parque Patricios presentó un equipo que pasó a la historia como uno de los más vistosos de la liga de ese país. El responsable: el inconfundible toque del Flaco y la presencia de jugadores como René Houseman, Miguel Brindisi y Carlos Babington.
Un año más tarde, tras la eliminación argentina en la Copa Mundial de la FIFA Alemania 1974, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) le ofreció el cargo de seleccionador absoluto. La prueba de fuego sería la edición del máximo torneo internacional, en casa, cuatro años más tarde. En la conformación del equipo, Menotti eligió a jugadores experimentados como Fillol, Passarella y Kempes, quien ocupó con éxito el lugar del excluido Maradona.
El 25 de junio de aquel 1978, Menotti y los suyos levantaron la copa por primera vez al imponerse 3-1 en el alargue. La idolatría ya era propiedad del Flaco.
Un año más tarde, él mismo solicitaría entrenar al conjunto juvenil en Japón. Aquel conjunto respetó claramente la idea de fútbol espectáculo que pregonaba Menotti y alcanzó resultados rápidamente. Con Maradona, Ramón Díaz y Calderón como abanderados, los Albicelestes obligaron a madrugar a todo un país que se deleitó con un torneo lleno de lujos.
Luego de eso, nacería la leyenda que aún perdura. Con el Mundial obtenido por la selección de Bilardo en 1986, aparecería en nuestro país una gran grieta de estilos. Ser de Menotti o ser de Bilardo es, para el futbolero, parte de la esencia del Ser Argentino.
Fecha de Publicación: 22/10/2020
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