¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Lunes 05 De Junio
A finales de los 80 cuando la pasión por ciertas actividades deportivas cedió lugar o protagonismo a otras especialidades, el caldo de cultivo para que el vóley en Argentina ganara un espacio adecuado que venía reclamando con insistencia en otros tiempos. La oportuna aparición de valiosos jugadores en esos tiempos sin dudas alteró el destino de un deporte que desde los 90 comenzó a reportarle buenas noticias al panorama nacional. El caso de Marcos Milinkovic es uno de los ejemplos más atractivos al respecto. Nacido en San Martín el 22 de diciembre de 1971, la especial aparición de este destacado exponente de una actividad deportiva que no tenía la visibilizarían correcta, se sumó a la de otros en esa época provocando no solo una renovación de jugadores, recambio que devino en una consolidación muy anhelada por los seguidores de este deporte.
Marcos Milinkovic desde joven se interesó por los deportes, especialmente por el fútbol y el básquet en sus primeras aproximaciones. Con 17 años, entre otras intentonas, probó suerte con el vóley en el Club Sportivo Ballester, un ascendente desempeño que lo llevó a jugar en 1990 en Obras Sanitarias, equipo top por aquellos momentos. Su desempeño en el club del barrio de Núñez generó una convocatoria a la selección nacional mayor, tras una destacada experiencia en su versión juvenil durante 1989. Marcos participo con gran acierto en el Sudamericano juvenil realizado en Catamarca, llegando a la final, sin dejar de lado en el recuerdo su presencia en esa misma divisional en el Campeonato Mundial Juvenil de Egipto y el Campeonato Panamericano de La Habana, donde Argentina logró el tercer puesto.
Obviamente su talento comenzó a ocupar los titulares de los medios extranjeros y a poco de trascender con sus experiencias en campeonatos mundiales, la convocatoria de equipos del viejo continente no se hizo esperar. Su recorrido por Europa se puso en marcha allá en los primeros meses de 1992, en Uliveto Tomei Livorno de la Categoría A2 de italiana, un sendero donde los equipos de Brasil hicieron lo imposible para contar con su presencia en las principales instituciones. Su arranque en tierra carioca fue en el Cocamar Paraná, una temporada después se mudó al Chapecó San Pablo, para finalmente desembarcar con gran éxito y comentarios en el Olympikus, valiosos tiempos donde perdió la recordada final del campeonato contra el equipo de Javier Weber, ULBRA. Antes del cruce de milenios, el viejo continente lo volvió a seducir, período donde volvió a Italia, jugando en el Sisley Treviso, pero allí las cosas no ocurrieron como anhelaba, pasando de esa dura decepción a una estructura de menor dimensión como el Asystel Milano. Con compañeros que dieron todo para conseguir buenos objetivos, Marcos se calzó el traje de superhéroe para llegar a una insólita final contra se ex-equipo, Sisley Treviso. Esa campaña con grandes partidos y destacadas actuaciones, halló a ese conjunto venciendo a formaciones como el Macherata en cuartos de final y al Cuneo en semifinales a Cuneo, el mejor de la fase regular. En los siguientes años, su carrera en clubes lo encontró jugando para el Unisul Florianópolis de Brasil en 2002 y 2003, pasando luego al Olympiakos de Grecia un año más tarde.
Con la selección mayor, Milinkovic ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 1995 realizados en Mar del Plata. En semifinales, superó a Venezuela en un partido muy sufrido a pesar de la superioridad del equipo argentino y en la final cuando parecía que Estados Unidos se llevaba la victoria, Argentina recuperó tres pelotas claves para festejar y conseguir la primera medalla de oro panamericano de este deporte. Fue el atacante de mejor efectividad en el Mundial de Japón en 1998 a pesar de ocupar el puesto 11. Otra gran actuación argentina lo tuvo como principal figura en el cuarto puesto conseguido en los Juegos Olímpicos de Juegos Olímpicos de Sídney 2000 y la victoria ante la selección de Brasil con su bloqueo sobre Dante para cerrar el partido y dejar esa jugada grabada entre las más importantes de la historia del voleibol argentino.
Sin dudas el hecho de participar en equipos internacionales, le permitió ganar experiencia y conocimiento del vóley en otros lugares del mundo, lo que sumado a su crecimiento en lo individual fue aspecto clave para su constante convocatoria en los seleccionados de la Argentina en el nuevo milenio. En las Ligas Mundiales, Marcos fue el máximo anotador en fases clasificatorias de los años 1996, 1997 y 2000, tiempos donde jugó en la fase final del torneo en la localidad costera de Mar del Plata allá por 1999, logrando allí la mejor ubicación para nuestra selección con un valioso sexto puesto. Este desempeño dentro de la selección nacional lo halló escogido como el mejor jugador del Mundial Argentina del año2002, tiempos donde la peor ubicación del equipo nacional se dio en el Mundial de Japón, campeonato donde la blanquiceleste consiguió apenas el decimotercer lugar.
Tras una experiencia por distintos lugares del mundo, el llamado interior de recuperar sus contactos de origen jugó un papel decisivo, puesto que en 2008 aceptó la oferta del club “La Unión” de Formosa, un club que sacudió de manera shockeante al mercado de pases al conseguir semejante pase, coincidiendo con la llegada Jorge Elgueta también a aquella entidad provincia, equipo que jugó su primera final de Liga.3. Entusiasmado por jugar en el país, posteriormente pasó a Buenos Aires Unidos y allí consiguió un Torneo Súper 8, un subcampeonato en la Copa ACLAV y un subcampeonato de Liga. Curiosamente, el cierre su exitosa campaña deportiva se vio afectado por factores ajenos a su calidad en las canchas. Ya habiendo anunciado su retiro en el 2013, lo que debió ser su último match y la despedida de las canchas, se trunco cuando el técnico Waldo Kantor finalmente decidió sin motivo alguno excluirlo del banco de suplentes. En aquella noche se comprobó que la decisión no fue por un problema físico sino simplemente por una decisión técnica, algo que en su momento provocó polémicas y sospechas. Lo que no pudo la lógica deportiva, lo consiguió el esfuerzo personal y el apoyo de sus colegas, pues el 16 de septiembre de 2015, finalmente pudo tener su partido homenaje en el famoso estadio Luna Park, match amistoso donde se dio el gusto de jugar delante del público de su país.
Superado ese extraño incidente para su despedida, encaró su tarea como entrenador, algo que lo mantiene dentro de la actividad que tanto amo. En 2016 aceptó entrenar a UNTreF Vóley de la Liga Argentina de Voleibol, lo que significó su debut como DT de aquella entidad. Un par de años más tarde, una tragedia familiar lo golpeó devastadoramente, cuando su hijo Luka falleció ahogado una zona de Croacia donde transitaba con su kayak, fuerte pérdida donde se llamó a silencio para recomponerse de semejante adversidad familiar de forma inesperada. Como entrenador tuvo un tiempo en ese cargo en el equipo de los Emiratos Árabes, pero su regreso más comentado ocurrió hace pocos meses cuando tomó la determinación de asumir como DT en el Club Deportivo Vóleibol San Pedro, un equipo al que Marcos desea colocar en otro nivel de excelencia, habiendo firmado con esa entidad a principios de 2021. Sus 2 metros 5 centímetros siempre han sido un beneficio para sus compañeros y un eterno dolor de cabeza para sus rivales, deportista de poderosa pegada y sensacional bloqueo que siempre se complementó muy bien con compañeros de distinta nacional y estilo. En el análisis de los principales referentes de la generación que la cambió la cara al vóley, lo de Marcos Milinkovic es muy valioso, un capitán que todos quieren tener en su equipo para los momentos más difíciles.
Fecha de Publicación: 01/06/2021
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