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Los Pumas y una catastrófica derrota ante los All Blacks: ¿este sábado habrá revancha?

El equipo dirigido por Mario Ledesma vivió en Australia un inconmensurable traspié frente al plantel neozelandés, a quien volverá a enfrentar el fin de semana por la cuarta fecha del Rugby Championship que se desarrolla en Australia durante estas semanas.

Cualquiera que lea el resultado horas o días después de ocurrido, sin dudas podría pensar que el partido no existió como tal, una situación donde un equipo monopolizó a voluntad las acciones del encuentro, conquistando 39 tantos en esos tradicionales 80 minutos donde esta vez un equipo marcaba un punto detrás de otro, mientras su oponente suplicaba en el fragor del encuentro que el partido se terminase lo antes posible. Sin un equipo de rugby supiese de antemano que el partido que disputará segundos después lo hallara derrotado por casi 40 tantos, probablemente encararía el planteo no para revertir semejante goleada, sino tal vez para intentar que el trámite no fuese tan fácil para su adversario.

Cuando el sábado pasado los equipos salieron al campo de juego australiano en el CBUS Súper Stadium de la localidad de Gold Coast, la ilusión de ver un partido relativamente equilibrado debe haber durado unos treinta segundos, antes que los neozelandeses tomaran el balón para arrancar un ataque que abrió de manera irrevocable el marcador a favor del equipo con jugadores vestidos de negro. Convertidos en verdugos impiadosos del plantel argentino en la tierra de los canguros, el equipo de Nueva Zelanda fue una aplanadora que de haber querido podría haber llevado a números aún más brutales el score de un partido que fue un despampanante monólogo con los campeones del mundo llevándose por delante a 15 jugadores que tenían ganas de estar durmiendo en el hotel, antes que exponerse a ese pelotón de fusilamiento con pelota ovalada en suelo australiano.

A contracara de otras recordadas épocas, incluso algunas de ellas bastante recientes, donde el equipo argentino asume una estrategia para sofocar los padeceres defensivos, frente a un rival impiadoso que parece un tanque con orugas conformado por quince gladiadores con vocación asesina, este último sábado los dirigidos por Mario Ledesma parecieron todo el tiempo extraviados y desconcertados ante un temible rival que sabía de antemano como debería ser la logística para no permitirle a su oponente ni el más mínimo intento de poner las cosas a su favor. Los Pumas, con esta desoladora derrota por un impresionante score ante los campeones del mundo, sumaron en la isla oceánica su tercer traspié en el “Rugby Championship”, algo que hace pensar que su presencia en territorio australiano dejará en verdad muy poco para el recuerdo.

Mario Ledesma nunca supo transmitir a lo largo del encuentro, las ideas necesarias para que el equipo mayor de rugby de nuestro país sofocara el incendio estructural que afectó sus cimientos desde el primer instante. Efectivamente y tal como se esperaba, los hombres de negro, casi simulando a la saga protagonizada por Will Smith salieron a imponerse con inagotable autoridad ante los argentinos. Su mecanismo fue instalar un juego implacable que implicara gran desgaste físico, buscando minar la resistencia rival, algo que desnudó la irregular preparación del equipo blanquiceleste. Con el seleccionado buscando atenuar los efectos de una marca defectuosa sobre los neozelandeses, las cosas fueron de mayor a menor y en el segundo tiempo los campeones se floreaban en el ataque pasando sin gran dificultad a los marcadores argentinos, casi como un molinete de subte liberado.