¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónDesde que asumió en su cargo, el entrenador australiano de Los Pumas Michael Cheika se propuso inferirle una determinada personalidad a su equipo, buscando que este concepto de juego se mantenga firme sin estar condicionado a los resultados. La esperada edición del “Rugby Championship 2023” se constituyó en un adecuado tester, primero para saber si la selección argentina de rugby tiene nivel internacional de juego, siendo el otro punto lograr una justa cohesión entre sus líneas. Por primera vez, ante la llegada del inminente Mundial de Francia, este conocido campeonato se realizó en una versión reducida del 8 al 29 de julio, dado que dos meses después comenzará el torneo más importante del planeta, con la presencia de las principales selecciones de todos los continentes. La lectura que el técnico realizó de estos tres duelos con reconocidas potencias, le dejó un sabor agrio y la preocupación lógica ante la cercanía de un torneo donde se puede perder con cualquiera.
El debut ante los “All Blacks” sin dudas metió en una devastadora encrucijada todos los análisis del DT blanquiceleste, cuando los jugadores de nuestro país vieron como el equipo de Nueva Zelanda los pasaba por arriba, como una locomotora enceguecida sin la menor misericordia. La ilusión del entrenador de Los Pumas de ofrecerle justa resistencia al temible equipo vestido de ropa deportiva negra, duró menos que el silbato del árbitro pitando el inicio del encuentro. Alentado por miles de hinchas, los jugadores argentinos se vieron atrapados en una nebulosa estratégica que le tendió el rival, un partido que finalizó con el triunfo de los visitantes por 41 a 12, score que pudo ser mucho mayor si el equipo vencedor no hubiese levantado el pie del acelerador en el último cuarto de hora, dejando a la selección nacional con muchas más dudas y confusiones de lo habitual.
Sin dudas el peor debut posible
El equipo blanquiceleste mostró desde ese turbulento arranque una fragilidad defensiva que asomó testimoniada a medias después de los 80 minutos reglamentarios. En el off the record, los comunicadores bastante cercanos al vestuario local señalaron que la reprimenda en voz alta del DT local en el entretiempo fue atronadora, con definiciones lapidarias hacia algunos bloques operativos.
El duro quiebre de juego y la comunicación estratégica en las líneas del equipo argentino dieron las primeras señales de alerta, en un seleccionado sin líderes o referentes que ante semejante tromba deportiva pudiese operar al menos una mínima estructura de contención en ese primer tiempo que finalizó 31 a 0 para los “All Blacks”. El conjunto de Cheika no solo no pudo apoyar ningún try sino que fue frágil y titubeante para contener los ataques de la escuadra comandada por Ian Foster, que jugado por jugado armó un equipo mucho más ofensivo que la últimas veces que ambas selecciones se enfrentaron. En el segunda mitad, el conjunto albiceleste pudo reorganizarse y contener bastante las llegadas de los neozelandeses, pero no había garantías de una recuperación adelante, por más que en dos ocasiones los delanteros argentinos depositaron la guinda en el rectángulo rival, a los 11 minutos y casi al finalizar el encuentro, mientras los visitantes regulaban energías. Con esta caída en el arranque, el extenso historial deja traslucir un grillado competitivo con 32 derrotas ante los neozelandeses, un empate y dos históricas victorias.
El siguiente capítulo pareció la dosis de oxígeno que necesitaba la selección argentina tras la brutal paliza recibida una semana antes en Mendoza, exhibiendo en el duelo jugado en Sydney un juego más elaborado y consistente que le permitió a Los Pumas alzarse con la victoria a pocos minutos del final frente a los australianos. En un emocionante final donde la victoria de los locales parecía no estar en duda, un try de Juan Martín González justo en el último minuto del partido, le permitió a la Argentina un triunfo esperanzador jugando como visitante en esa zona de Oceanía. Los Wallabies australianos venían de perder en el partido debut con Sudáfrica por 43 a 12, donde el equipo de los simpáticos canguros vivió la incomodidad de un equipo local que, como los All Blacks en Mendoza frente al staff argentino, no le perdonó ningún error en sus planteos defensivos.
La última competencia del equipo blanquiceleste finalmente transcurrió en Sudáfrica, el sábado 29 de julio en el estadio Ellis Park de Johannesburgo, un choque con el equipo local donde los anfitriones ganaron agónicamente por 22 a 21. Los Pumas dieron batalla y reaccionaron sobre el final de este partido, pero el tiempo no le alcanzó a la formación de nuestro país para empatar o conseguir una segunda victoria en el último partido de esta competencia internacional con formato reducido. Argentina mostró nuevamente muchas inseguridades en el fondo, bastante inconsistencia en sus líneas y recién con la inocultable desventaja en el marcador, el equipo visitante pareció despertarse para buscar el desquite que estuvo muy cerca de ocurrir. El DT de los Springboks, Jacques Nienaber, reconoció que el conjunto albiceleste se convirtió en un rival a temer, lo cual deja traslucir la eficacia que puede exhibir Los Pumas cuando se mantienen concentrados en su objetivo inicial.
Sin embargo, las primeras reacciones del técnico argentino no estuvieron en concordancia con lo manifestado por su par australiano, dado que el entrenador Michael Cheika en contacto con varios corresponsales, volvió a manifestar su fastidio con los numerosos yerros de la estructura defensiva. Conforme con algunos momentos de los tres partidos de esta dura competición entre potencias, el DT australiano que maneja al equipo de nuestra nación evitó pronunciarse en profundidad al no esgrimir un balance de lo ocurrido. Con el Mundial de Francia 2023 a muy pocas semanas de su arranque, el técnico de la escuadra nacional se tomará su tiempo para varias decisiones. La primera y más importante, tomar sus recaudos en la convocatoria de los jugadores que participarán, para llegar en perfectas condiciones físicas a la desgastante dinámica de un campeonato global como este, pero al mismo tiempo encontrar rápido dentro las performances apreciadas recientemente, a los adecuados interlocutores para sostener una estructura de juego y una gama de objetivos lo suficientemente claros, para pensar a lo grande y retornar a Buenos Aires cargados de la desilusión.
Imágenes: UAR
Fecha de Publicación: 06/08/2023
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