La enorme e inocultable cara de disgusto de Mauricio Pochettino este miércoles cuando el árbitro marcó el final, decretando la clara victoria 2 a 1 del Manchester City ante el París Saint Germain, encuentro que cerró la zona de la Champions donde ambos participan, fue la mejor postal para simbolizar la enorme incomodidad que siente el entrenador rosarino con su connacional y co-provincial jugador Lionel Messi. Si bien los rostros de felicidad el último fin de semana habían sido postal elocuente, después de la victoria 3 a 1 del PSG sobre el Nantes, potenciada por el primer gol del delantero recientemente adquirido por la entidad francesa, el malestar que por dentro mastica el director técnico a pocos meses del ingreso de esta nueva y fulgurante estrella deportiva, resulta muy difícil de disimular casi al cierre del calendario 2021,con el equipo parisino liderando a esta altura muy cómodo el campeonato local y teniendo asegurada su participación en los octavos de final del torneo continental, donde a pesar de la derrota el equipo de las superestrellas ya está clasificado.
Haciendo gala de un silencio estampa que se parece en muchísimos casos a la silenciosa rigurosidad de no emitir conceptos que tenía en otras épocas Alfio ”Coco” Basile desde sus tareas como DT de muchísimos conjuntos de balompié, Mauricio Pochettino, que hasta el momento venía con la tranquilidad de seguir obteniendo el título local frecuentemente, no halla la forma de ocultar lo incómodo que se siente por estas horas con la llegada de una fantástica figura como el ex-número 10 del Barcelona, delantero que no rindió como todo el mundo esperaba. En sus reflexiones menos exteriorizadas; Pochettino siente que la “Pulga” debería estar funcionando como un mecanismo de relojería dentro del gran equipo que tenía armado hasta el momento en que el rosarino decidió abandonar el club catalán, para recalar en la “ciudad luz” y así sumarse a un plantel de estrellas que le cuesta al equipo presidencial de jeques árabes importantes cifras de euros cada temporada. Nadie a esta altura puede sentirse satisfecho con lo ocurrido, menos cuando a mitad de semana el equipo inglés de Pep Guardiola se tomó desquite del partido de ida, ganándole al PSG con una comodidad en la cancha que no estuvo totalmente reflejada en el marcador final.
El malestar de Mauricio Pochettino pasa por estas horas, con muchas de las cosas que por estos meses debió tolerar, aspectos sobre los cuales no tiene control y que afectan de una forma muy preocupante el rendimiento de su equipo, plantel de figuras que no rindió en el segundo semestre del 2021 acorde a las expectativas desatadas tras la llegada de Messi a la delantera parisina. Primero debió readaptar el estatus físico del jugador que militaba en el plantel culé, tras un parate de un mes entre su última presencia en una cancha jugando para Argentina en la Copa América, deportista que no podía exponer ubicándolo desde el vamos en la cancha sin una mínima adaptación a todos sus compañeros. Ya esa pausa que insumió la inserción del delantero, participando paulatinamente de los partidos, provocó a los pocos segundos un rictus en sus expresiones, admitiendo que tener a una estrella sin el nivel esperable no era la mejor de las noticias a esta altura de los acontecimientos. Fueron cuatro los partidos hasta que el rosarino jugó de arranque un encuentro y recién durante el último fin de semana, la “Pulga” marcó el primer tanto con la casaca 30 del equipo parisino en el torneo local, demasiada espera para algo que debió ocurrir mucho tiempo antes.
Agravando toda esta situación, Pochettino no ocultó a cualquiera que lo consultara, que cada convocatoria de sus jugadores para participar de las eliminatorias de “Qatar 2022”, le fue generando una úlcera emocional de fuerte calibre, entendiendo que justo cuando todos sus jugadores conformaban una unidad sincronizada en su equipo, debían marcharse para jugar con sus respectivas selecciones. Esta bronca y fastidio se corporizó cuando Messi en uno de esos viajes volvió seriamente lastimado de su rodilla izquierda. Como en un juego de serpientes y escaleras, el foul de un jugador colombiano al delantero rosarino lo dejó al reciente atacante incorporado al PSG fuera de las canchas un par de fechas, provocando a esa altura de las circunstancias una comprensible furia en el DT al comprobar que jamás podía plantear una línea de juego con tantas modificaciones semanales en su formación, tanto para los compromisos del campeonato local, como en los decisivos encuentros que el Paris Saint Germain debió desarrollar por la Champions, torneo que figura como gran prioridad en la temporada 2021-2022 para el entrenador y los millonarios dueños de esta institución parisina.