Lionel Messi comprendió que la Champions League no será un soñado jardín de rosas

Por más que parezca obvio y previsible, el traslado de Lionel Messi al fútbol francés sin dudas fue una alocada señal de alarma para todos los equipos que participan actualmente de la Champions League, históricamente el campeonato de clubes más importante en todo el viejo continente. Evidentemente las imágenes de la gran noche del atacante argentino en el Estadio Monumental el jueves pasado, cuando el astro convirtió frente a Bolivia los tres goles de su selección en una performance soñada, desataron las alertas en todos estos equipos que enfrentará el París Saint Germain, institución que desembolsó 140 millones de euros para armar un lujoso tridente de atacantes con Neymar y Mbappé. Ningún club que participa en la competencia más importante de Europa quiere convertirse en el equipo al que Messi lo perfore como un queso gruyere en apenas 90 minutos.

Eso determinó que desde el preciso instante que ingresó al campo de juego para arrancar por primera vez un partido oficial con la casaca de su nuevo club, todas las miradas de los rivales se concentrasen en su mediana humanidad, entendiendo que si el ídolo conseguía su objetivo, las repercusiones de dicha performance rebotarían mucho más de lo pensado ante semejante circunstancia. Cuando Lionel Messi ingresó al campo de juego usando la blusa alternativa del PSG con mayoría de color blanco y algunos detalles azules, advirtió que lo vivido en España hasta mediados de año había sido un paseo por Disneylandia sin límites ni controles. Jugar en el fútbol francés, donde todos los rivales querrán anularlo a como de lugar, y también participar en el torneo internacional más importante del viejo continente, asoma sin dudas como pasar de un placentero peregrinaje por verdes campos de placer a recorrer territorios donde las infracciones sobre su humanidad caerán como bombas enemigas una detrás de otra.

La advertencia sobre el nivel de complicación que representa participar en este famoso campeonato internacional de clubes, Messi la tuvo pocas horas antes de trasladarse a Bélgica para jugar con sus compañeros, al comprobar que ni siquiera Cristiano Ronaldo pudo disfrutar del primer duelo interclubes, cuando el Manchester United perdió como visitante contra el ignoto equipo suizo de Young Boys. El portugués abrió el score de ese duelo, pero un rato más tarde quedó con diez jugadores y en el quinto minuto jugado de suplementario, los locales consiguieron el 2 a 1 en un partido pesado y desgastante. Esa fue la advertencia que recibió el delantero argentino: para conseguir su objetivo de volver a conseguir esa copa que sueña levantar con sus compañeros, habrá que poner un extra a ese objetivo, frente a rivales que principalmente no quieren quedar en ridículo con algún despliegue del creativo rosarino en los partidos que sostengan futuramente.             

Este miércoles a la tarde, por la primera fecha de la Champions League, el PSG contó con la presencia de Lionel Messi desde el comienzo y solo pudo empatar 1-1 con Brujas en Bélgica. El argentino jugó finalmente su primer partido como titular en el famoso equipo parisino, advirtiendo que todo lo que le habían comentado sobre la dureza de marcación y tenacidad de los rivales se quedó corto frente a la realidad ocurrida durante el match con los jugadores belgas. En los primeros minutos, el equipo de ese país supo plantarse en el campo de juego, impidiendo así que el rival pudiera crear jugadas que impliquen un serio riesgo para la valla local. La defensa y el mediocampo del Brujas se las ingenió bastante bien para alejar a Messi, Neymar y Mbappé de su arco, generando además durante esos primeros minutos algunas aproximaciones que mantuvieron en alerta al arquero Keylor Navas. Sorpresivamente, a pesar de los intentos del local, el París Saint Germain fue el club que consiguió romper con el empate sin goles justo a los 15 minutos, tanto que en esos minutos sonó injusto pero no sorpresivo.

Aunque la transacción del gran deportista argentino por casi 150 millones de euros haya acaparado todas las miradas y comentarios, el jugador más importante en la actualidad del equipo parisino sigue siendo Kylian Mbappé, quien se mandó un jugador para que su pase fuera recibido por Ander Herrera para definir de zurda festejando el 1-0. La gran frescura y cambio de velocidad que le pone la estrella de la selección francesa que se consagró en Rusia 2018 es inocultable, concentrando las miradas del público más allá que la mayoría prefiera seguir al más mínimo detalle cada movimiento del jugador argentino en su inicio deportiva en la entidad gala. La ventaja alcanzada con ese resultado parcial no hizo que el conjunto parisino se mostrase superior en la cancha, razón por la cual el empate no tardó mucho en llegar. A los 27, Hans Venaken recibió una asistencia desde el lado izquierdo del ataque belga y con un disparo de mucha potencia colocó el 1-1 para el Brujas, resultado que no se modificaría en el resto del encuentro.

Se sabía obviamente que en algún momento de esa primera parte el delantero argentino se las ingeniaría para intentar algún intento de desnivelar el resultado, algo que ocurrió sobre el final de la primera etapa, cuando cerca del área grande logró sacarse de encima a varios rivales disparando sobre el palo derecho del arquero Simón Mignolet, remate que sacudió el travesaño y volvió al campo cerca de un defensor belga que la colgó en campo rival sin mucho titubeo. Con algún gesto de comprensible fastidio por no lograr establecer algunas de sus clásicas jugadas con sus compañeros, el nuevo delantero del PSG recompuso en el entretiempo su configuración y resistencia al tratarse del primer partido que jugaba desde el arranque, dejando en claro que con el transcurso de los encuentros irá alcanzando todo el nivel de competencia deseado para esta clase de desafíos deportivos. Lo que no supo o imaginó el talentoso atacante rosarino es que el equipo local redoblaría los ataques sobre el arco del equipo parisino, postura que desnudó que el París Saint Germain es un club de la mitad del campo para adelante y otro totalmente preocupante en su costado defensivo.

En el análisis posterior, obviamente puede aseverarse que los cambios realizados por el entrenador Mauricio Pochettino en la formación francesa no mejoraron el rendimiento del equipo, situación en el complemento donde los galos siguieron sufriendo los ataques del club local. Gracias a las buenas respuestas que mostró cuando fue requerido el fantástico arquero Keylor Navas, el PSG pudo mantener el empate, no sin pasar por algunos tramos del match donde la pelota volvía hacia el arco visitante casi sin respiro. Los belgas dieron sobradas muestras de no temerle en absoluto al tan mentado tridente formado por el añejo delantero argentino, Neymar y la estrella francesa de cabello muy corto. Lo que no estaba en los planes de nadie, fue que a los 74 minutos Kylian Mbappé tuvo que retirarse por una preocupante lesión, ingresando en su lugar ingresó Mauro Icardi. El delantero francés se comprobó que sufrió un golpe en su pie izquierdo, dolencia que le impidió continuar hasta el final del encuentro. En un partido que iba y venía a velocidad cautivante, nadie alcanzó a capitalizar los errores del contrario, momentos donde la falta de ideas no dejaron de estar muy presentes en el PSG y Brujas aprovechó ello para adueñarse por momentos del balón, pero sin ideas concretas cerca del área grande. El equipo local igualmente puso sus recursos en acción y llegadas riesgosas, recibiendo algunos contraataques en el final del plantel visitante, pero, pese a los intentos por parte de ambos, el duro empate 1-1 terminó siendo el resultado definitivo de un match trabado y con algunos momentos dinámicos.

Messi tuvo momentos de juego interesante y otros donde padeció la marca a presión, algo que le costó recibir la tarjeta amarilla cuando reaccionó a un fuerte trancazo lateral que lo desestabilizó en un veloz ataque francés. El argentino intentó de todo, pero no recibió en este partido la sociedad que necesitaba, pues Neymar estuvo desaparecido de principio a fin, un partido donde el arquero Keylor Navas fue lo mejor de la visita. El juvenil volante Leandro Paredes se prendió en las grescas por la marcación incesante y debido a ello, el técnico Mauricio Pochettino decidió sacarlo en el entretiempo para no tener un jugador condicionado por la cartulina amarilla que recibió en la primera parte. Los deportistas locales Hans Venaken y Charles De Ketelaere mostraron su talento ante los parisinos, especialmente este último que se convirtió en el mejor jugador del partido, según la crítica mirada de la prensa allí presente. Los muy escasos momentos del ataque parisino donde Messi tuvo el control de la situación, debió debatirse con la dura marca de Éder Álvarez Balanza, que le importó tres pepinos la transferencia millonaria de su colega al fútbol galo, metiéndole pierna fuerte en varias ocasiones sin llegar a lo descalificador. Para el equipo visitante, el 1 a 1 fue un resultado frustrante, sobre todo desde el juego. Sucede que salvo alguna aislada jugada de esas que siempre Messi desarrolla, los de Pochettino no tuvieron un buen funcionamiento colectivo, partido donde el exitoso delantero rosarino advirtió de principio a fin que conquistar en esta edición la Champions League no será ni remotamente un camino de rosas, sino obviamente todo lo contrario. 

Imágenes: PSG