La puerta 12

El 23 de junio de 1968 ocurrió la tragedia más importante de la historia del fútbol argentino y una de las más grandes de la historia argentina a secas. En la cancha de River se jugaba el segundo tiempo del clásico contra Boca. Nunca se terminó de dilucidar del todo qué fue exactamente lo que pasó, pero en concreto podemos decir que la salida estaba cerrada y la gente empujaba desde adentro, la situación llegó al punto de lo insostenible y 71 personas perdieron la vida. La mayoría eran menores de edad.

Hay dos cosas que siempre me llamaron la atención del incidente. Por un lado, que no sepamos bien qué es lo que pasó. Una versión dice que estaban colocados los molinetes que se usaron para que al ingresar a la tribuna los hinchas de Boca no se colaran. Esos molinetes, una vez que ingresaron los espectadores, se sacan, justamente para facilitar la desconcentración. Es decir, desidia. Irresponsabilidad. Incapacidad para organizar un evento de semejante importancia.

La otra versión es aún peor (si es que se pueden establecer jerarquías en tragedias de esta magnitud). Esta segunda explicación hace recaer la responsabilidad sobre la policía. Recordemos que era 1968 y que Onganía había usurpado el poder. Hay testimonios que dicen haber visto a los caballos de la montada atropellando gente y prácticamente metiéndose en la puerta. Acá ya no hay desidia: es un simple y llano asesinato múltiple. No sé a partir de cuántas víctimas se considera “asesinato en masa”, creo que 71 son bastantes.

Lo otro que siempre me llamó la atención es que no haya habido castigo para nadie. La AFA le dio poco más de mil dólares a la familia de los muertos para que renuncien al reclamo judicial. Pero preso, nadie. Encargados del operativo sumariados: ninguno. Lo malo de que este tipo de situaciones no tengan una represalia es que nada nos hace pensar que no vuelva a ocurrir. Hoy en día la ex puerta 12 se llama Acceso L. Si alguna vez pasan por ese ingreso, preséntenle mis respetos a las 71 víctimas.