Queridos seguidores de la saga de notas que revisitan la historia de River, hemos llegado a 1952. “La Máquina” ya no existe, pero River saca chapa de equipo gigante y logra refundarse con otra formación impresionante, que también pasará a la historia: “La Maquinita”. Veamos.
1952 va a encontrar a River una vez más campeón: 40 puntos, 65 goles a favor y 48 en contra. Pero el título es solo el primer resultado de otra gesta que se viene armando: nace “La Maquinita”, la sucesora de “La Máquina”. Estaría compuesta básicamente por Santiago Vernazza, Eliseo Prado, el uruguayo Walter Gómez, Ángel Labruna, Félix Loustau y el arquero insignia Amadeo Carrizo. Ese año también conseguirían la Copa Ibarguren.
En el 53, campeones de nuevo, esta vez con tres puntos más que el año anterior: 43, algunos goles menos a favor (60) pero con una defensa mucho más fuerte, que recibiría solo 36 goles en todo el torneo. También tendrían en sus filas al goleador del campeonato: Eliseo Prado con 20 tantos. 1954 sería “un mal año” para los riverplatenses: terminarían terceros a 7 puntos de Boca (es impresionante lo alto que habían subido la vara, un tercer puesto era vivido casi como un fracaso).
1955: River arma otro equipo histórico
Pero en el 55 volvía la mística: ganarían tres torneos al hilo. Además, ese año el equipo volvería a reforzarse mucho: volvía Néstor “Pipo” Rossi (había estado jugando en el Millonarios Fútbol Club de Colombia) y se sumaban Federico Vairo (de Central) y subía desde las inferiores Enrique Omar Sívori. El primero de los tres campeonatos, el del 55, tiene un sabor especial: una vez más, se consagran en la Bombonera. Empiezan perdiendo el partido, pero Labruna mete el empate y Zárate el gol definitivo (este sería el último gol de Labruna en partidos oficiales frente a Boca: con 16 tantos es, todavía hoy, el mayor goleador de la historia del superclásico).
En el 56, campeones de nuevo (solo 4 partidos perdidos), pero sufren una baja fundamental para el funcionamiento de “La Maquinita”: el Palermo italiano compra a Walter Gómez. Los jugadores argentinos empiezan a ser buscados por los equipos europeos.
Minella demuestra su capacidad como entrenador y logra gambetear las bajas: Sívori se consolida y reemplaza definitivamente a Prado, Loustau, ya veterano, empieza a alternar el carril izquierdo con Zárate (quien se ganaría el puesto definitivamente) y dos sobrevivientes de “La Máquina” orientan a los más jóvenes: Labruna y Carrizo. Pero faltaría uno para hacer historia, el del 57, el del tricampeonato. Habrá que esperar a la próxima entrega para conocer los detalles, porque ese año pasaron, además, cosas muy importantes para la historia de la institución.
Si quieren leer las entregas anteriores pueden hacerlo en los siguientes links:
Primera Parte (El principio de todo)
Segunda Parte (Primer título e inicio de la relación con la Selección Nacional)
Tercera Parte (Primer título en la era profesional)
Cuarta Parte (River gana el primer superclásico en la era profesional)
Quinta Parte (Se inaugura el Monumental)
Sexta Parte (Se empieza a armar “La Máquina”)
Séptima Parte (“La Máquina” empieza a ganar todo)
Octava Parte (Se desarma “La Máquina”)
Novena Parte (Termina una de las décadas más gloriosas de la historia de River)
Décima Parte (Primer equipo argentino de la historia en ganar en Inglaterra)
Hipólito Azema nació en Buenos Aires, en los comienzos de la década del 80. No se sabe desde cuándo, porque esas cosas son difíciles de determinar, le gusta contar historias, pero más le gusta que se las cuenten: quizás por eso transitó los inefables pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Una vez escuchó que donde existe una necesidad nace un derecho y se lo creyó.