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La gran hazaña argentina

Se cumplen 50 años de la hazaña de los Torino en el exigente circuito de Nürburgring. Que puso a la Argentina en el podio del automovilismo mundial.

Amamos las epopeyas. Y cómo no enamorarse de ésta, que lo tuvo todo? Este año, se cumplen 50 de la gran hazaña argentina en el automovilismo. La que protagonizaron "los Torino de Fangio" en Nürburgring, 1969.

Todo empezó con el sueño de "El quíntuple", que quería ver un auto argentino triunfando en Europa. Sabía que podía darse. Y si hay alguien que sabía, era él. La competencia elegida fue la de las 84 horas del circuito alemán, porque era para autos versión de calle. El circuito que lo vió ganar a Fangio su último campeonato...

El auto: el Torino del señor Kaiser. Un auto adaptado por Oreste "El mago" Berta, de un auto de la American Motors diseñado por Pininfarina.

Empezamos con problemas

Todo venía bien encaminado al principio. Con el típico entusiasmo argentino de probarnos contra los mejores. Pero algo falló: Kaiser le vendió su industria de Córdoba a la Renault. Que no quiso apoyar a la aventura, de entrada. Así que entre Fangio y el Director Competición de la nueva Renault (Lobbosco) tejieron un astuto ardid. Y ahí se convirtió en "La misión argentina de los Torino de Fangio". Todos empezaron a colaborar. Quién le iba a decir que no a "El quíntuple"?

Se decidió que los autos iban pintados solo de Argentina. Se decidió que Oreste Berta, con solo 30 años, era el Director Técnico de la misión. Oreste elegió a 12 mecánicos para llevar con él: Ángel Andreu, Adolfo Batelli, Arturo Casarín, Enzo Comari, Roberto Cordero, "Pepe" Diez, Gelmino Giaccone, Fernando Huertas, Pablo Macagno, Pedro Sáenz, Raúl Zagaglia y Juan Carlos Zurita.

Cuando todo estuvo armado, Renautl no tuvo más remedio que poner los autos. Fueron 4 modelo 380W. Y la misión partió hacia Alemania con 10 pilotos. Oscar M. Franco, Eduardo Copello, Alberto Rodríguez Larreta "Larry", Gastón Perkins, Eduardo Rodríguez Canedo, Jorge Cupeiro, Carmelo Galbato, Luis Di Palma, Oscar "Cacho" Fangio y Néstor García Veiga (como suplente). Viajaron con un mes de anticipación. Fangio era muy meticuloso y no quería dejar nada librado al azar.

Menos mal que fueron con tiempo...

Ni bien llegaron a Alemania, comprobaron que el reglamento había cambiado y tuvieron que ajustar las carrocerías que Pronello había fabricado en Argentina.

En las pruebas, todos se exigían al máximo. Y así se dieron dos piñas fuertes. Eduardo Rodriguez Canedo dejó a su auto como una banana. Tanto que hubo que modificarlo para que pudiera correr. El eje trasero llevó las ruedas desplazadas 5 cm; una hacia afuera de la carrocería y la otra hacia adentro. Y Berta, que era el que más probaba los autos, destruyó uno totalmente. Se le reventó una llanta y dió como 500 trompos. Hubo que recurrir al muleto para completar el trío competidor. Ahí les mandaron llantas reforzadas desde la Argentina.

Los frenos también tuvieron lo suyo. Los autos eran muy pesados para que las pastillas soportaran la competencia sin cambios. Entonces "El mago" consiguió unas de las primeras pastillas de cerámica, en Alemania. Que solo tuvieron que ser cambiadas una vez.

La hazaña

"La marathon de la route" (así se llamaba la exigente carrera, de 84 horas ininterrumpidas) largó el miércoles 20 y terminó el sábado. En un circuito áspero, en medio de un bosque. A la noche, la visión se reducía notablemente. Y diluvió casi toda la carrera. Las chances de los argentinos eran grandes solo para los argentinos.

Ante la incredulidad del mundo, los 3 Torino se mantuvieron hasta más alla de la mitad de la carrera en las primeras posiciones. Promediando la competencia, Cupeiro se fue de pista con el 2. El auto era prácticamente ingobernable por el accidente que había tenido en las pruebas. Se quedó encajado y no pudo volver a la competencia. Pero haber durado media carrera entre los primeros, con ese auto, ya era una hazaña.

El 1, que manejaba Di Palma, se quedó sin luces unas horas después y también se despistó en medio de la noche.

Así quedó solito el 3. El de la hazaña mayor. El de la anécdota del tango. Larry llegó hasta la Zona de Reparaciones. En la que el piloto solito podía arreglar algún desperfecto, sin ser penalizado el auto. Si no, cada minuto en boxes se multaba con una vuelta menos. Así que Larry tenía que cambiar las pastillas de freno solito. Como se puso nervioso, se acercó Berta y empezó a darle instrucciones. Cosa que fue advertida por un comisario y Oreste tuvo que abandonar a Larry. Pero ahí surgió toda la viveza de "El maestro". Se acercó Fangio y empezó a darle instrucciones a Larry, simulando estar cantando un tango. Viveza criolla de la mejor.

El 3 siguió en carrera y alcanzó la punta. Era imparable el auto. Venía primero, con cuatro vueltas de más sobre el resto. Cuando tuvo que parar en boxes para que le arreglaran el escape. Se había roto y no perjudicaba al auto, pero hacía ruido más allá del permitido por el reglamento. Oreste y uno de los mecánicos se quemaron literalmente las manos, pero lo repararon en tiempo récord. 10 minutos. El auto salió a pista y de nuevo lideró la carrera hasta el final. Fue el que más vueltas dió. 334, en total. Dos más que el ganador. Pero lo penalizaron con 10 vueltas. Así terminó 4to, a pesar de haber llegado primero. Paradójicamente, el Lancia Fulvia que ganó, tuvo el mismo inconveniente. Pero los tanos llevaban un escape alternativo, que les permitió al piloto cambiarlo en la Zona de Reparaciones, sin penalización. Cosas de la experiencia.

El tema es que autos, pilotos y mecánicos argentinos se codearon con los mejores (Porsche 911, Lancia Fulvia HF, Ford Capri V6, BMW 2002 Ti, Mazda R-100 Wankel) y terminaron arriba. El reconocimiento del mundo fue inmediato.

En la Argentina se los recibió como héroes. Lo tenían bien merecido.

Este año, al cumplirse 50 años de la hazaña, se hizo un gran festejo en Alta Gracia, Córdoba. En el centro de desarrollo de "El mago". Estuvieron los 3 Torino evocando los 84 horas. Enmarcados por una caravana de más de 500 "Toros", que llegaron desde todos lados del país. Un festejo que sería bueno repetir todos los años. Después de todo, fue la mayor hazaña automovilística del país.

Imagen: www.facebook.com/vivifangio/

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