¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónLa felicidad de los hinchas millonarios de volver a la cancha este próximo domingo, nada más y nada menos que frente a Boca Juniors, su eterno rival, contrasta interiormente con la potencial sensación que el encuentro frente a los Xeneizes este fin de semana puede ser la última vez que Marcelo Gallardo dirija al equipo en un duelo de este nivel. Resultados adversos por doquier, una campaña de resultados negativos como local después de todas las remodelaciones que se hicieron al campo de juego, sumados a la venta de jugadores en la consideración del DT como intransferibles, generaron un caldo de cultivo donde todos los elementos se han mancomunado para que el entrenador que ganó doce títulos con esta institución, finalmente después de muchos amagues, decida hacer de manera oficial aquél deseo de no continuar dirigiendo a los millonarios, para tristeza de todos sus seguidores.
La capacidad de reinventar al plantel sumando jugadores de las inferiores, cada vez que la dirigencia no titubeó en vender a determinadas figuras del club que le aportaban un poder ofensivo muy destacado al equipo, parece estar en parte agotada por la obvia necesidad de tiempo para que los nuevos valores puedan adquirir la experiencia necesaria, mostrando su evolución a mediano plazo. Ese muy incesante desgaste de no contar con incorporaciones a fin de cubrir el voluminoso éxodo de jugadores destacados en el último lustro, generó al talentoso entrenador un malestar que solo quienes conocen el vestuario puertas adentro, entienden hasta donde el fastidio de un DT que se cansó de impulsar nuevos deportistas, los cuales una vez afianzados en sus puestos, terminaron siendo comercializados a varios equipos europeos que desembolsaron muchos euros para contar con ellos. El problema es que los billetes ingresados por esas transacciones, después no se ponen la camiseta y salen a jugar, sino que terminan en un banco mientras el entrenador asume el dilema de ubicar en esos lugares de la cancha nuevas personalidades deportivas que logren adaptarse a esta filosofía futbolística, un estilo que tantas alegrías le brindó a la institución del barrio de Núñez en la última década de competiciones.
Sin dudas el antes y después dentro de la exitosa campaña de Marcelo Gallardo como DT de River, hay que buscarlo paradójicamente en el momento de mayor éxito del club, justo en diciembre de 2018, cuando los millonarios consiguieron la Copa Libertadores frente a su eterno rival en suelo español, al ganar 3 a 1 un partido que debió jugarse fuera del país por los brutales incidentes ocurridos en ambos estadios previo a la partida final del torneo más importante en la consideración continental. Si bien después de aquella muy histórica conquista en suelo español todo parecía encaminarse a más y mejores logros dentro de la senda recorrida por Marcelo Gallardo y sus dirigidos, lo cierto es que con el paso de los meses, los millonarios perdieron ese poder especial de definir los partidos difíciles a su favor, sufrieron varias derrotas catastróficas que impactaron en el ánimo no sol de todos sus jugadores sino principalmente en el cuerpo técnico, shockeado por algunos resultados muy demoledores donde el club de Núñez no la pasó realmente nada bien.
Perder la siguiente final por la Copa Libertadores frente al Flamengo de Brasil con dos goles del gran Gabriel “Batigol” Barbosa, obró como los numerosos cartuchos de dinamita que derrumbaron los cimientos en los que se sustentaba la confiabilidad del fuerte equipo dirigido por el ex–volante del club millonario, una derrota que todavía se sigue sufriendo emocionalmente por la manera en que ocurrió, cuando el resultado faltando poco tiempo para la finalización auguraba un nuevo título a los riverplatenses. Después de eso, todas las situaciones que podían terminar mal para River, ocurrieron de manera catastrófica en un sendero que se fue saturando de más derrotas que triunfos. En medio de ese oleaje que mezclaba aisladas alegrías con humillantes partidos cayendo derrotado con varios rivales muy inferiores, algunos de estos jugando como local, fueron socavando la respuesta del entrenador de una forma lenta y paulatina, quien muchas veces optó por el silencio como la mejor respuesta a varios papelones en diferentes clases de competiciones.
Después que volvió el fútbol a los estadios tras las graves restricciones sanitarias, River de la mañana a la noche se encontró con que estaba eliminado de la Libertadores frente al Atlético Mineiro, mientras que en la Copa Argentina, nada más y nada menos que Boca se encargó de dejarlo afuera en una definición por penales después de igualar el partido jugado en cancha neutral. Semejantes cimbronazos fueron contundentes para el técnico millonario, quien por entonces habló con los dirigentes para ofrecer su dimisión, la cual fue rechazada inmediatamente, pero el malestar reinante en el staff técnico con bastantes actitudes de los directivos, entre ellas vender jugadores claves del engranaje millonario, terminó fastidiando a Marcelo Gallardo y sus colaboradores, porque lejos de recibir una ayuda a esas parciales evoluciones deportivas, constantemente debía afrontar el desafío una y otra vez de reamar un equipo donde sus figuras terminaba exiliadas de una forma muy fulminante.
Si bien el factor anímico será un condicionante para el técnico cuando este domingo se siente en el banco millonario alentado por su público, buscando convencerlo de no dejar la institución riverplatense, el desgaste que Marcelo Gallardo exhibe es inocultable para los dirigentes, los jugadores y los medios especializados. El exitoso entrenador entiende que necesita una pausa después de tanta vorágine, para descansar, recomponer fuerzas y ver si quiere seguir dirigiendo, lo cual llevaría a cabo en el exterior, pues ya admitió en muchas oportunidades que en Argentina solo dirigirá únicamente a River. Desgastado y solo con el objetivo de conseguir el campeonato local, una deuda pendiente que muchos le reclaman a pesar de las valiosas conquistas internacionales, la sensación de un adiós con el superclásico de fondo puede convertirse en una incómoda pesadilla para todos los hinchas millonarios, quienes buscarán desde su apoyo mantener al entrenador cuidando el proceso de reformulación deportiva encarada hace más de 10 años en el club de Núñez.
Imágenes: Télam
Fecha de Publicación: 01/10/2021
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