¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Viernes 02 De Junio
El deporte que mayor cantidad de campeonatos mundiales dio a la Argentina, lejos, es el boxeo con 40, contabilizando solamente las grandes entidades, sino el número bordea los 50. Hablamos de varones en casi un siglo de práctica masiva. Las mujeres arrancaron en los dos mil, con la pionera y múltiple campeona mundial Marcela “Tigresa” Acuña, y superan los 30. Y en la actualidad tienen una decena en el podio destacándose la reciente defensa de Celeste Alaniz, en la noche compartida con Acuña en Libertad, provincia de Buenos Aires. La gran próxima velada para el box femenino, hoy en día el deporte más ganador y que mejor representa al país, es que la campeona Gold de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) Jazmín “La Jefa” Villarino se enfrentará el 12 de noviembre en el Palms Casino de Las Vegas con la súpercampeona Seniesa “Super Bad” Estrada, con la ilusión de unificar coronas en peso mínimo. Ante un rival que tiene un impresionante récord de 22-0, 9 KOs, contra 6-1, 1 KOs de la compatriota, Villarino se para de manos, “esas adversidades, me ponen más las pilas”, enfatiza la rionegrina, “Voy para el frente como loca. Soy la segunda boxeadora argentina que pelea en Las Vegas, y si gano, voy a ser la primera. Voy a buscar la hazaña para Argentina”, con el aliento necesario de 47 millones.
“Esta va a ser la pelea más difícil de toda mi carrera. Sin dudas”, sostiene quien defendió el título el México en marzo pasado, y sube la apuesta del combate en Estados Unidos, “y la contrincante me duplica en peleas y fama. Eso me va a jugar a favor. Ella estoy segura que sube confiada, y más aún yo, que soy la tapada. Voy por el batacazo. Algo que no me gusta llamarlo así porque estamos trabajando muy duro por el mejor resultado. Y traer otro cinturón mundial”, se ilusiona Jazmín. Nos ilusiona.
Jazmín Villarino: Yo empecé a los 14 años en España. Nací en Bariloche pero de chica mi familia se instaló allá. Y me mandó mi mamá ya que estaba en una etapa de la adolescencia medio complicada, medio rebelde, con un cambio de casas porque mis padres se separaban. Así que mamá me recomendó a un profesor amigo y empecé a practicar con ganas desde el primer guanteo. Desde la primera clase yo soñaba con ser campeona, ni idea tenía (risas).
JV: ¡Siempre me pregunto eso! Yo que soy paz y amor, que no me gusta nada la violencia, aunque reconozco que mi profesión puede ser vista de violenta por gente que no se dedica. En el ring tenés que aplicar la violencia para progresar. Algo quedará para una charla pendiente con un sicólogo, en algún momento. Lo único que sé es que hace doce años me hace muy feliz el boxeo.
JV: Empecé en Ibiza a los 14 años y a los 17 debuté en España. No había casi mujeres boxeadoras españolas y menos en esa isla. Mi debut fue con la campeona de allá, que obviamente me ganó, pero acepté porque para aprender, hay que ir al frente. Después de cuatro peleas en Europa, que las realizaba más bien en Mallorca, volví a la Argentina porque noté que existían acá un montón de posibilidades en el box femenino, mucho más que allá.
En el país empecé a pelear todos los fines de semana, sumando 39 peleas de amateur, y tuve el honor de representar a la Argentina en un Panamericano en Bolivia, y disputar el Mundial de Astana (Kazajistán) en 2016.
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JV: En la Argentina siempre peleé en mosca, minimosca, en los 48 kg. La mía ideal sería la mínima, que es 47.700, aunque aún no tiene desarrollo en el ámbito local. Pero salió la chance de pelear por el título mundial de la categoría Gold -mosca- en noviembre de 2021, que estaba vacante, y me enfrentaba a una venezolana zurda - Yenifer León-, que contaba con muchas más peleas. Tenía un excelente récord. Justo había cambiado de técnico, Kiyoshi Hatano, y me arriesgué. Creo que si gané mis últimas peleas es un poco gracias a él. Y nos jugamos y salió todo increíble.
Imaginate que es el sueño de cualquier boxeador. Campeón del Mundo. Y que no para porque uno quiere más cinturones, más peleas, más defensas. A eso voy a Las Vegas, por más.
JV: Sin dudas soy una boxeadora que va el frente. Igual estoy en una etapa de aprendizaje e intento pensar mucho más arriba del ring. No ir tanto a la guerra y medir los tiempos para saber en qué momento apretar, cuándo regular. Cuándo ser más estilista. De todas formas, soy la boxeadora que va al frente, obvio (carcajadas).
JV: Decidí ser mamá y retirarme del boxeo. No me duró nada (risas), solamente el embarazo y un poquito del puerperio. Sentí que el boxeo era mi vida y volví enseguida. Lo que me cambió es que ahora lo tomo con mayor seriedad y no pierdo ni un minuto en el gimnasio. Soy consciente que voy entrenar dejando a mi hijo. Y cada triunfo lo valoro más porque siento que lo conquisté restando tiempo con mi nene. Cada golpe tiene que rendir al máximo.
JV: El boxeo femenino argentino se encuentra en un gran momento. Se sabe que hay mucho talento. Quizá está faltando apoyo tanto privado como público. Y lo ves con las diferencias enormes que tenemos con las boxeadoras norteamericanas o europeas. A mí no me alcanza para vivir del boxeo. Vos no sabés cuándo peleas. Corrés con el riesgo de lastimarte y nadie te cubre. Recién ahora tengo un promotor que asegura una serie de peleas fijas. Yo subsisto con las clases que doy en gimnasios en Liniers y Parque Avellaneda. No conozco a muchas colegas argentinas que tengan un promotor que les pueda organizar la carrera para que vivan de pelea en pelea.
JV: No. A nivel bolsa no está reconocido. A nivel espectáculo bastante porque el boxeo femenino siempre da espectáculo en todos los estadios del país. Entonces digamos que no está bien reconocido para los espectáculos que ofrece, ni por el gran nivel que tienen las boxeadoras locales.
JV: Es muy loco cuando me encuentro con gente que no es del box femenino. Un montón se sorprenden que una se dedique a esto profesionalmente. Menos te creen que seas campeona del mundo como la fueron Carlos Monzón o Sergio Martínez. Y te preguntan cosas de cajón de cómo mantenés el peso, o si te duelen los golpes. Algo que si fuese varón, ni se les ocurriría, ja.
JV: ¡Cada vez más! Soy muy cabulera. Tengo amuletos que la gente me da, que siento que tienen toda la onda, y otros que me desprendí porque percibía que estaban trabando. Detalles como que debo entrar primero al avión antes que el entrenador. Voy adaptando las cábalas y, seguro, en Las Vegas aparecerán nuevas. Con o sin cábalas, estoy lista para dar gran el golpe.
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Fecha de Publicación: 10/11/2022
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