El país sin indiscutibles

Escribo esto el 2 de mayo de 2018, un mes antes de que empiece el mundial, y todavía no tenemos la lista de los jugadores que van a ir. Sólo tenemos una certeza  porque la magnitud de Messi nos trasciende. Si fuera por nosotros, tampoco él tendría su pase asegurado. Si fuera por nosotros, le pondríamos “peros” a cada palabra que justifique por qué Lionel es fundamental en  la Selección. Enumeraríamos en rojo todos sus últimos “errores” (no me alcanzan las comillas) con la camiseta de Argentina para avalar que hablamos con conocimiento de causa, como si tuviéramos la capacidad y la formación de armar una buena estrategia en el campo de juego de la Copa del Mundo (me atrevo a asegurar que ni yo ni los que están leyendo estas líneas cuenta con tal conocimiento).

¿Cómo puede ser? Entiendo perfectamente que los jugadores de fútbol pasan por altibajos, que se lesionan, que están más o menos motivados, pero ¿no sería bueno para la preparación psicológica de un atleta de altísimo nivel, como son todos los que tienen su posibilidad de representarnos en Rusia, saber con un poco de anticipación que están frente a uno de los hitos de sus vidas? ¿No llegarían mejor? Parece que no. Parece que es mejor (¿para quién?) jugar a la especulación y a la escucha activa hacia la opinión popular, por sobre la seriedad con la que deberían tomar este tipo de decisiones.

Hace un poco menos de cuatro años, después de la tapada a Robben que le costó un desgarro, estuvimos a punto de sacar el obelisco y poner en su lugar una estatua de Mascherano. Hoy, hay hasta canciones pidiendo que no se lo convoque. Higuaín erró dos o tres goles en finales, es verdad, lo tengo que admitir, pero también hizo 31 goles en 63 partidos, casi medio gol por encuentro, 5 de ellos en mundiales. A él le debemos la victoria contra Bélgica en Brasil, sin ir más lejos. Y cada vez que entra a la cancha nos da un escozor. Se ve que no solo sucede en la política que los argentinos no tenemos memoria.

¿Qué nos pasa? ¿Qué le pedimos a nuestros ídolos? Entiendo (y quizás, hasta comparta) que un mundial no es un partido homenaje, que tienen que jugar los 11 que estén mejor en ese momento; de hecho, no estoy diciendo que haya que convocar a Higuaín o dejar de convocarlo (aunque para despejar cualquier duda aclaro que sí creo que debería ir: es un delantero exquisito), lo que quiero decir es que somos muy desagradecidos. Aún hoy hay gente que cuestiona a Messi o que dice que “en la Selección no rinde como en el Barcelona”, después de ganarle, él solo, a Irán y a Nigeria en el 2014 y de ser el goleador histórico de la albiceleste.

No puedo dejar de pensar cómo tenemos el tupé (pido disculpas por la expresión, denota mi  edad) de juzgar a  Messi por ser exitoso allá y no acá. ¿No es exitoso acá? ¿Qué es el éxito en el fútbol? Porque tenía entendido que ser el mejor jugador y goleador de todos los partidos se le acerca bastante ¿Qué pretendemos de él? ¿Estamos todos locos?

Por si no quedó claro: no está bien que no haya indiscutibles. Porque cuando todo se pone en tela de juicio, los beneficiados, habitualmente, terminan siendo los mediocres. Aprendamos a valorar a las personas que sí tienen un compromiso, un talento y una habilidad que está  a la vista de todos. Si nos hacemos los distraídos y pensamos que “no es para tanto, podrían hacer más” ¿Qué ganamos con eso? Una mejor performance (si acaso eso es posible), seguro que no.

Y en este punto, quizás, no esté hablando sólo de fútbol.