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“Dibu” Martínez: Un arquero que deberá regular su bizarro histrionismo para no terminar víctima de su trampa

El guardametas titular de la selección argentina y del Aston Villa alterna dos desempeños contrastantes en medio de sus actitudes en el campo de juego, una inestable situación en la que se hace necesario un saludable equilibrio personal y profesional.

Muy alentado por sus compañeros, quienes lo felicitan por esas actitudes histriónicas que expone cada vez que la selección argentina tiene un tiro penal en contra, las semanas del arquero Emiliano “Dibu” Martínez transcurren diametralmente opuestas entre sus grandes atajadas bajo los tres palos del equipo sudamericano, en relación a su comportamiento en el club inglés Aston Villa. El buen desempeño de Martínez en la Copa América logró en pocos días que la salida de Franco Armani de ese puesto pasara totalmente desapercibida, un detalle no menor tomando en cuenta que este último fue el arquero titular en el último mundial jugado en Rusia hace tres años representando a nuestro equipo mayor.

El cambio de jugador en un puesto decisivo como el de guardametas merece una especial consideración dentro de la estructura de la selección mayor de fútbol, puesto que aquellos que sobresalieron en ese puesto con buenos desempeños en los mundiales 1978, 1986 y 1990 no se destacaron como “personajes” extrovertidos en el campo de juego, exponiendo notable capacidad de juego, pero configurados en recordadas conductas de discreción en cada una de sus participaciones tanto con la selección argentina como en los clubes que los tenían como titulares en aquellos momentos de la historia deportiva. Ubaldo Matildo Fillol, Nery Pumpido y Sergio Goycochea se convirtieron en figuras inolvidables de este puesto tan destacado, sin apelar a comportamientos sobreactuados, arqueros que tuvieron un lugar muy especial en la historia específicamente por su rendimiento profesional.

 

Fillol se consagró como el guardametas campeón con River Plate en 1975, arquero que se desempeñó varias temporadas en ese club hasta que Cesar Luis Menotti lo convocó para cubrir los tres palos del equipo que salió campeón en junio de 1978, sobresaliendo por sus atajadas y también aquél penal que tapó con el seleccionado de Polonia en Rosario. Nery Pumpido fue también arquero de River y su llegada a la selección campeona de 1986 fue por su excelente campaña en el club millonario, año donde los millonarios ganaron todos los títulos que un equipo podía obtener en una temporada local e internacional. El caso de Sergio Goycochea, que se desempeñó también en River Plate es diferente, pues su arribo al puesto de arquero titular ocurrió durante el recordado Mundial de Italia 1990, cuando dentro de los primeros partidos Nery Pumpido sufrió una grave lesión que obligó a poner un reemplazante en ese puesto, sobresaliendo el “Goyco” cuando en las rondas decisivas a raíz de ciertos empates, los duelos fuertes se definían con los tiros desde los 12 pasos.

Estos tres arqueros, especialmente Goycochea demostraron notable eficacia a la hora de atajar penales, sobresaliendo el también guardametas de Racing por sus contenciones en ese mundial jugado hace 31 años, atajadas que le permitieron llegar a la gran final contra el seleccionado alemán en julio de 1990. Desafortunada y paradójicamente, justo aquél partido decisivo contra los germanos se definió por un penal decretado faltando escasos minutos para el cierre del partido, un disparo a favor de los alemanes que Goycochea no pudo contener, lo que devino en el título para el equipo europeo en esa temporada. Luego de aquella fenomenología, los jugadores convocados para cubrir el arco argentino en los siguientes mundiales vivieron altas y bajas que no le permitieron a nuestro país tener un guardamentas indiscutido, por más que hasta el mundial 2018 fueron muchos los deportistas que se ubicaron debajo de los tres palos de nuestra selección. Tiempos donde la valla argentina fue cubierta por jugadores como Roa, Cavallero, Lux, Abondancieri, Franco y Sergio Romero, siendo este último el más discutido por los especialistas en sus constantes convocatorias, tomando en cuenta que el guardametas no jugaba como titular en el equipo inglés que lo tenía contratado. El puesto de arquero para el último mundial tuvo tres referentes: Romero, Caballero y Franco Armani, siendo este último el que se quedó como custodio de la valla nacional en el complicado torneo jugado en territorio soviético. Ofreciendo una relativa garantía, su presencia en el match contra el equipo que finalmente salió campeón, el desempeño de Arman contra la selección francesa fue penoso y olvidable en aquél 4-3 favorable al notable equipo galo.