¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónEl drama que significa para cualquier institución la circunstancia de vivir un descenso, golpea a todos los involucrados por múltiples razones. Primero por el espíritu deportivo y esa poderosa necesidad de mostrarse vigente, por más que el equipo ande a los porrazos venciendo y sufriendo derrotas en dramático zigzag para no jugar los sábados el año que viene. Pero la razón más importante naturalmente radica en un punto no menor: los equipos que se van a la B (Nacional o la categoría que les corresponda), dejan de percibir importantes ingresos de la AFA a través de los contratos por televisación semanal para todo el mundo.
En la actual temporada, después de varias idas y venidas, los dirigentes de la AFA dieron el golpe de escena anunciando que después de meditar bien la situación, la cantidad final de equipos que perderán la categoría en la Primera División serán dos y no tres como se había estipulado inicialmente para este calendario de competencias post-mundial. Todas las miradas estuvieran puestas en el accionar de Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, que tomó las riendas de esta decisión, argumentando que el campeonato actual debe incluir un total de 28 equipos, lo que permite para la estructura financiera de la entidad, la cifra apropiada de encuentros transmitidos en directo por las señales que tienen todos los derechos respectivos. Cuantos más partidos se jueguen, hay bastante más facturación por emisiones, publicidad y otras cuestiones derivadas de emitir la totalidad de los encuentros que comprenden una fecha en la divisional más importante del país.
Luego de las polémicas que estallaron por esta decisión que el Comité Oficial de la AFA estableció casi en cuestión de segundos en una reunión en sus habituales oficinas de la calle Viamonte, los medios y los hinchas de muchas instituciones dirigieron sus miradas hacia el barrio de Avellaneda, por motivos más que conocidos. Fruto de temporadas con resultados sencillamente desalentadores, el presente del club Independiente es mucho más que preocupante, después de vivir estos últimos años con muchísimas derrotas encima y muy poca fuerza de recuperación en los resultados. Hasta la llegada de Carlos Tévez para ocupar el puesto de entrenador en el club de los diablos rojos y los primeros triunfos consecutivos, la mayoría de los hinchas del equipo más ganador de la Copa Libertadores de América, no oculta su gran desazón entendiendo que este año más que nunca caminan sobre el precipicio del descenso sin que nadie o nada pueda rescatarlos de semejante debacle deportiva. Los cambios dirigenciales sumado a los conflictos económicos, han obrado como caldo de cultivo para fomentar una atmósfera densa y traumática, meses donde la inhibición del club para poder comprar una gama de refuerzos quedó suspendida, por las enormes deudas de la institución en variadas situaciones comerciales ocurridas en la última década.
Visto como la clara excusa para retrotraerse en la medida implementada, reduciendo el volumen de equipos que bajarán de categoría, la AFA se compró un conflicto cuando los hinchas de varios clubes no titubearon en señalar que esta decisión fue para evitarle a uno de los clubes de Avellaneda el traumático paso por la divisional B, tan temida durante el cruce de milenios. Lo cierto es que con la llegada del “Apache” a la conducción del club rojo, las cosas lejos de tranquilizarse empeoraron el clima reinante, situación que terminó de explotar durante el partido que sostuvieron Independiente y Vélez Sársfield hace pocas semanas en cancha del primero. Una jugada cerca del área del equipo de Liniers culminó con un penal para el equipo local cuando el partido estaba empatado, conversión en gol que le permitió a los dirigidos por Tévez alzarse con una agónica victoria. Esos tres puntos se convirtieron veloz en seis al tratarse de dos instituciones que buscan mantener la categoría mayor, luego de atravesar recientes temporadas con pésimos resultados en la cancha, con varios entrenadores despedidos y las hinchadas con un límite de paciencia realmente al borde de explotar, como un volcán de Oceanía en tiempos de brutal erupción.
Más allá que hay equipos que pueden caer de divisional como Arsenal o Huracán, los que ya desde el año pasado venían preanunciando esa posible debacle, lo puntual es que este año hay cuatro equipos muy conocidos, con gran caudal de seguidores y un espacio en la gran consideración deportiva muy destacada sumidos en esta preocupación. Ellos son Vélez, Independiente, Gimnasia y Esgrima La Plata y Colón de Santa Fe, clubes que no lograron hilvanar muchos triunfos en los recientes torneos, quedando expuestos por los angustiantes promedios anuales que se confeccionan cada temporada, para establecer los registros respectivos. Estos equipos, que antes de la pandemia tuvieron un desempeño deportivo más halagador, ahora llegan a los últimos partidos del año sabiendo que solo sirve ganar, para escaparle al drama que les representa la simple idea de jugar el año que viene en otro difícil contexto, compitiendo los días sábados para poder recuperar el lugar que podrían perder al final de la temporada 2023 si no cambian drásticamente de rumbo.
Los equipos que están en esa zona incómoda de la tabla, entienden que caer de categoría en los tiempos financieros que corren, generará un inconmensurable caos en sus arcas, lo que los llevará a desarmar los planteles actuales, ante la necesidad de equilibrar el nivel de gastos con respecto a los probables ingresos compitiendo en una categoría más baja que la actual. Los actuales derechos de transmisión que reciben los clubes no pasa por el nombre o prestigio deportivo de las instituciones existentes, sino por la categoría en la que juegan, dado que el dinero que perciben los equipos de primera es muchísimo más importante y voluminoso que aquellos que compiten en categorías inferiores.
Para mal de males, lejos de aportar claridad en los encuentros y ayuda a los árbitros en las situaciones más polémicas o discutibles, la utilización del VAR (Video Assistant Referee) en el fútbol de primera ha generado un poderoso malestar, con fallos y decisiones que se discuten hasta la nueva fecha de competición. El reciente caso del gol que Independiente consiguió mediante el disparo desde los doce pasos simbolizó ese caos, pues tanto el juez de campo como el juez del VAR dieron puntos de vista totalmente contrapuestos sobre como se manejó al situación, problema de enorme dimensión que los dirigentes de Vélez cuestionaron una y otra vez. Con esa grave guillotina que significa perder la categoría en tiempos económicos muy complicados, los equipos ubicados en la zona más difícil de la tabla de promedios, padecerán mucho hasta el último segundo del torneo para saber si les espera la gloria o el infierno.
Imagen: Freepik
Fecha de Publicación: 13/09/2023
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