En nuestro país, la designación del Director Técnico de la Selección Nacional de Fútbol es una cuestión de Estado, en especial cuando tenemos un mundial encima. En su momento, cuando se designó a Jorge Sampaoli, muchos se sorprendieron porque no era de los números puestos (después, como siempre, hubo rumores que hablaban de que los otros se negaban a agarrar el fierro caliente que era una selección argentina a cuatro fechas del mundial sin la clasificatoria resuelta). Ahora bien, más allá de que se parece mucho a José María Muscari, ¿qué más sabemos?
En primer lugar, y nada menor, que es Bielsista. Esto, claro, no es garantía de nada, pero digamos que partimos de una buena base. Nacido en Casilda, Santa Fe, como jugador pasó completamente desapercibido. Si bien es verdad que se fracturó la tibia y el peroné a los 19 años, quienes lo vieron jugar afirman que no hubiera llegado a mucho. Como técnico tuvo sus idas y vueltas: dirigió ascenso en Argentina hasta que lo convocaron del Juan Aurich de Perú, su debut en un equipo de primera división. Dirigió ocho partidos y ganó uno solo, así que lo echaron. En fin. De ahí al Sport Boys, también de Perú, de donde se fue en 2003 porque una huelga de jugadores paró el fútbol. Las cosas no le salían del todo bien a Sampa. Para hacerla corta, saltamos al 2010, año en el que lo contrata, por fin, un equipo grande: el Emelec de Ecuador, con quien juega su primera Libertadores de América. De ahí a la Universidad de Chile, donde gana la Sudamericana 2011 (primer trofeo internacional del club) y, ahora sí, a la selección chilena, que nos gana la Copa América a nosotros por penales. Una carrera difícil, pero siempre en ascenso. Esperemos que no se corte ahora.
Hipólito Azema nació en Buenos Aires, en los comienzos de la década del 80. No se sabe desde cuándo, porque esas cosas son difíciles de determinar, le gusta contar historias, pero más le gusta que se las cuenten: quizás por eso transitó los inefables pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Una vez escuchó que donde existe una necesidad nace un derecho y se lo creyó.