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Boca afronta una situación decisiva ante Talleres, afectado por un escándalo de tono infinito

El miércoles los Xeneizes enfrentarán a los cordobeses en la esperada final de la Copa Argentina. Si los boqueases pierden, sus chances para la Libertadores 2022 se verán muy complicadas por no estar clasificado directamente a ese torneo continental.

El aire se corta con una motosierra y si alguien arroja un papel aparecen chispas o fuertes relámpagos de duración incalculable. Asé está el ambiente en Boca Juniors a pocas horas de una final que significa muchísimas cosas al mismo tiempo. Si gana el compromiso que tiene previsto frente a Talleres por la final de la Copa Argentina, se habrá asegurado una ubicación fija para participar en la edición 2022 de la Libertadores, evitando jugar antes una ronda de repechaje para acceder a los grupos tradicionales. Sus desastrosos partidos en la Copa de la Liga Profesional, coronados el último fin de semana con un empate muy angustiante frente a Arsenal jugando como visitante, complicaron las chances del equipo que dirige Sebastián Battaglia para tener un sitio fijo camino al trofeo continental, grave campaña que podría culminar insólitamente con el equipo de la Ribera fuera del torneo que más le importa si no consigue una victoria en la última fecha del campeonato local.

 

Hablar de objetivos suena bonito si el equipo tuviese un equilibrio interno que pudiese en el campo traducirse a performances acordes a los anhelos existentes, pero cuando dentro de la institución xeneize hay un carrousel de escándalos que lejos de detenerse repiten su aparición en el seno de esa institución, poner calma sin que el equipo se vea afectado por estos problemas de comportamiento profesional de sus jugadores, obviamente aparece en estas horas como bajarle la fiebre a un paciente con un vaso de agua. Tres jugadores que vienen en constante cortocircuito con la dirigencia y el entrenador volvieron a dar la nota antes del partido jugado el último domingo ante Arsenal, deportistas que fueron filmados por el sistema de seguridad del hotel de la concentración, ingresando con personas que no cuentan con autorización para dicha permanencia en ese severo refugio deportivo del club boquense.

Increíblemente, Zambrano, Villa y Cardona no fueron sancionados con suspensión a raíz de todo lo sucedido en la concentración xeneize, fundamentalmente porque el entrenador Sebastián Battaglia los necesitaba para el partido de este último fin de semana, jugadores que lejos de aportarle buen juego y algún tanto al club, tuvieron una pésima performance en el Viaducto que no se tradujo a un resultado positivo jugando de visitante. Mostrando a cada segundo una preocupante inestabilidad de mitad de campo hacia atrás, Boca evitó el domingo una previsible derrota contra Arsenal, gracias a un par de atajadas de Rossi, que pudieron significar una grave caída y el inicio de un problema mayor. La imposibilidad de conseguir los tres puntos, que le hubieran asegurado una ubicación directa al equipo hacia la Libertadores del año que viene, provocaron caras largas, gestos de preocupación y gran cantidad de conflictos entre los jugadores y un director técnico que probablemente tenga los días contados en ese puesto profesional.

 

La chance de los Xeneizes de conseguir un nuevo título y de paso clasificarse sin filtros a la Copa Libertadores 2022 sin medias tintas, ahora está ligada a un cruce con Talleres este miércoles en un partido al que ambos llegan con distinta energía emocional. Los dirigidos por Battaglia vienen de una serie de partidos sin resultados positivos, agravados por duros inconvenientes que se respiran en el seno de la institución de la Ribera, mientras que todo parece conducir a un cambio de técnico a fines de temporada, amén de una depuración de buena parte del plantel buscando reducir costos económicos, purgar deportistas con serios problemas de conducta y dejar todo listo para un plantel con una mayor fiscalización del Consejo de Fútbol, manejado desde el inicio de la gestión Ameal en su área de jefatura por el ídolo Juan Román Riquelme. Obviamente una cosa será cerrar el calendario 2021 con la clasificación al torneo continental y un título de tono local frente a Talleres, pero la realidad a estas horas del último mes del año muestra que las cosas no asoman cómodas.

Talleres llega muy entonado por la victoria frente a Argentinos Juniors que le permitió a los cordobeses jugar la final de la Copa Argentina este miércoles frente a Boca, sumado al  éxito deportivo del fin de semana por la Copa de la Liga Profesional, que lo coloca mejor en la tabla de posiciones que ya tiene consagrado a River como anticipado campeón de la edición 2021.Con el entusiasmo de no tener absolutamente nada que perder y pudiéndole arruinar el cierre de temporada a los boqueases, los cordobeses saldrán con una mejorada predisposición anímica al difícil duelo con los Xeneizes, quienes llegan afectados no solo por los resultados deportivos, sino por una crisis que carcome los cimientos del club de un modo profundo a esta altura de los acontecimientos. Si Boca Juniors consigue el título y la ansiada clasificación a la Libertadores, podrá clausurar un año con enormes conflictos de diversa índole que afectaron su estructura puertas dentro y afuera del club, pero si este duelo con los “tallarines” culmina en derrota, habrá un escándalo más grave con bastantes e imprevisibles derivaciones en lo profesional y deportivo.

 

Igualmente a Boca le quedará el match del fin de semana por el torneo local para sumar la cantidad de puntos que lo ubiquen en zona de grupos para la Libertadores 2022, situación que por la forma en que viene jugando el equipo Xeneize no parece tan fácil. Afectado por una gama de conflictos que afectan a los jugadores, dirigentes y otros involucrados, cerrar el 2021 con algo de tranquilidad no parece una misión fácil para el equipo de la Ribera, una institución que en los últimos meses vio degradarse la microscópica armonía que los Xeneizes tenían en los últimos días de la administración Russo. Ahora, con varios lugares de conflicto y un cruce dirigencial donde nadie asume liderazgos certeros, los problemas de Boca pasan por asegurar la clasificación al torneo continental y bajar la persiana veloz antes que nuevos problemas se cuelen en el gran estadio de la calle Brandsen. Viviendo a estas horas un muy duro calvario con derrotas y conflictos que afectan el ánimo de todos los involucrados, el plantel por ahora dirigido por Sebastián Battaglia buscará llevar paz a las intoxicadas paredes del club amarillo y azul, sabiendo que un par de derrotas en estas horas podrían provocar un colapso de dimensiones incalculables en la vida boquense.

 

ImágenesTélam

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