Puede sonar contradictorio, y sin lugar a dudas debería ser tema de terapia: cuando queremos afirmar algo, los argentinos comenzamos la frase con un “no”. Lo hemos naturalizado tanto que ya ni nos damos cuenta, pero cualquiera que nos escucha lo nota al instante.
Sin embargo, hay otra particularidad que deriva de esta contradicción de afirmar desde la negación: cuando debemos hacernos cargo de algo que no salió según lo planeado, jamás recurrimos al “no”. Nos hacemos de ambigüedades, frases a medio camino y otros recursos para no reconocer lo inevitable. En esos casos, lo vago, lo poco definido, es lo que nos permite esquivar el bulto mientras vemos cómo lo resolvemos. Así, hacemos un uso libre de las palabras y las expresiones según nuestra propia conveniencia.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.