En Córdoba, nos encanta reírnos de la gente. En realidad, nos reímos de la gente y con la gente. Nos gusta poner apodos, tener expresiones graciosas. Y, sobre todo, nos gusta gastarnos. Una de las principales causas por las cuales nos reímos entre nosotros es por tener plata y mostrarla exageradamente. Nos reímos del cordobés cheto, que se vuelve re agrandado. Porque, en general, somos agrandados. Pero imaginate si, además de ser agrandado por naturaleza, le agregás un poco de poder adquisitivo a un cordobés. O sea, fuiste. Es cosa de no creer. Por eso, tenemos un par de expresiones con las que nos tomamos con humor estas situaciones.
1. El cordobés no es cheto, es top.
Si hay una forma común de decirle cheto al cordobés es decirle que es top. A la última moda, con todas las novedades y super agrandado. Así es un cordobés que tiene alto poder adquisitivo y que está a la orden de la última moda.
2. El cordobés no es soberbio, es humiento.
“Che, humiento”: así te dicen en Córdoba si ven que se te subieron los humos a la cabeza. Si te subiste al pony, en porteño. Un humiento es un tipo agrandado, soberbio, que se cree mil. Los cordobeses presumidos somos humientos.
3. El cordobés no tiene plata, tá forrau en guita.
Es así. Si tenés mucha guita, “tas forrau”. Esta expresión viene de estar forrado solo que, con nuestra tonada y nuestros mecanismos cordobeses, nos queda diferente. Es que, siempre que una palabra termina con -ado, nosotros nos sentimos más cómodos abreviándolo a -au. Forrado, forrau; asado, asau; alargado, alargau. ¿Cachás la onda?
4. El cordobés no es adinerado, es carteludo.
Carteludo es el cordobés que no solo tiene plata, sino que también que lo demuestra con un cartel de neón. Comprándose los últimos autos, la última moda. Cuando un cordobés anda haciéndose el guitudo, es cheto y tá forrau en guita, es un carteludo.
Argentina, nacida en Córdoba. Investigadora en el área de lingüística. En formación constante sobre las Letras y sobre la vida, gracias a la Universidad Nacional de Córdoba. Mis experiencias en viajes me llevaron a aprender cada vez más idiomas y querer conocer diversas culturas desde adentro. Pienso en la escritura como una herramienta para transformar el mundo y volverlo un espacio justo y equilibrado.