Que lo arregle Mongo Aurelio

“Arreglate con Mongo Aurelio”, se escucha a veces en las charlas de café o en los pasillos de la administración pública santafesina. Algunos de los modismos o palabras atravesadas por el lunfardo que usamos los argentinos tienen orígenes poco felices. Son groseros o hasta “mala leche”, si se quiere. Como el uso de “mongo” en sentido despectivo.  Digo, eso de querer descalificar a alguien dándole una connotación negativa a dos posibles condiciones: tener síndrome de down o ser originario de Mongolia.

Pero lo cierto es que allí están. Son expresiones que se usan. Tarea noble sería la de limpiar nuestro lenguaje de tantas frases que fueron, verdaderamente, malparidas. Lo que habría que ver es en qué lugar del ranking de prioridades a resolver en nuestra sociedad colocaríamos esta tarea…

En fin, mongo Aurelio vendría a ser una variante a los muy conocidos Montoto o Magoya. Dicen que es más extendido su uso acá en Santa Fe. En sí, el nombre se utiliza para hablar con seguridad de alguien a quien, en realidad, nadie conoce. Vendría a ser una manera rápida de sacarse a alguien o algún problema de encima: “Preguntale a Mongo Aurelio”, “se lo llevó Mongo Aurelio”.

Dicen que este personaje tiene un origen académico. Según Héctor Zimmermann, periodista especializado en el origen de muchas expresiones, fueron unos estudiantes de mediados de siglo pasado quienes, aparentemente, combinaron a la figura del emperador y filósofo de la antigüedad Marco Aurelio con Mongo, un planeta ficticio y uno de los escenarios de la tira Flash Gordon. Se dio lugar, de esta manera, a una frase mitad culta, mitad callejera.

Los santafesinos, entonces, cuando no queremos que nos jodas con algún asunto pesado, no te mandamos a que lo soluciones con Magoya ni con Montoto. Te sugerimos que lo arregle Mongo Aurelio.