Nefelibata: Dicho de una persona: Soñadora, que no se apercibe de la realidad.
Tenemos al alcance de nuestra mano palabras hermosas que ni siquiera sabemos que existen. Palabras que, combinando unas pocas letras, resumen exactamente lo que queremos decir. Palabras que nos preceden y nos esperan, palabras que existen para que las hagamos propias.
Nefelibata es incluso más maravillosa en su etimología que en su definición: se forma con las palabras griegas nephele ‘nube’ y bates ‘el que anda’. Es decir: “el que anda por las nubes”.
Nefelibata puede ser una forma de ser o un estado momentáneo. Están quienes jamás tienen los pies en el suelo; los que viven soñando, por las nubes, en otro plano de existencia. Esas personas a las que a veces queremos matar, pero que en el fondo nos generan cierta envidia: poseen un mecanismo único para aislarse lo suficiente de la realidad para que esta no las aplaste.
Otros –todos, cualquiera de nosotros– podemos tener nuestro momento nefelibata: cuando estamos distraídos, dispersos o, tal vez, enamorados. Es una pequeña licencia para escaparnos un rato, donde sea que estemos, y volar. Al fin y al cabo, no se puede estar en la Tierra veinticuatro horas al día.
Poema por Rubén Dario
La primera mención de la palabra nefelibata fue en un poema llamado “El canto errante” publicado en 1907.
… Mi maldita visión sentimental del mundo me aprieta el corazón,
y así cualquier tunante me explotará a su gusto.
Soy así. Se me puede burlar con calma. Es justo.
Por eso los astutos, los listos, dicen que
no conozco el valor del dinero. ¡Lo sé!
Que ando, nefelibata, por las nubes… Entiendo.
Que no soy hombre práctico en la vida… ¡Estupendo!
Nefelomancia: la adivinación a través de las nubes
No parece ser una forma de adivinación muy popular y es difícil encontrar información sobre en qué consiste, pero los pasos básicos son evidentes. En un día con buen tiempo, acostarse en el pasto con la vista hacia las nubes. Se lo describe como un proceso personal y subjetivo, uno debe abrir la mente, realizar una especie de asociación libre e interpretar las imágenes que se dan en el cielo según el significado que uno le dé. Lo bueno de la nefelomancia es que no requiere de ningún equipamiento costoso y no hay reglas. Todo lo que hace falta es liberar la intuición y la imaginación.
Creo que no hace falta aclarar que cualquier intento de predecir el futuro mediante la nefelomancia es absurdo. Pero hay algo en el hecho de tirarse al suelo y mirar al cielo con lo que no puedo estar en desacuerdo. Se trata de dejar volar la imaginación mientras se observan las nubes. Cada tipo de nube tiene su propio carácter y es divertido ver como bailan en la atmósfera. Los delicados cirros (nubes compuestas por cristales de hielo) son mujeres elegantes que se pasean con sus mejores vestidos; los pequeños cumulus humilis (nubes de buen tiempo) son como niños jugando en el parque; y el feroz cumulonimbos (nube de tormenta) es un déspota tirano que destruye todo a su paso. Otras personas tendrán otras interpretaciones... ¿Quién no quisiera acostarse para mirar pasar esta manada de cumulus?
Como siempre en estas artes hay diferentes opiniones, mientras que algunos solo dicen que dejemos volar la imaginación y hagamos caso a nuestra intuición, otros dan instrucciones más precisas. Por ejemplo, “Si ve una nube en forma de cocodrilo es un presagio. Si es parecida a una cara, indica que pronto se reencontrará con un amigo y si tiene forma de elefante presagia éxito económico” o “Ver el arco iris indica que los próximos 12 meses estarán llenos de novedades”. También hay formas tipificadas con sus significados: “Ver gatos en las nubes indica que estás particularmente intuitivo”, “ver círculos en las nubes sugiere un compromiso o matrimonio”. Esto le saca un poco la diversión ya que dejamos de depender únicamente de nuestra imaginación y debemos seguir ciertos patrones para entender el supuesto mensaje que el cielo nos quiere enviar.
Siempre me resultó interesante ver como el ser humano intenta usar cualquier patrón en la naturaleza para adivinar el futuro. Esta capacidad para interpretar formas nos hace excelentes identificando tormentas, por ejemplo, pero también nos hace propensos a caer en la superstición.
Si bien la nefelomancia no deja de ser una manifestación del pensamiento mágico y la superstición, me resulta difícil criticar a alguien que mira al cielo. Lo único que puedo decir es que hay que darle una oportunidad, no a la nefelomancia, sino a la observación de nubes
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