En Misiones, pueblos, arroyos y lugares traen grabados en su nombre alguna linda historia para contar. Animales y plantas, seres queridos o temidos, buenos o malos están inmortalizados en alguna linda placa de bronce (o madera). Puede ser el de un pedacito de tierra colorada o un imponente puente en la ciudad. Los animales, fieles compañeros de los hombres, están entre los nombres más recordados por los misioneros.
¿En serio le van a poner Ratas?
Muchas de las colonias agrícolas misioneras poseen nombres vinculados con diferentes animales característicos de la zona. Algunos adorables, otros no tanto. Existen parajes como Los Pumas (en Aristóbulo del Valle) o Las Ratas (en San Pedro). Los antiguos pobladores aseguran que ambos lugares han sido altamente frecuentados por dichos animales. Las Ratas recibe su nombre a causa de los roedores que se concentraban en el sitio. Los animalitos eran atraídos por las semillas de las araucarias, árbol distintivo del lugar. Y, en algún momento, quién sabe quién, decidió que aquellos roedores se merecían el nombre de aquel lugar.
En la localidad de San Antonio, Misiones, se ubica un paraje denominado Saracura. Cuentan los obrajeros que, luego de comer reviro, llegaban estas aves a picotear los restos de comida del campamento. Cerca de allí, la presencia del Tateto (chancho de monte) da nombre a otro paraje del lugar. Por último, Lechuza es otro de los nombres que recibe un paraje y un arroyo en El Soberbio.
Leones y dorados, entre los mejores rankeados
El León es uno de los nombres más repetidos en la tierra colorada. Hay alrededor de 17 nombres dedicados al rey de la selva. Muchos de ellos son arroyos. Hay uno en Alem y 5 más en Puerto Rico, Montecarlo, Panambí, San Pedro y 25 de Mayo.
Los peces son otros de los mejores rankeados en lo que a nombre de arroyo se refiere. Especialmente el famoso pez dorado, quien aparece en arroyos como el Doradillo (Colonia Aurora). También existen varios Doradito (Dos de Mayo, Colonia Delicia, Colonia Aurora) y Dorado (Dos de Mayo, Puerto Esperanza y Campo Ramón). El magnífico pececito llega hasta la mismísima ciudad de Eldorado, pero como símbolo de la ciudad dorada o prometida.
Misionero y argentino por elección. Profesor de Historia (UBA), aficionado a la astronomía y a la ciencia ficción. Soy docente en el nivel medio y superior, pero antes fui maestro heladero, librero, administrativo, encuestador, mozo y hasta repartidor de películas de VHS. Mi pasión es escribir. Tengo unos cuantos cuentos y unas cuantas historias para contar. Como dicen por mi zona, solo “entre, pase y pregunte”.