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Así se llaman nuestros abuelos

Los mendocinos llamamos a nuestros abuelos con cualquier sobrenombre, menos como “abuelos”. Conocé los casos más comunes.

Los abuelos, esos seres tan queridos en algunos casos, y olvidados en otros tantos. Nunca debemos olvidar que algún día también lo seremos. Pero más allá de la importancia de su presencia para nuestras vidas, en este artículo hablaremos sobre las maneras de referirnos a ellos. En Mendoza es muy poco frecuente escuchar que algún nieto le dice “abuela” o “abu” a su abuela. Es que, en realidad, los parentescos no son utilizados como nombres propios. Tampoco se le dice “tío” al hermano de la madre, por ejemplo.

Al momento de llamar a nuestros abuelos, juega mucho su procedencia o la de su familia. Muchas veces se los llama según el país donde nació o de donde venían sus padres. Muchas veces vamos a escuchar que le decimos “Nona” y “Nono”, para aquellos que llegaron desde Italia. Otra opción es decirles “Tata”, para cualquiera de los dos géneros, como así también “Yaya”. O, simplemente, los llamamos por su nombre. Es más frío y distante, como si fueran cualquier persona, pero es una costumbre muy arraigada en Mendoza. Si se llama Alejandra, será “Ale”. Si se llama Roberto, será “Robert”. Pero no deja de ser una escena poco amable. Un pequeño de 4 o 5 años llamando a su abuelo por su nombre, es raro. Pero es una realidad en Mendoza.

En cuanto a los abuelos que llegaron, o tienen ascendencia, de España, se los llama “Yayo”. Esto aplica sólo para el masculino, entendiendo que, como argentinos, la palabra “Yayo” tiene cierta connotación graciosa y grosera, a partir del personaje del reconocido programa de televisión.

Otra manera de decirles a los abuelos es “Güeli”. Esto es, en realidad, un extracto de la pronunciación de la palabra “abuelito”. Tanto para el femenino como para el masculino, muchos mendocinos se refieren al padre de sus padres como “güeli”. Se trata de una forma más cercana y cariñosa que la anteriormente descripta.

El problema de los inmigrantes

Aunque son pocos, existen muchos abuelos o ya difuntos bisabuelos que llegaron desde Alemania. Allí, abuelo de dice “opa” y abuela se dice “oma”. Cuenta la historia que una una joven mendocina se puso de novia con un joven mendocino, descendiente de alemanes. De hecho, su abuelo vivía en Mendoza. Cuando charlaban entre ellos, él le decía que había estado en la casa del “opa”, para referirse a que había ido a la casa de su abuelo. Desconcertada, la novia no decía nada, pero se preguntaba cómo podía ser que su novio insultara así a su abuelo. Es que, en la jerga mendocina, “opa” es una persona poco avivada, que roza la estupidez. Hasta que un día, la chica le aconsejó que no insultara a su abuelo. Pero éste le explicó las cosas y la mujer comenzó a llamar de la misma manera a los abuelos de su novio.

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