Los argentinos somos emprendedores por naturaleza. El rubro gastronómico es, sin dudas, uno de los que más opciones de negocio ofrecen, pero existe un pequeño inconveniente: a todos se nos ocurre lo mismo al mismo tiempo, y por eso no muchos perduran. Durante los últimos 20 años, los emprendimientos gastronómicos fueron mutando y reproduciéndose sin parar. ¿Hacemos un repaso?
Rotiserías A fines de la década del 80, antes de que el delivery fuera algo común y cotidiano para todos, la posibilidad de tener comida casera sin la necesidad de prepararla uno mismo era una gran idea. Así fue como nacieron las rotiserías, que comenzaron a poblar los barrios con su oferta de milanesa napolitana y ravioles cuatro quesos.
Tenedores libres Comenzando los 90, el consumismo y la necesidad de tenerlo todo en grandes cantidades llevó naturalmente a una opción innovadora para comer afuera: los tenedores libres. Barato, mucho de todo y de forma desmedida: ese espíritu duró algunos años, pero poco a poco fueron pasando a mejor vida.
Parripollos Por la misma época, y ahora sí de la mano del delivery, los barrios comenzaron a minarse de estos locales gastronómicos en cuyo nombre debía aparecer sí o sí la palabra
pollo. Pero uno puede comer pollo solo hasta cierto límite y, con el tiempo, ese límite llegó: los parripollos ahora son –en la mayoría de los casos– solo un lindo recuerdo.
Medialunas Hacia finales de década, la opulencia iba decayendo y la gente comenzó a optar por opciones más económicas. Para la hora del mate, comenzaron a aparecer las franquicias de medialunas que ofrecían un producto básico y aceptablemente rico a un precio razonable. Aún quedan algunas, aunque el precio es cada vez menos razonable.
Sushi Ya entrados en los 2000, y cuando la crisis había amainado un poco, lo gourmet comenzó a tomar terreno. Los deliverys de sushi se multiplicaron de forma incontrolable y, al final, solo sobrevivieron los mejores.
Comida orgánica Verduras, frutas, snacks: ahora todo es orgánico y saludable. Nada de comida chatarra y tirarse en el sillón a mirar la tele; lo que va ahora es salir a correr y sumarse a la onda
fit. Los emprendimientos de comida natural libre de agrotóxicos son cada vez más y, por ahora, no les está yendo nada mal.
Cervecerías artesanales Si antes era difícil encontrar un bar donde sirvieran cerveza tirada, ahora es difícil no chocarse con uno cada 200 metros. Las birrerías artesanales están en auge y todo el mundo siente que también puede hacer su propia cerveza. Veremos cuánto dura el suceso y si, como siempre, solo sobreviven los pioneros. Y los que son realmente buenos.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.
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