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Veraneantes santafesinos y la “grieta”, parte 2 

Segunda entrega de un imperdible análisis: los veraneantes santafesinos y sus dos grandes tendencias. 

Con la apertura nacional de los setenta, los veraneantes santafesinos de la clase trabajadora, comienzan a animarse a conocer la costa atlántica. Así, Mar del Plata fue, de movida, el primer lugar en la elección. Los hoteles se cuentan por miles y los lugares para alojamiento también, de las categorías más altas a las más humildes. Hay cantidad de hoteles y complejos de gremios estatales y privados, campings, cabañas, pensiones, moteles y el alquiler de casas y departamentos es muy apreciado, por cuanto permite abaratar costos, aprovechando la provisión de la mejor carne, verduras y frutas que se ofrecen en esta zona del país. Es común, entonces para los bolsillos algo flacos, cocinar en el departamento alquilado, o comprar la comida en la infinita cantidad de rotiserías con que cada lugar de veraneo cuenta. Como entretenimiento, desde el más económico que es pasear por la rambla, las calles peatonales y las plazas en las que siempre hay espectáculos gratuitos, hasta los más caros que son las funciones de los famosos teatros, existen también pequeñas salas en el centro, que brindan espectáculos de todo tipo, con una entrada sumamente accesible.  

Poco a poco, los comentarios acerca de cómo los veraneantes en la costa disfrutan de su estadía junto al mar a su manera, hicieron que muchos conozcan las diferentes opciones que esta ciudad brinda y se vayan animando a enfrentar el desafío de pasar las vacaciones en la costa. 

Costumbres playeras 

La permanencia en la playa también tiene sus cuestiones. Se sabe que el viento está siempre presente y no hace tanto calor como en nuestra querida Santa Fe. Surge la posibilidad de alquilar carpa o sombrilla en un balneario, esto tiene su costo, pero le brinda al cliente varias comodidades: lo resguarda de viento, le brinda sombra abundante, reposeras y mesa, instalaciones sanitarias excelentes, pequeñas boutiques, juegos para niños con profesores, bar y comedor que, de requerirlo, acercan a la carpa el menú elegido, muchos también tienen piscinas y solarium. De todos modos, existe una enorme cantidad de gente a quien le gusta más permanecer en su sillita playera y su loneta cerca del agua. Los más previsores, despliegan sus pequeñas carpas, pero en todos los casos bien acompañados de su heladera con todas provisiones necesarias y por supuesto, del infaltable equipo de mate. Estas diferentes maneras de decidir la estadía en la playa, también son tema de discusión al momento de planificar el viaje. 

El panorama se amplía 

Muy pronto, otras localidades fueron ganando preferencia, según se trate de un grupo familiar o grupos de jóvenes. Así, Villa Gesell primero y luego San Bernardo (en el Partido de la Costa), capitanean la elección de adolescentes y jóvenes que encuentran en sus playas actividades acorde con sus intereses y modernas discotecas. Los que disponen de mayor presupuesto, no cambian Cariló, Ostende o Pinamar por ningún otro destino, aunque Mar de las Pampas, con sus dunas pobladas de bosques y su encantador paseo comercial, es también un lugar que el santafesino en busca de tranquilidad ha comenzado a elegir, desde hace pocos años. 

De todas estas opciones, ¿cuáles son las principales preferencias de los santafesinos veraneantes? Sin dudas, Carlos Paz se lleva el premio al destino más elegido, en la oferta cordobesa. Ante la elección del mar, obviamente, gana Mar del Plata por afano.  

Los fanatismos por uno y otro paisaje hacen que la “grieta” sierras/mar continúe vigente en los veraneantes santafesinos, al aproximarse las ansiadas vacaciones de verano. 

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