Algunas personas nacen antes de su tiempo: razonan y viven un mundo que todavía no existe, pero que siempre termina por llegar. Tita Merello es un claro ejemplo de esas mujeres que antes no existían y ahora están por todos lados. Feminista, con una libertad sexual escandalosa para su época, nunca se calló nada y nadie le dijo jamás lo que debía hacer. Tita pasó sus primeros años en un orfanato, trabajó de sirvienta y de trabajadora rural. Fue analfabeta hasta su adolescencia, pero con los años terminó escribiendo algunas de las letras de tango más irreverentes de nuestra historia. Se convirtió en actriz y cantante sin haber estudiado teatro ni canto: su escuela siempre fue la calle, y construyó su carrera a fuerza de talento y voluntad. De joven se consideraba una chica triste, pobre y, además, fea: “Presentía que iba a seguir siéndolo siempre. Después descubrí que no hace falta ser bonita. Basta con parecerlo. Soy insolente de nacimiento y temperamento. Y con capacidad para sostener una insolencia”. A nadie le sorprendería ver a Tita marchando frente al Congreso por estos días, porque –como decíamos– hay mujeres que nacen antes de su tiempo, o nacen para allanarles el camino a las que vienen detrás.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.
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