Un laburante de la risa. Esa sería una de las definiciones del actor y comunicador social Manuel Gutiérrez Arana, el barilochense alias Mamo, que presenta “Un país generoso”, una vuelta de tuerca irreverente a los grandes temas argentinos. Un toque de atención delirante semana a semana que podés disfrutar en exclusiva en serargentino.com En los comentarios de Mamo descolla su paso por el periodismo, una mirada editorial de la actualidad, y también la experiencia de un claún que busca el riesgo y la improvisación. Y con la tela para cortar de las noticias nacionales, buenas y malas se mezclan en el mazo, con el humor en proa, un pequeño diccionario ilustrado de cómo somos y, un poco, cómo podríamos ser.
“Tratamos de recuperar la realidad desde un punto de vista delirante”, avanza Mamo en bosquejar “Un país generoso”, y detalla el actor que exhibe una sólida carrera actoral en la Patagonia argentina, “Esa fue la brújula en la línea editorial y que a mí no me abrume la realidad. Y moldear un presentador desde el claún y no asentado en el periodista. Además, no quería trabajar con la información dura porque soy muy escéptico a cómo nos llega a través de los medios. Así que opté por reír sobre la realidad con la ayuda en guiones de un amigo actor, Alejandro Talarico. Juntos encontramos una vuelta disparatada donde nos sentimos cómodos. Entonces acá no se hablará de la grieta ni se señalará un sector u otro”, remata el actor que tuvo un resonante éxito recientemente con su unipersonal, “Cansado de pensar”.
Periodista: ¿Cómo eligen las noticias de “Un país generoso”?
Mamo Gutiérrez: No replicando lo que los medios nos imponen como agenda. Tenés claro los temas ineludibles, por ejemplo la pandemia, y otros tal vez que son tapa pero que no me laten tanto. Y ahí aplico la técnica de la improvisación. O sea que cuando veo un tema que me hacer reír, o me emociona, me meto hasta la manija “Un país generoso” se hace más desde las tripas que desde la cabeza. Si te querés informar no veas “Un país generoso” pero si querés reir, éste tu programa. Y también si querés reflexionar sobre lo que nos pasa en la realidad con una sonrisa.
P: Hay una búsqueda particular de las imágenes que también dicen cosas…
MG: Con las imágenes también opinamos en “Un país generoso”. Funcionan muy bien sumando más chistes en escena, y complementan un guión alocado, donde pasan muchas cosas en pocos segundos. Por otra parte, vamos probando secciones envío a envío. “Un país generoso” aprende del país generoso anterior. La idea también es destacar un propuesta audiovisual que no sea solamente la noticia del día sino que sirva para pensar cómo somos. Pintar el ser argentino partiendo desde la actualidad.
P: ¿Por qué “Un país generoso”?
MG: Me gustaba desde el doble sentido que tiene la expresión. Un lado peyorativo que posee el dicho ante una realidad con tantas injusticias. Y, la vez, la Argentina país generoso, con su salud pública, la educación pública, y ser un país de brazos abiertos a todos los ciudadanos del mundo. Es un territorio tan generoso desde los paisajes a los recursos, los alimentos, la gente. Nos divertimos con la actualidad sin dejar de aspirar a cierta profundidad crítica.
Mamo, Bariloche ida y vuelta
P: ¿Cómo llega del periodismo al teatro?
MG: Trabajé como periodista en el diario Crítica de Jorge Lanata, en un diario de Estados Unidos para la comunidad latina, y en la radio FM Cultura y Radio 10. Después empecé con el periodismo ambiental pero me dí cuenta que era muy complejo ir a fondo con la información. Al menos eso me pasaba. Sentía que necesitaba varios meses de investigación para honrar las fuentes. Y el periodismo del minuto a minuto no brinda esos tiempos. En paralelo venía haciendo teatro y estudiando en la escuela de clown más grande de Latinoamérica, la de Marcelo Katz en Buenos Aires. Y la improvisación y el teatro fueron ganando la partida a la comunicación social.
P: Esos no fueron sus primeros cambios radicales, ¿cierto?
MG: Ja. Cuando terminé el colegio en Bariloche vine a Buenos Aires a estudiar comunicación. Y al recibirme decidí curtir la ciudad. Quería vivir una ciudad que se te impregna en la piel. Buenos Aires estimula hasta los poros porque caminás por la calle y ya te pasan cosas. Levantás una baldosa y saltan artistas. Buenos Aires es una aplanadora de arte y cultura.
Después de ocho años de allá estaba trabajando en una consultora de comunicación y medio ambiente y comprendí que pasaba casi todo el día encerrado en una habitación. Era un lindo laburo pero el físico exigía moverse. Y decidí mudarme a Hawái con el objetivo de estar más en contacto con la naturaleza, menos con la computadora, y más conmigo. Hawái fue una especie de retiro conmigo mismo. Cuando venció la visa laburé en México como fotógrafo y recorrí Centroamérica. Volví a Hawái una temporada y regresé a Buenos Aires con la mismas ganas de vivir la ciudad. Ese año de vuelta no la pasé muy bien y pegué el regreso a Bariloche.
P: ¿Cómo vivió ese retorno al punto de partida?
MG: Y… si no volví antes era porque tenía miedo de recalar en una ciudad alejada de la Patagonia, sin conectividad. Y ahora pienso que fue la mejor decisión de mi vida. Estamos hablando ahora y contemplo mi jardín rodeado de árboles. Educo a mis hijas -Flora y Alfonsina- en un ambiente hermoso, tranquilo, y que fue el de mi niñez.
Además acá hoy por hoy vive gente muy grosa de la cultura y el arte. El gran ilustrador Pablo Bernasconi, que labura para el mundo desde Bariloche, o Julieta Caruso, una chef de nivel internacional, y a quien tengo a veinte metros trabajando con mi compañera, Luli.
A veces uno piensa que tiene que estar en el ojo de la tormenta, a veces padeciendo las grandes urbes, y ahora gracias a la tecnología, uno puede trabajar en cualquier sitio. Y no perderse de respirar naturaleza junto a la familia.
“Somos tan ricos, pero somos tan pobres”
P: Mamo, sin el maquillaje del claún presentador de “Un país generoso”, ¿qué es ser argentino?
MG: Para mí es imposible definir qué es ser argentino porque son muchas cosas. Siento que cualquier respuesta vendría desde el prejuicio, o desde la simplificación periodística, y que sería injusta con la complejidad de la identidad nacional. Por ejemplo, tenemos tanto que aprender de las provincias, que no acceden a las tapas de los grandes medios, y que hablan mucho en la simpleza de su gente de la argentinidad profunda. “Somos tan ricos pero somos tan pobres” sería una punta y que empezamos hablar sinceramente de nosotros.
Periodista y productor especializado en cultura y espectáculos. Colabora desde hace más de 25 años con medios nacionales en gráfica, audiovisuales e internet. Además trabaja produciendo Contenidos en áreas de cultura nacionales y municipales. Ha dictado talleres y cursos de periodismo cultural en instituciones públicas y privadas.