Un ídolo es una persona o personaje al que rendimos culto y devoción. Nos satisfacen sus habilidades y aptitudes en una disciplina en particular de la que, generalmente, somos fanáticos previamente. Es decir, nos gusta una actividad y, luego, encontramos a nuestra persona o personaje preferido. Separamos entre persona y personaje porque, a veces, un ídolo puede ser un superhéroe o alguien de la ficción. Todos tenemos uno. Uno o más. Incluso, puede haber cambiado a lo largo de nuestra vida. Muchas veces nos sorprendemos y nos preguntamos: ¿cómo pude haber sido tan fanático de “tal persona”?
Al ser nuestro ídolo, conocemos todo sobre esa persona. Al menos, sus datos biográficos. Sabemos cuándo y dónde nació. Memorizamos la fecha de su cumpleaños. Conocemos su trayectoria, cómo está compuesta su familia, etcétera. Sin embargo, hay ciertos aspectos que es mejor no conocer. No indagar sobre ellos.
A veces, saber más es peor
El título de este artículo se refiere a que, en ocasiones, intentando conocer a fondo a nuestro ídolo podemos llegar a decepcionarnos. Sus ideales políticos, su postura frente a temas sociales, el fanatismo que pueda tener hacia determinado club de fútbol. Son solo algunos de los temas que puede llegar a ser peligroso tratar de conocer.
No es necesario, no suma. El ídolo ya es tu ídolo, y es bueno mantenerlo como tal. ¿Para qué indagar en temas controversiales? La respuesta es clara: buscamos que esa persona tenga nuestros mismos gustos y pareceres en esas temáticas. Nos alegraríamos si supiéramos que nuestro ídolo es hincha de River, igual que yo. Que es peronista, igual que yo. Que está a favor de la legalización de alguna actividad, igual que yo. Por citar ejemplos. Pero, de igual manera, sería un puñal en el corazón saber que, sobre esos temas, está parado en la vereda opuesta.
Y, al saber su postura frente a eso, comenzamos a relacionarlo todo. Si nuestro ídolo es un cantante, empezamos a entender sus letras de otra manera. De manera tal que todo haga referencia a esa postura frente a esa problemática. Si es un futbolista, tomamos sus declaraciones, sus festejos de gol y otras actitudes para relacionarlas con eso.
Por eso, aconsejamos, no quieras conocer demasiado a tus ídolos. Quedate con todo lo bueno que te han dado. Con esas declaraciones y actitudes que te enamoraron. No hace falta indagar y conocer sus pareceres en otros temas. Si lo que ya tenés hizo que fuera tu ídolo, ¿para qué vas a buscar otras cosas a riesgo de perderlo?
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Argentino, mendocino. Licenciado en Comunicación Social y Locutor. Emisor de mensajes, en cualquiera de sus formas. Poseedor de uno de los grandes privilegios de la vida: trabajar de lo que me apasiona. Lo que me gusta del mensaje escrito es el arte de la imaginación que genera en el lector. Te invito a mis aventuras.