¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónBuenos Aires - - Martes 06 De Junio
'No hay pene que nos venga bien' debería ser la frase de bienvenida / advertencia en el aeropuerto de Ezeiza. En Singapur te advieren sobre todo lo malo que te va a ocurrir si intentás ingresar a ese país traficando drogas. Y son verdaderamente malos con los narcos. Bueno: acá deberíamos hacer lo mismo. Solo que como a los narcos los protegen, tendríamos que poner algo más válido. Después de todo los argentinos somos como una especie de droga para los demás. Nos prueban y nos rechazan, cosa que sucede en la mayoría del planeta; o nos aman y no nos pueden dejar. Se vienen a vivir acá y todo.
Nosotros somos el único problema grave de nuestro bendito país. Igual yo soy optimista; creo mucho pero mucho en las generaciones que nos suceden. Es como que tomamos conciencia de lo tóxicas que pueden resultar algunas cosas que tenemos y no queremos que nuestros hijos las sufran. Les estamos enseñando a ser mejores. Empatía, no al bulling, colaboración como clave del éxito, respeto por el otro y esas cosas digo.
Revisemos el caso del Club Atlético Independiente. Una de las glorias del fútbol argentino. No solo en lo deportivo sino también en lo social, que es algo propio de los clubes tan importante como el rendimiento deportivo. Hace unos años la gente fue y votó como Presidente a Hugo Moyano. Lo primero que se me ocurre pensar es que es un tipo con amplia experiencia en dirigir empresas. ¿Qué? ¿Acaso no manejan a los sindicatos como empresas? Punto para el camionero. Pero después me asalta la mala idea de preguntarme qué sabe de fútbol este señor. Ok. Si sos un empresario formado podés manejar cualquier empresa desde lo comercial y delegarás lo técnico. No es tan difícil la ecuación; lo difícil es manejar bien a las personas y administrar bien los recursos. Acá ya me entra la dudita sobre el Hugo. Porque debe ser muy fácil manejar a un sindicato: el Estado te manda todos los meses millones y millones de mangos por los cuales no te va a pedir que rindas cuentas.
Ahora parece que manejar un club de fútbol tiene lo suyo. Sobre todo cuando el Estado no te manda guita. Y, digamos todo, cuando también te movés en el estanque de otros tiburones. Hugo tomó algunas (...) malas decisiones para Independiente (...) y pasó lo que todos sabían que iba a pasar: el club se fue al carajo. Está pobre, endeudado hasta las pelotas (cuack!) y sin una salida viable a la vista.
Hasta que aparece Santi Maratea. El niño que todo lo convierte en colecta. Digo más: en colecta exitosa. Recauda mucho más de lo que la causa necesita y en mucho menos tiempo en que se cree que lo va a hacer. Yo me saco el sombrero con este tipo.
Pero Santi tuvo un problema: de alguna manera tuvo que reconocer que él se queda con una parte de lo que recauda. Iban dos días de colecta y habían juntado como cuatrocientos palos. Bueno: todo se vino abajo después de la declaración del 'Rulo'. Pasaron varios días y de allí en más recaudó solo un 20% de lo que venía juntando hasta ese momento.
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¿Cómo se puede pensar tan para el orto? ¿Qué es mejor: 0 de 0 ó 95 de 100? Independiente no va a llegar a juntar la guita que necesita. Quizá no hubiera llegado igual, pero venía bien encaminado así que primero no lo sabemos. Y segundo habría juntado mucha más guita que la que va a juntar. A las pruebas me remito. Ahora siguen bien jodidos como antes o un poco menos, pero con el problema vigente de no poder generar ingresos para pagar deudas, levantar inhibiciones y renovar un plantel no de la excelencia que necesita. No jodieron a Santi; jodieron a Independiente.
¡¿Qué me importa si Maratea se queda con guitaaaaaaaaa?! ¡Enfoquémonos en la solución, mi Dios! Y me voy a meter en un lugar en donde algún 'desprevenido' (porque soy educado y no quiero decirle 'pelotudo') va a estallar como una galaxia: me parece perfecto que el tipo cobre por su tarea. ¿Por qué no? ¿Por qué habría de regalar su laburo o su tiempo? Es evidente que le dedica tiempo a las colectas. ¿Obtendría los mismos resultados si les dedicara diez minutos por día? Seguro que no. ¿Quién se perjudica? El organismo que necesita el dinero. Entonces ¿por qué no va a cobrar, si lo hace como un trabajo? ¿Por qué sería válido que él regale su tiempo? Estamos todos locos.
Después le piden guita a San Expedito y a algún otro Santo pero no hacen más que eso para conseguirla. O también van y la ponen todanos para un perro rescatado de un dueño que lo maltrataba (y está perfecto) sin chequear siquiera si el perro existe. O un tipo pide laburo por Facebook para mantener a su familia honradamente y le aparecen diez laburos de la nada sin siquiera averiguar si es un asesino serial.
Yo entiendo que uno no puede donar en todas y que es libre de elegir las causas según le plazca. Pero esa cosa de buscarle el pelo al huevo (buscar lo que no existe o maginficar un defecto insignificante; aunque el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires lo malinterprete) cuando no me parece bien la causa no sirve. Nada es perfecto, pero de ahi a magnificar un defecto irrelevante hay una distancia de años luz. Y nos encanta recorrerla cada vez que tenemos la oportunidad. Es muy mediocre eso. Suena a hasta envidia porque el otro logra lo que nosotros ni pudimos imaginar. Como que si yo no lo puedo hacer, entonces que no lo haga nadie. Suena a miedo a salir de mi círculo de confianza. A intentar. A fallar. Como si fallar fuera imperdonable. Bien de inmigrante. Y es lógico. Lo tenemos en nuestro ADN pero ya es hora de crecer. De dejarlo atrás. No existe el error. Existe el éxito y existe el aprendizaje. Estamos paralizados hace casi un siglo en un loop que no nos deja salir, crecer. Ni siquiera podemos plantearnos el que nos vaya bien. Lo nuestro no es de diván; es de quirófano. Y los neurocirujanos que nos van a operar son nuestros hijos, gracias a Dios y a todos los Santos.
Imágenes: Télam
Fecha de Publicación: 21/05/2023
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