Pasó en el mediodía de un miércoles caluroso de diciembre. Justo un día después de la mitad del mes. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) le otorgó al chamamé una distinción insuperable. La tradicional música y danza litoraleña tuvo que pasar por un arduo proceso de selección, que previamente se había visto frustrado en 2018. Sin embargo, el pueblo correntino lejos estuvo de rendirse y quisieron volver a presentarse, esta vez con éxito. Hoy, todo el mundo puede conocer el trascendental aporte a la cultura de una tradición que vio pasar a grandes artistas. Pero más que nada, que es orgullo argento, y aquello también se trasladó a las celebraciones.
La mañana comenzó con bocinazos por toda la ciudad de Corrientes. Se trataba del Sirenazo Nacional Chamamecero, que había sido convocado con anticipación por redes sociales. Formaba parte de la vigilia para esperar los resultados de la votación que se realizó en París. Mientras, el anuncio se seguía en vivo en el Teatro Juan de Vera, con asistencia una asistencia reducida. La cual estaba compuesta principalmente por autoridades gubernamentales y artistas destacados. Sin embargo, quienes no tuvieron acceso al lugar pudieron vivir la transmisión de igual manera. Para ello, se instalaron pantallas grandes en la puerta con el objetivo de que nadie resultase excluido de respirar el triunfo.
Bienvenidos a la fiesta
"El chamamé es mucho más que una música alegre que se escuchaba en bailantas. Es una manifestación cultural que no distingue clases sociales y que tiene celebración propia: la Fiesta Nacional del Chamamé y la Fiesta del Mercosur. El chamamé es la marca de identidad de una gran región de la Argentina y de muchos argentinos en diferentes lugares del país". De esa profunda manera lo definió Gabriel Romero, presidente del Instituto Provincial de Cultura de Corrientes. Paralelamente, la noticia se hacía eco en cada computadora, radio o televisión de nuestro suelo. Aunque, indudablemente, el litoral lo sintió como un logro propio, fruto de un anhelo que conllevó esfuerzo concretar.
Lo que vino después fueron una serie de festejos organizados en distintos barrios de la capital provincial con los protocolos sanitarios pertinentes. Desde las 18 en adelante, partieron cuatro camiones a recorrer las zonas con músicos chamameceros a bordo tocando en vivo. Los artistas convocados fueron La Pilarcita, Gente de Ley, Irundy y Chamamé Kuña. Para Eduardo Sívori, el director de Artes Escénicas del Instituto de Cultura, fue la manera que encontraron de sumar a la comunidad. En todo momento se apeló a la responsabilidad social pero con ánimos de que cada ciudadano fuese parte de la fiesta.
Se sintió en Corrientes, en el país y en el mundo
Las camionetas terminaron su trayecto al costado del río Paraná, en la Costanera Sur. Los pibes bailaban, los amigos se reencontraron, las familias dentro de los autos alentaban y los ancianos lloraban. En un año tan complejo y azotado por una pandemia, el contacto con el otro volvió a sentirse por una jornada. También participaron jinetes y peregrinaciones a caballo, a la par de las danzas y las melodías que resonaron. Por fuera del territorio provincial, el resto de la Argentina enviaba sus felicitaciones y símbolos de orgullo. Y para coronar la emoción, llegada la noche el Obelisco en Buenos Aires resplandeció en su honor. Allí, la leyenda “Chamamé, patrimonio de la humanidad” brilló como nunca antes.
Argentina, más específicamente de tierras litoraleñas. Nací en Entre Ríos y soy Comunicadora Social. Me especializo en la redacción en todas sus formas e intento crear imágenes mentales a través de las palabras. Melómana y apasionada de la semiótica por las miradas que nos aportan del mundo. La curiosidad siempre me mantiene en movimiento.