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La siesta santafecina: una tradición vigente

En la ciudad de Santa Fe la siesta es el descanso por la tarde que marca el ritmo de la ciudad y la actividad de los ciudadanos.

Los argentinos somos gente de tradiciones. Nos gusta el asado, el tango, jugar al truco, tomar mate con torta frita, juntarnos con amigos, tomar un buen malbec y los rituales de la preparación de cada una de nuestras “ceremonias folklóricas”. Estas de cierta forman son aquellas que nos definen con el gen argentino. Entre tantas tradiciones, una de las más arraigadas en la provincia de Santa Fe, y sobre todo en la ciudad capital, es la siesta.

“Dígale al doctor que, en las familias decentes de Santa Fe, a las tres de la tarde se duerme la siesta”, afirmó una señora que fue interrumpida telefónicamente durante la hora del “sagrado descanso” de las tres de la tarde por una secretaria de un abogado que claramente desconocía usos y costumbres de Santa Fe.

El ritual

El santafecino es un hombre madrugador, que se levanta al alba, pero después de almorzar la siesta es sagrada. Es un momento importante, como dirían los abuelos, de pijama y Padre Nuestro. No es algo al pasar, es con ritual y a conciencia, con preparación y determinación. Son horas donde en el centro están todos los locales cerrados y no vuela ni una mosca por la ciudad.

Es un “ritual” que separa el día en dos, antes de la siesta y después, cuando los comercios vuelven a abrir las puertas, y bares y locales céntricos se llenan hasta altas horas de la noche.

“En un momento quería hacer circular el diario El Litoral, por la mañana, pero no funcionó. Porque a la gente no le gusta leerlo a la mañana, le gusta recibirlo cuando se despierta de la siesta”, aseguraba Gustavo Vittori, exdirector del diario El Litoral de Santa Fe.

Esas horas del descanso después del almuerzo es una tradición que sigue arraigada de manera fuerte en la familia provincial, y como dijera un buen santafecino: “Quien duerme siesta, amanece dos veces”.

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