La psicología inversa nos sienta bien

No bien se dio la indicación de quedarnos en nuestras casas por 14 días, de trabajar a distancia y de salir solo para cosas indispensables, la gente, al menos en Mendoza, se preparó para transgredir la norma y desafiar a las autoridades. El concepto de que el COVID-19 se transmite por la cercanía de las personas está olvidado. Es más importante correr a las góndolas a llenarnos de todo lo que nos vendan.  

Es cierto que las calles, en general, lucen menos cargadas y parece haber un poco de conciencia. Pero el tema cambia cuando hay que ser solidarios. Cambia al momento de ir al supermercado o a la farmacia para adquirir artículos de primera necesidad. Ahí no importan las reglas, las normas, la distancia que tiene que haber entre las personas y todas esas cosas que en Italia o España no ser respetaron, y así terminaron.

Con el objetivo de abastecerse como si no hubiera un mañana, los mendocinos corrieron a las góndolas a llenarse de alcohol en gel, barbijos, leche, carne, elementos de higiene y todo tipo de productos básicos. Enormes colas en las veredas de los grandes hipermercados evidencian que no sabemos hacer las cosas bien.

Otras opciones

Existe la posibilidad de comprar por internet, existe la chance de adquirir los productos en el almacén de la esquina. Pero, parece, en tiempos de catástrofes, actuamos como animales. Competimos. Instinto puro. Pero, de sentido común, nada. Sí, verdaderos animales.

Lo seguro es que, con el paso de los días, la gente se dará cuenta de que la mayoría de los elementos de primera necesidad van a seguir estando. Entonces, veremos que no era necesario agolparnos en la puerta del comercio para ser el primero en comprar la mayor cantidad que se pueda de leche, algodón o cualquier bien primario para nuestra supervivencia.