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La fe no se quema

Ante el fenómeno de la quema de pastizales, un altar del interior santafesino parece haber sido milagroso.

Hace tiempo que, en las provincias del litoral argentino, viene siendo noticia central la quema indiscriminada de pastizales. Los incendios alcanzan magnitudes insospechadas y, pese a los intereses económicos de quienes reutilizan los campos quemados para alimentar ganado, el daño ambiental puede ser incalculable. En este contexto, una situación de ribetes cinematográficos ocurrió en la localidad rural santafesina de Armstrong. Este pueblo está situado a unos 20 kilómetros de Cañada de Gómez, en una de las zonas productivas más prolíficas del país.

Hace poco vi, por Netflix, una muy interesante serie que mezcla política internacional y suspenso con fe y religión. En Mesías, un pueblo estadounidense es devastado por un tornado, pero solo una humilde capilla queda en pie. Milagroso. Eso mismo pasó, de verdad, acá, en este pueblo santafesino.

Usurarios de redes sociales compartieron el asombroso hallazgo. El incendio de pastizales se había originado en una de las banquinas y se propagó hacia un campo lindero. Bomberos voluntarios trabajaron por casi tres horas hasta sofocarlo, junto a la asistencia del personal policial. Uno de los bomberos que fue parte del operativo contó que, al correr entre el fuego y el humo, vieron con asombro que el incendio no había llegado hasta un pequeño altar que se encontraba allí. Había toda una circunferencia de pasto seco alrededor de la cruz.

Las imágenes de las fotos y videos que recorren la web son sorprendentes. Los registros dan cuenta de que el fuego logró arrasar con todo menos con el pequeño altar que yace en el lugar. Este está allí desde el año 1997, cuando una familia decidió colocarlo para recordar a una joven que perdiera la vida en un accidente de tránsito.

La fe como una oportunidad

En toda la región agraria, al igual que en las islas del litoral paranaense, en esta época se repite la quema intencional en busca de limpiar terrenos de malezas secas o focos accidentales propiciados por la sequía.

El lugar de esta noticia quedó totalmente ennegrecido por las cenizas. Como dijimos, solo se salvo esta sencilla construcción que comprende una imagen de la Virgen María, José y el recién nacido Jesús, en un pequeño pesebre. Consultado por el fenómeno, el padre de la chica fallecida no dudó en atribuir las causas a un episodio milagroso. “Yo creo y veo a la Virgen que aparece. Dios me cuidó la grutita”, señaló. También detalló que, en principio, construyó un memorial poco después del accidente en cercanías del cruce y luego, cuando se construyó la rotonda en 2010, la emplazó a la orilla del alambrado. Además de pequeñas esculturas de la Familia Sagrada, el señor colocó también una cruz y periódicamente lleva flores para recordar a su hija.

Los bomberos voluntarios de Armstrong no salen de su asombro. Fueron ellos mismos quienes, cuando lograron sofocar las llamas y el humo se disipó, se encontraron con esta situación. Tal como son las prácticas sociales de nuestros tiempos, en seguida tuvieron la iniciativa de filmar para que la gente vea lo que había sucedido en el lugar.

Luego de la ardua tarea comenzaron a circular las diversas conjeturas y opiniones sobre lo sucedido en la pequeña ciudad y en la región. Un milagro para los creyentes o simplemente causas fundadas, como la ausencia de pastos altos, para los paganos.

Ante un año tan difícil como el que atraviesa todo el mundo, los habitantes de Armstrong coinciden en ver un signo de esperanza en esta historia. La consideran una oportunidad para estar más unidos ante las adversidades.

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