En auto a todos lados

Los santafesinos queremos ir en auto hasta la puerta misma del lugar al que vamos. Si llegamos con el coche y no hay espacio en la cuadra, nos parece que se termina el mundo.

En los medios locales, a veces, aparecen noticias que, si las leen en otras ciudades, pueden creer que son en joda. Padres de uno de los colegios privados más importantes de Santa Fe le piden al Municipio que quiten la ciclovía que pasa por la puerta de la institución porque, si no, cuando tienen que dejar al nene, al auto lo tienen que estacionar a la vuelta, o a una cuadra. Situación que para un porteño o un cordobés sería la gloria.

Ese es un caso extremo. Pero nos pasa en todos lados. Vivimos en lo que sería el microcentro y, si nuestro departamento queda a siete u ocho cuadras de un negocio que está en la zona de la peatonal, somos capaces de sacar el auto e intentar estacionarlo en la cuadra de ese comercio al que vamos.

Se impone un cambio

Claro, así, la ciudad es un caos. Colas de vehículos en las principales arterias. Choques. Ciclistas y peatones cruzando por cualquier lado, puteadas al por mayor que, con nuestro famoso combo de humedad y calor, generan cocktails explosivos.

Como toda ciudad importante, Santa Fe cuenta con agrupaciones que incentivan al uso de la bicicleta. Y ojo: tenemos hermosas bicisendas que atraviesan barrios y zonas céntricas. El sistema de transporte público funciona relativamente bien. Pero acá, pueblo grande devenido en capital, todo el mundo quiere tener su autito y usarlo para todo: ir de compras, a laburar, al fulbito con los muchachos, a la plaza con los nenes.

En fin, hay costumbres que, a veces, deben ser cambiadas para el beneficio colectivo. En grandes urbes internacionales se han bajado proyectos desde el gobierno para ordenar estas situaciones que generan incomodidad en la población. Creo que, en Santa Fe, llegó la hora de hacer algo al respecto.