Se llamaba María Antonia de Paz y Figueroa, pero se la conocía por un sobrenombre mucho más simple y cariñoso: Mama Antula. Ella fue una mujer laica, de origen noble, que nació en 1730 en la provincia de Santiago del Estero. Sin embargo, aun teniéndolo todo, decidió seguir su fe: a los 15 años se entregó de lleno a la educación jesuita. En 1787, cuando la Compañía de Jesús fue expulsada del Virreinato, Mama Antula no se resignó: vestida de monja –aunque no lo era–, recorrió más de 4000 kilómetros peregrinando descalza, difundiendo la palabra de Dios en todos lados, siempre concentrada en los más humildes. Su viaje está lleno de hechos inexplicables y misteriosos. Se le atribuye, por ejemplo, la curación milagrosa de la hermana María Rosa Vanina, de la congregación Hijas del Divino Salvador, quien se recuperó de una colecistitis aguda con shock séptico en 1904. El Vaticano consideró este hecho como inexplicable para la ciencia, por lo que el papa Francisco decidió beatificarla el 27 de agosto de 2016, lo que la convirtió en la octava beata argentina. Quienes saben dicen que Mama Antula podría convertirse en la primera mujer en ser santificada en nuestro país.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.
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