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El Día del Animal es un invento cordobés

Según los cordobeses, todo buen invento tiene que ser cordobés. Esta premisa se cumple en muchos casos, y este es uno de ellos. Te contamos cómo surgió el Día del Animal.

Todos sabemos que el 29 de abril es el Día del Animal en Argentina. En esta fecha, buscamos mimar más que nunca a nuestras mascotas y se visibilizan muchas luchas en torno a la explotación animal y el medio ambiente. Lo que no sabíamos de ante mano es que esta fecha se celebra gracias a un cordobés. Este día se celebra en conmemoración del fallecimiento de Ignacio Lucas Albarracín. La fecha surge como homenaje a este cordobés abogado que fue el gran pionero en el país en la lucha por los derechos de los animales.

 

El origen de un luchador

Albarracín nació en Córdoba capital el 31 de julio de 1850. Nació en Córdoba, pero siempre se consideró sanjuanino de nacimiento, por el hecho de que su padre, el coronel sanjuanino Santiago Albarracín, vivía refugiado en esta ciudad por razones políticas. Por eso, también figura como nacido en San Juan en muchos documentos oficiales. Recibió su educación primaria en San Juan, donde también vivió su infancia. Después de haberse recibido de bachiller en el Colegio Montserrat en Córdoba. Después se instaló en Buenos Aires, cuando aún no existía la Capital Federal, donde egresó con el título de doctor en jurisprudencia de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires el 1 de mayo de 1873. Luego de obtener su título de grado, decidió dedicar su vida a la defensa de los animales. Opinaba que, aunque estos tuvieran un nivel de raciocinio inferior respecto del hombre, no se debía martirizarlos ni castigarlos. 

 

Dejando huellas

Su trayectoria profesional fue riquísima, y su paso por la historia argentina dejó huellas. Fue secretario de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales desde su inicio (1879) y sucedió a Domingo Faustino Sarmiento en su presidencia, en el año 1885. No sin antes haber atendido al ex presidente como su secretario personal durante un tiempo. Desde ese momento se consolidó como un precursor en la lucha contra las riñas de gallos, la doma de potros, las corridas de toros y el tiro a la paloma. Inició su cruzada también en contra de la crueldad en la matanza para faenar animales. Además, luchó por la protección a los equinos de tiro, logrando la obligación de colocarle protección en la cabeza en los días de verano.

Estas prácticas eran tradiciones muy comunes para la Argentina de la época y se consolidaban como actividades incuestionables, hasta que este abogado las estableció como terreno de disputa. Asimismo, luchó contra la maldad cinegética, condenó “con admoniciones rotundas el oprobio de los zoológicos que priva de la libertad a las águilas, que degenera el impulso natural de félidos y enferma de nostalgias indecibles a todos los demás animales”.  Pero su lucha era a favor de la vida en general, y también defendió a las comunidades indígenas, oponiéndose al maltrato y la vulneración de sus derechos por parte de los opresores. En fin, a lo largo de su trayectoria logró que se respetaran un sinnúmero de derechos animales y humanos. En su trabajo combinaba su amor a la naturaleza y el culto a la vida.

 

Haciendo la ley

Este cordobés fue el mayor impulsor de la Ley Nacional de Protección de Animales (N.° 2786), que se promulgó el 25 de julio de 1891. Este desarrollo que encabezó Albarracín fue la base legal que incorporaron la Liga Internacional de los Derechos del Animal (1977) y la ONU.  Albarracín fue dueño de una modesta fortuna que le alcanzó para vivir decentemente hasta el final de su vida, el 29 de abril de 1926. Recién a partir de 1908 la fecha de su fallecimiento fue utilizada para conmemorar al Día del Animal.

 

También hay un Día Mundial 

A excepción de Argentina, el Día Mundial del Animal se celebra en el resto del mundo el 4 de octubre. Sin embargo, este día no nació gracias a un cordobés y se celebra en conmemoración a San Francisco de Asís. Ya que el santo católico se despojó de todas sus riquezas y dedicó su vida al servicio no solo a sus semejantes, sino también a todos los animales. Este santo nació en Asís (Italia) dentro de una familia acomodada en 1182. Y dejó huellas en la historia porque fue uno de los pocos que consideraba en ese momento a los animales hijos de Dios y los llamaba "hermanos". Cuenta la leyenda que San Francisco se dirigía hacia ellos y se dice que ellos lo escuchaban hasta el punto de obedecerle. Una de las anécdotas famosas es la intervención que tuvo en Greccio, cuando logró que un lobo salvaje no atacara a la población. Por eso, en 1929, el 4 de octubre fue declarado Día Mundial de los Animales, por iniciativa de la Organización Mundial de Protección Animal en congreso celebrado en Viena. Más adelante, en 1980, el papa Juan Pablo II declaró a San Francisco de Asís como patrono de los animales y de los ecologistas.

Pero en Argentina seguiríamos celebrando nuestro propio Día del Animal, gracias al cordobés Albarracín. 

 

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