El mundo ya no es lo que era y, probablemente, nunca lo vuelva a ser. La situación que se desató a nivel global a causa de la pandemia por coronavirus nos impacta a nivel vincular y personal. Nadie está exento de sufrir las consecuencias que esta nueva forma de vida nos impone. En este contexto, el INDEC realizó un estudio para medir el impacto del COVID-19 en los hogares del AMBA. Te contamos cuáles fueron los resultados.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), organismo público desconcentrado de carácter técnico que opera dentro de la órbita del Ministerio de Economía, publicó el segundo informe respecto al tema. Se denomina “Estudio sobre el impacto del COVID-19 en los hogares del Gran Buenos Aires” y explora las consecuencias de la pandemia en los hábitos y la situación emocional de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires y de los partidos del conurbano bonaerense, entre agosto y octubre de 2020.
En el estudio se exploraron distintas cuestiones que tienen que ver con hábitos cotidianos y con circunstancias emocionales. Las preguntas estuvieron relacionadas, por un lado, con la actividad física, el distanciamiento social y la higiene y, por el otro, con la ansiedad y las dificultades para conciliar el sueño. También se indagó sobre la educación a distancia y el acceso a la tecnología.
Entrenar o no entrenar: esa es la cuestión
A pesar de que parece que realizar actividad física fue uno de los pasatiempos preferidos de la cuarentena (después de hacer panes con masa madre, claro), el informe reveló que el 45,5% de las personas consultadas dejó o disminuyó su actividad física. Sin embargo, el 14,9% comenzó o intensificó el ejercicio que venía realizando antes de la pandemia.
Los nuevos hábitos
De todo lo que ha cambiado a partir de la situación actual, sin dudas la forma de interactuar con otras personas es una de las cosas que más han afectado nuestro día a día, en especial en un país como el nuestro, en el que los saludos afectuosos y el mate compartido son parte de nuestra idiosincrasia.
De todas maneras, el estudio confirma que la gran mayoría de las personas han modificado estas conductas. A quienes participaron del relevamiento se les consultó acerca de prácticas como evitar saludos de manos, besos o abrazos con personas que no pertenecen al hogar; evitar las reuniones en grupos de más de diez personas; y reducir la frecuencia con la que se hacen compras en comercios. Al respecto, el 75% de los consultados afirmó haber incorporado esas medidas de distanciamiento social, en especial los adultos mayores.
A su vez, se les preguntó a los participantes acerca del uso de tapabocas o barbijos y la frecuencia del lavado de manos. El 93% de las personas declaró haber incorporado ambas prácticas a partir de la pandemia.
El impacto en el estado emocional
Es claro que el impacto emocional que produjeron la crisis sanitaria y la cuarentena obligatoria fue muy alto. En este sentido, el 56,3% de la muestra confirmó que sentía más ansiedad que antes de la pandemia. Como podía esperarse, la ansiedad se incrementó aún más en los hogares donde disminuyó el ingreso familiar, en los cuales llegó a un 62,4%.
Otra de las circunstancias en las que se nota la incidencia de la pandemia en el estado emocional de las personas es en las dificultades para dormir. El estudio reveló que el 33,5% de los consultados manifestó tener más dificultades para dormir que antes de la pandemia.
Tecnología y educación
La educación a distancia fue otro de los grandes cambios que vinieron con el COVID-19. El acceso a dispositivos electrónicos fue clave a la hora de marcar las diferencias entre los estudiantes. En los hogares que disponían de PC, notebook o tablet, la participación en las clases virtuales alcanzó el 76,9% en primaria y el 75,9% en secundaria. Sin embargo, los hogares que carecen de este equipamiento viven una realidad muy diferente: solo el 37,1% pudo participar en las clases en primaria y el 39,8% en secundaria.
Además, alrededor de tres cuartas partes de los niños, niñas y adolescentes aumentaron el tiempo frente a las pantallas (TV, PC, notebook, tablet o celular) desde el inicio de la pandemia, sin contar el tiempo que les dedican a las tareas escolares.
La actual es una nueva realidad, con nuevas costumbres, y los argentinos estamos tratando de seguir adelante en un contexto donde lo que reina es la incertidumbre.
Licenciada en Comunicación Social y correctora. Nacida y criada en el oeste del conurbano bonaerense. Sagitariana, vegetariana, crossfitera y viajera. Estoy convencida de que, con las palabras, podemos hacer magia. Pasen y lean.