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Buenos Aires - - Lunes 27 De Marzo

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María Elena Walsh: la reina de la metáfora argentina

Generaciones y generaciones aprendieron con sus canciones y sus poemas. Niños y grandes supimos del “reino del revés” que estaba a la vuelta de la esquina.

Arte y Literatura
maria elena walsh

La obra de María Elena Walsh excede la denominada literatura infantil. En verdad, también desborda toda la cultura argentina. Artista inclasificable, talento libre, la poesía fue su primer gran amor, el folklore la transformó en modelo de cancionista popular ,y el teatro, la televisión y el café concert terminaron de instituirla figura clave de la modernización cultural de los sesenta, entre su agenda el feminismo que hoy se agita verde en la calle. Y, cuando tuvo que dar testimonio en tiempos difíciles, no escapó del sufrimiento de sus compatriotas y se quedó en la Argentina, ella, que los militares le preguntaban qué parentesco tenía con el escritor-desaparecido Rodolfo Walsh, y decía “es mi hermano”.  La democracia la tuvo como una campeona, y el lenguaje una defensora, como cuándo defendía el uso de la “ñ”, que es más que una letra y lleva nuestra cultura adentro, ante las avances de la hegemonía globalizadora. Nunca dejó de brindar las metáforas precisas que describan con imaginación los sufrimientos y las esperanzas de su pueblo. Como La Cigarra, “Hice un nudo en el pañuelo/Pero me olvidé después/Que no era la única vez/Y seguí cantando”.

María Elena Walsh nació en Villa Sarmiento, cerca de Ramos Mejía, el 1 de febrero de 1930: “En las noches cálidas la familia suele reunirse donde la madre puede decir aquí a los pobres nos toca nuestra parte de riqueza y es el olor a los limones”, describía aquellos años María, venida al mundo en el seno de una familia ensamblada, con un padre Enrique hijo de británicos, que le cantaba las típicas canciones absurdas infantiles inglesas, y una madre Lucía, una argentina de ascendencia vasca, de carácter firme que marcaría la educación de la futura poeta. Le decían “Gringa terca” en una casa de “hombres con un fantasma, una hermana muerta que se iba cuando yo venía”, veranos en Unquillo, Córdoba, y una infancia de puertas abiertas, miles de horas de bicicleta, estimularon la imaginación de la niña, “nos trastornaban las fantasías de Julio Verne y H.G. Wells, los libros y la música” y terminó eligiendo Bellas Artes en la Escuela Manuel Belgrano, crucial en su formación debido a la larga amistad con la fotógrafa Sara Facio.

“¿El guardapolvo blanco se inventó para disimular diferencias que jamás disimuló del todo, o para imitar el color de la nieve, suprema ilusión de estas tierras que la desconocían? La nieve dignificaba, es decir, europeizaba. Lo nativo, como bien decía el tío Ben, era un estigma, un irremediable arrabal” recordaba Walsh estos pensamientos adolescentes en la novela semiautobiográfica “Novios de antaño” (1990), y los enfrentamientos tanto con los que detestaban la cultura popular como con los censores clericales y nacionalistas del régimen militar de 1943, un anticipo del peronismo. Una Elegía a la Primavera de 1945, su primer poesía publicada, llama la atención del círculo literario latinoamericano, Jorge Luis Borges y Pablo Neruda entre otros, y en 1947 edita “Otoño imperdonable”, de un complejo lirismo realzado por un sentido musical notable. Viaja a perfeccionarse a Estados Unidos, invitada por Juan Ramón Jiménez. A su regreso publica “Baladas con ángel” (1951), a dúo con Ángel Bonoraini, dicta clases en el Colegio Ward de Ramos Mejía pero “me sentí totalmente perdida, no sabía qué hacer" y seguía siendo "una osa, encerrada en mí misma, traumatizada al máximo, complejudísima: mi padre había muerto en 1947, y la situación política me angustiaba terriblemente" Así que toma la decisión separar un par de pantalones, un sweater y una bolsa de marinero,  y embarcarse a Europa, previo paso por Panamá donde se encuentra con otra fuerte presencia fuerte en su vida, la folklorista Leda Valladares, quien venía trabajando en el rescate del cancionero argentino a punto de desaparecer en el Noroeste argentino. Y en París, estas dos enormes artistas, revitalizan el canto y la poesía ancestral argentina diez años antes que el Nuevo Cancionero de Mercedes Sosa y Armando Tejada Gómez.

doña pernambuco

Doña Disparate y Bambuco va a París

Leda et Marie eran la sensación de las noches parisinas entre coplas jujeñas, chacareras santiagueñas y zambas salteñas, en donde incorporaban composiciones propias y de sus contemporáneos como Atahualpa Yupanqui. Profundamente influenciada por la canción poética de Georges Brassens y Jacques Brel, más el absurdo de Boris Vian, y los juegos del lenguaje del folklore tradicional argentino, entre varietés y salas elegantes, Walsh empieza a pergeniar las primeras canciones orientadas a niños y grandes (que reuniría años más tarde en el libro “Tutú Marambá” en 1960) Mientras publica discos seminales del folklore nacional, los dos volúmenes de “Entre valles y quebradas”, Walsh comienza otro extenso vínculo artístico con María Herminia Avellaneda y realiza una serie de guiones en 1960 que presenta a sus personajes imbatibles Doña Disparate y Bambuco, con Pinky y Osvaldo Pachecho en los roles, que dura un pocos meses en 1960, “La culpa debe de haber sido mía, por no haber sabido dar la nota popular con la debida calidad" En su extensa producción la demolición de los límites entre culto y popular serán su estilo, poner patas para arriba para ver mejor, “Me dijeron que en el Reino del Revés/Nada el pájaro y vuela el pez/Que los gatos no hacen miau y dicen yes/Porque estudian mucho inglés” Para Leopoldo Brizuela estos dos personajes, la romántica Disparate y el infantil Bambuco, significan las dos caras, y la puja, del alma de la artista.

“El festival de Necochea brillaba por sus buenas intenciones. Pero María Elena y Leda eran otra cosa, una exquisitez que cortaba el aliento. Cantaban con un somero vestuario de juglares, que en mi recuerdo se lograba con unos recortes de paño de colores sobre sus mallas negras, mientras la actriz Laura Saniez se hacía la vaca estudiosa, la hormiga Titina o la pájara Pinta y los nenes enloquecían. Cuando María Elena decía “La luna es redonda” mientras con sus manos dibujaba un cuadrado en el aire, las palabras para explicarle se les hacían un nudo en los labios, más lentos que sus cerebritos alerta” recordaba Horacio Verbitsky, vecino de Walsh de la infancia, en el debut de “Canciones de Tutú Marambá”, un giro de todo el teatro argentino. Los niños nunca más serían los bobos de la familia en la platea - y los grandes, tampoco. Varias de estas ideas de vanguardia, la búsqueda de un espectador inteligente y activo, preocupado por su realidad y  crítico de los estereotipos, continuarían en sus proyectos televisivos, especialmente en los guiones de sus teleteatros “De todo corazón” y “Paloma a domicilio” que traían perspectiva de género y equiparación entre los sexos. Estas novelas sin cenicientas ni bellas durmientes, obviamente, fracasaron.

El varieté sin edades se confirmaría con el suceso de “Canciones para mirar” de 1962, que arrancó en el Teatro San Martín con un mínimo presupuesto y derivó con el apoyo del público,  en uno de los mayores fenómenos de la cultura argentina “Pero el teatro -en Broadway- nunca dejaba de llenarse, y a ese lunes le siguió otro y otro y meses enteros. Adultos extasiados que no entendían nada de castellano pero que me decían: "¿What does it mean vacadihumahuaca?" Un día llegó un periodista de la revista Life a entrevistarnos…Yo no me daba cuenta de lo que estaba pasando con “Canciones para Mirar” hasta que nos llamaron para hacer la sesión de fotos después de unos inglesitos todavía desconocidos... ¡Eran Los Beatles!” rememoraba China Zorrilla aquel impacto internacional junto a Carlos Perciavalle. Walsh crea frenéticamente a mediados de los sesenta, libros del porteñismo mágico en el elefante “Dailan Kifki”  (1966), “-Mire, señor Bombero -le contesté-, incendio, en realidad, en este momento no puedo ofrecerle ninguno, pero…-Pero, pero ¿para qué llamó al Bombero si no hay fuego en el ropero ni se le quemó el puchero?” y la versión teatral de “Doña Disparate y Bambuco” (1966), que trae el clásico de los clásicos de Manuelita, un personaje entrañable argentino que tendrá su versión fílmica en 1999 con Manuel García Ferré.

“Esto me sorprende, no sé…Vacilé mucho antes de hacer este one-woman show, con el que soñaba desde hace tiempo; - "desabrida, limpia y chúcara", como ella se autodefine-, pensé que no daría para más de una semana, y ahora van a ser tres, y estoy contenta pero desconcertada" decía una escéptica Walsh a la revista Primera Plana en 1968 con el rupturista “Juguemos en el mundo”, un music hall en el Teatro Regina que movería las cimientos a Ástor Piazzolla y Luis Alberto Spinetta. Y sólo dos apellidos, para empezar. La potente crítica social, peronismo, clases, emigración, en una agenda inusual en la canción argentina, y teñida de cierta melancolía, “sólo estoy contra lo moderno cuando es inhumano: la gente de mi generación fue educada con otra medida cronológica”, retrucaba la poeta, cuya voz parece de otro tiempo, se mezclaba con el tango, el jazz, el rock y vaya saber uno qué otros ritmos (ese LP vendió diez mil copias en una semana, luego fue un film de Avellaneda en 1971) “Sé que ustedes pensarán/ qué pretenciosa es la Juana,/cuando tiene techo y pan/también quiere la ventana/Soy como soy” de “La Juana” o en “Para los demás”, “Al loco le doy razón/y al bárbaro le doy paz/Mi canto y mi corazón/son son/ para los demás” acompañan el ímpetu sesentista de tomar el cielo por asalto “Porque me duele si me quedo,/pero me muero si me voy/con todo y a pesar de todo/mi amor yo quiero vivir en vos” de  “Serenata para la tierra” sea tal vez una de las mayores canciones para expresar el amor por la Patria.

pais de nomeacuerdo

La Reina María Elena en el País de Nomeacuerdo

Las angustias, miedos y violencia de los setenta no amedrentan a la poeta y cantora que lanza varios LP, entre ellos el libertario  “Como la cigarra” (1972), y más libros para todo la familia, citamos “Chaucha y Palito” (1977) Ese año decide llamarse a silencio en sintonía al silencio sepulcral de un país devastado por el Terrorismo de Estado “El ubicuo y diligente censor transforma uno de los más lúcidos centros culturales del mundo en un Jardín-de-Infantes fabricador de embelecos que sólo pueden abordar lo pueril, lo procaz, lo frívolo o lo histórico pasado por agua bendita. Ha convertido nuestro llamado ambiente cultural en un pestilente hervidero de sospechas, denuncias, intrigas, presunciones y anatemas. Es, en definitiva, un estafador de energías, un ladrón de nuestro derecho de imaginación, que debería ser constitucional…déjennos crecer...la autora “esta muy cansada”…Pataleamos y lloramos hasta formar un inmenso río de mocos que va a dar a la mar de lágrimas y sangre  que supimos conseguir en esta castigadora tierra” chantaba en plena cara de los dictadores en el diario Clarín, “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes”, en 1979. Al año siguiente comenzaría una dura batalla contra el cáncer que la alejaría de los escenarios hasta que en 1982 “Como la cigarra”, “Oración a la Justicia” y “Canción del Caminante”, en el canto de Mercedes Sosa y el Cuarteto Zupay, la regresarían en el trabajo cultural intenso, reorganizando la sociedad de los músicos, SADAIC, y coconduce el primer programa feminista de la televisión nacional, “Como la Cigarra” (1984), en compañía de Susana Rinaldi y Avellaneda “Sepa por qué usted es machista: Porque le falta el principal de los sentidos: el del humor” respondía Walsh risueña a la revista Humor.

"María Elena no fue una militante, pero su obra y sus intervenciones públicas defendieron los derechos de la mujer, la diversidad cultural y el acervo identitario argentino", explica Sergio Pujol, y agrega, "Descendiente de inmigrantes ingleses, irlandeses y españoles, muy urbana en sus hábitos y costumbres, gran flâneur de la ciudad de Buenos Aires y viajera curiosa y voraz, María Elena conocía y admiraba la cultura criolla, su cancionero anónimo y la gracia de los lenguajes populares, pero no concebía la tradición como un corsé", señala Pujol. No abandonó la infancia y presentó las novelas para chicos “Manuelita, ¿dónde vas?” (1997), “Hotel Pioho’s Palace” (2002) y “¡Cuánto cuento!” (2004) Además en 2008 publicó en forma de libro, por primera vez, la versión teatral original de “Canciones para mirar” y “Doña Disparate y Bambuco”, y su última novela, nuevamente entre la ficción y biografía, “Fantasmas en el parque” Fallece el 10 de enero de 2011 y sus restos descansan en Chacarita cerca de Carlos Gardel.

Walsh ha recibido en vida –desde 1947 y post mortem– innumerables reconocimientos, homenajes y premios, en la Argentina y el extranjero, como el nombramiento de Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires; Doctor Honoris Causa de la Universidad de Córdoba; el Premio Konex de Platino y de Honor en Letras; el Highly Commended del Premio Hans Christian Andersen de la IBBY (International Board on Books for Young People) o el Premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes.

“Usted cuenta su vida en esta orilla, y aunque deja muchos cabos sueltos, nos permite hilvanar datos que son de una penosa contemporaneidad”, comentaba María Elena las cartas de su abuela Agnes, “qué cara está la carne. Cuánta especulación. Otra revolución arruinará al país, que estaba saliendo adelante ¡Qué pronto se olvida las víctimas de una guerra! La gente del gobierno es tan voluble. El Correo no es de fiar. Este país nunca estuvo peor…¿Pasó realmente un siglo? Las suyas no difieren de las cartas que escribiría hoy otra desterrada como usted, o una nativa de estos parajes cuyas zozobras se repiten como un perverso juego de espejos” En los cincuenta, la poeta y la cantora de la argentinidad, en metáforas y verdades directas, María Elena Walsh avizoraba la cosecha de la esperanza, “Y el tiempo que hoy me guarda/entre sus hojas vivas/es un tiempo feliz desde hace tantos/sueños que nacerán en la vigilia”.

 

PD: Por favor, empecemos a sacar a María Elena del estante de literatura infantil. Por favor, no existe literatura para chicos o grandes, sólo literatura. Y Walsh es GRAN LITERATURA.

                                                                               

Fuentes: Walsh, M. E. Novios de antaño. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. 1990 y Viajes y homenajes. Buenos Aires. Punto de lectura. 2004; Pujol, S. Como la cigarra. María Elena Walsh. Una biografía. Buenos Aires. BEAS

Fecha de Publicación: 28/03/2021

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Por: Clau Pas 12 febrero, 2021

Una genia María Elena Walsh se me quedan cortas las palabras. Q orgullo que haya sido Argentina ?

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