¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónMarcos Aguinis (Río Cuarto, Córdoba, 1935) es un neurocirujano, psicoanalista y escritor argentino que centra su obra literaria e intelectual en el respeto hacia el otro, y los valores de la concordia contra todos los dogmatismos, sean religiosos o políticos, impuestos o autoimpuestos “El autoritarismo pasivo se manifiesta en la nostalgia por los regímenes fuertes y caprichosos, paternalistas”, remataba en “Nuevos Diálogos” (1998). Escribió libros, ensayos y diálogos, dictó charlas y conferencias, sobre sus grandes obsesiones: la justicia, la sensatez, la culpa, la discriminación, la hipocresía. Entre la literatura y el análisis político, Aguinis representa una corriente del pensamiento liberal argentino que entronca con el proyecto de la Generación del 80.
Nacido en el seno de una familia escapada del Holocausto nazi, con parientes asesinados en campos de concentración, la trayectoria vital de Aguinis se halla orientada a tender puentes y denunciar las injusticias, como aquella escena inaugural con empleados municipales peronistas exigiendo coimas a un humilde padre mueblero en Cruz del Eje, Córdoba. La corrupción sería otro tópico de su pensamiento, “el sistema jurídico paralelo argentino”, asegura. En aquel entonces reparte su tiempo entre el dibujo y la literatura, en especial la religiosa. Pero el piano se transforma en su primer gran amor, tocó en varias salas argentinas, y llega a viajar a París donde comparte experiencias con Bruno Gelber. Sin embargo su interés en “conocer la profundidad del alma humana” hacen que se oriente a la medicina, primero a la psiquiatría, luego a la neurocirugía, y se graduaría en Europa con honores para regresar a trabajar de médico especialista en la natal Río Cuarto durante once años. Para ese entonces había publicado su primera biografía sobre el hispano teólogo y médico cordobés Maimónides (1963)
Todo cambiaría con el Premio Planeta en 1970 a “La cruz invertida”, la primera novela de un extranjero que premiaba este prestigioso lauro español. Ambientada en Latinoamérica y sus tradiciones autoritarias, en el enfrentamiento del joven sacerdote con el Poder aparecen las posturas antidogmáticas que inspirarán su obra posterior “La caracterización abstracta del militar que encontramos en “Carta esperanzada a un general. Puente sobre el abismo” (1983) y “Nueva carta esperanzada a un general” (1996), se hace más humana y aprehensible con el análisis de la actitud de los militares en “La cruz invertida” y la lectura de “La matriz del infierno” (1997)”, analiza José Luis Gómez-Martínez. El día que llamaron con la novedad de la distinción, Aguinis se encontraba operando en La Carlota, y viajó recién varios después ante la amenaza de prohibiciones en Argentina y España por el contenido anticlerical de la novela.
Un nuevo giro en su vida hace que el escritor se especialice en sicología a mediados de los setenta y se asiente en Buenos Aires. Durante la dictadura militar ocurre el polémico hecho de la biografía al almirante Guillermo Brown, “El combate perpetuo” (1981), para algunos a fin de complacer al dictador Emilio Massera, según el escritor en un intento “desesperado” de la DAIA de salvar vidas de los centros clandestinos detención. Lo cierto es que Aguinis también colabora activamente en el diario Convicción, ligado a la Marina y Massera.
Hacia 1983 se acerca al radicalismo en la campaña presidencial de Raúl Alfonsín “¿Madurar significa repudiar el peronismo? No, de ningún modo digo esto. Pero sí digo repudiar cierto tipo de peronismo. A este tipo determinado de peronismo no sólo le han dado la espalda los ciudadanos que simpatizaban con él, sino obreros y jóvenes peronistas que se saben merecedores de otra cosa” opinaba en la revista Gente con el triunfo de Alfonsín, quien lo tenía dentro del grupo de intelectuales asesores. Fue Secretario de Cultura de la Nación del gobierno radical y creó el PRONDEC (Programa Nacional de Democratización de la Cultura), que obtuvo el apoyo de la UNESCO y de las Naciones Unidas, y puso en marcha intensas actividades participativas para concientizar a los individuos sobre los derechos, deberes y potencialidades que se cultivan en una real democracia. Por esta obra fue nominado al Premio Educación para la Paz de la UNESCO.
En “Un país de novela. Viaje hacia la mentalidad de los argentinos” (1988) solidifica Aguinis una urgente ensayística que desmenuza los mitos y arquetipos argentinos, en especial sus blancos son la "mente colonizada" y "cultura del desprecio" “Cada latinoamericano -cada argentino- es el campo de confrontación entre un conquistador y un indígena, entre un triunfador y un vencido" hacía foco en este ensayo fundacional en el viejo eje civilización y barbarie, reflexión fruto de su alejamiento de la función pública y posterior viaje por el Interior, y que seguiría profundizando en los dos tomos “El atroz encanto de ser argentinos” (2001 y 2007). Su último ensayo “Incendio de Ideas” (2017) es una invitación a pensar el futuro aprendiendo de nuestro pasado.
También la reflexión sicoanalítica, profesión que ejerció durante veinte años, es central en su producción y sus intervenciones públicas, "la enfermedad es parte del mismo sujeto, es la búsqueda de un nuevo equilibrio -todo lo perjudicial que se quiera-, pero que no se soluciona simplemente con una amputación o el garrotazo de una droga", desafiaba a las soluciones mágicas y la sobremedicación en “El valor de escribir” (1985).
Crítico a los best seller, que representaban en 1985 en palabras del escritor “el miedo a reconocernos en los autores que hablan de nosotros mismos”, Aguinis es un autor de notables ventas y traducido en varios idiomas. Fernández Díaz sintetiza el lugar de Aguinis en la cultura nacional, un espacio en eterna discusión más allá de los millones de fieles lectores y los grandes títulos de Caballero de las Artes y de las Letras (Francia) y el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (Argentina), “pese a sus enemigos, se transformó en una figura literaria, y –siempre- sintió que la Literatura (así, con mayúscula) lo llamaba” Aguinis siempre será peligroso para quienes desprecien el humanismo y la pluralidad.
“Un título muy bueno es “El atroz encanto de ser argentino” Es contradictorio, desde luego, pero refleja precisamente la contradicción en la que vivimos. Por un lado nos encanta, nos seduce, nos hace sentir con intensidad el amor a la Argentina. Vivimos casi siempre dolidos por el curso que sigue nuestro pueblo, que no es de felicidad, de satisfacción, de permanente creatividad. Los argentinos tenemos otra contradicción importante. A nivel individual, solemos ser muy creativos, pero a nivel colectivo tenemos frustraciones. Podemos señalar una gran cantidad de personas en la ciencia, en el arte, en la mecánica, en la tecnología, en la matemática, en la medicina. Personas brillantes, que cuando se van al exterior triunfan, son miradas con asombro. Pero el país no logra avanzar y progresar. Es un pueblo contradictorio en este sentido. ¿Qué pasa?” Entrevista de Jorge Fontevecchia (Fuente www.perfil.com)
“Decía Truman Capote que cuando Dios da un don, da un látigo. Un látigo para exigirse y no perdonarse desmayos. Una responsabilidad frente a los regalos de Dios. El problema es que Aguinis tenía muchos dones, había recibido muchos regalos, tenía muchos látigos y se autoinfligía muchos latigazos. Dibujante, pianista, médico, neurocirujano y novelista. Una de las formas del infierno podría haber sido ésta: te condeno a triunfar en cada disciplina humana que abordes; te condeno, así, a vivir entre la infinidad de las opciones y la finitud del tiempo. La libertad de serlo todo y la dictadura de poder elegir sólo una cosa. Para disimular ese infierno interior, Aguinis bromeaba citando a Chéjov, que se atrevió a ser a la vez médico y literato. "La medicina es mi esposa y la literatura es mi amante. Esto puede parecer poco serio, pero les aseguro que resulta muy divertido”” artículo de Jorge Fernández Díaz en lanacion.com.ar
Así escribe Marcos Aguinis – La Gesta del Marrano (1991)
“- Por miedo abjuré, lloré, mentí, confesé - murmuró el padre.
- Se desintegró mi persona...Decía lo que me ordenaban.
- Papa, por favor, dime: ¿en algún momento volviste a la fe católica? [ ... ]
- Preguntas si volví. .. ¿Pero alguna vez estuve en ella?
- [ ... ] Muchas veces he deseado tener fe en los dogmas de la Iglesia para dejar de ser perseguido. Me has visto en los servicios y las procesiones: no siempre concurro para simular. Me concentro, escucho, rezo, trato de sentir. Pero sólo veo una ceremonia ajena.
[ ... ]
Ha soportado demasiado la falsedad y ansía mostrarse sin la máscara de la vergüenza, la cobardía y la traición. Traición a Dios, a los demás, a sí mismo”
Fecha de Publicación: 13/01/2021
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