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Juan Travnik. En la huella de la fotografía nacional

Las series de adolescentes y ex Combatientes de Malvinas se encuentran entre lo más relevante del fotógrafo, maestro de maestros. La mirada contextual, gestor de varios espacios, hacen de Travnik una llave de la fotografía contemporánea.

Arte y Literatura
Juan Travnik

“La fotografía tiene un elevado contenido simbólico y poético. Resulta muy difícil lograr que una imagen fotográfica quede anclada en una sola lectura. Las fotografías son, en la mayor parte de los casos, imágenes inasibles y con posibilidad de tener múltiples lecturas” arrancan las clases del fotógrafo Juan Travnik. Un rara avis porque este artista puede integrar la Academia de Bellas Artes y la Asociación de Reporteros Gráficos, participar de ferias privadas y gestionar espacios públicos, con una mirada global que atraviesa la mirada de los otros. Sagaz perseguidor de las huellas de la memoria, en retratos y paisajes, ahora objetos, Travnik ha formado varias camadas de los principales fotógrafos, en sus talleres, o en aulas universitarias.  Curador comprometido e investigador de un mundo de imágenes donde el acto de fotografiar es más relevante que la misma fotografía, “me gusta este momento de zozobra incluso si todas esas preguntas ponen en cuestión las certezas en las que se apoyaba mi trabajo -a Eduardo Carrera de la revista Anfibia- Si ser coherente es mantenerse apegado a procesos que hoy producen imágenes caducas, no estoy muy interesado en la coherencia”

Juan Travnik nació en Villa del Parque, Buenos Aires, el 17 de febrero de 1950 y creció en una familia de un abuelo combatiente de la Gran Guerra por el Imperio Austrohúngaro. Su padre era clarinetista y, con dudas, “ahora da más chapa tener un hijo artista visual que uno doctor o abogado, ni hablar uno militar, pero era bien distinto en los sesenta”, deja que con catorce años Juan se dedique a las fotografías sociales, con la tarjeta personal “Foto Jean” Entra en contacto con el primer maestro, el fotógrafo Pedro Otero, y lo acompaña por el país en calidad de asistente, encargado del revelado. En 1970 Otero posibilita su primera exposición en el Ateneo Foto Cine de Rosario mientras Juan estudia química y entra a AGFA, empresa en la que trabaja por once años.

Pero el crecimiento en el arte, y sus técnicas, empujan a Travnik hacia el trabajo de reportero gráfico. Se destacó a fines de los setenta en la cobertura deportiva, con impactantes instantáneas del Mundial de 1978.  Al año siguiente decide independizarse, sin dejar de colaborar con las editoriales Julio Korn, Abril y la agencia Sigla, y abre un primer estudio publicitario en la esquina de Corrientes y Rodríguez Peña. En paralelo, el fotógrafo crea el Consejo Argentino de Fotografía, miembro fundador junto a Sara Facio, Alicia D'Amico, Annemarie Heinrich, Cristina Orive, Eduardo Comesaña y Andy Goldstein, con el objetivo de elevar el nivel de la actividad. En 1981 asiste Travnik al II Coloquio Latinoamericano de Fotografía, en México DF, y conoce a Keith McElroy, que lo invita a visitar el Center for Creative Photography en Tucson, Arizona. Si bien en una visita de 1976 a Europa accede a la obra de otra de sus influencias, Henri Cartier-Bresson y el humanismo de posguerra, durante la permanencia centra el estudio de Eugene Smith, Edward Weston, Paul Strand, Walker Evans y Robert Frank. “Volví convencido de que había que enseñar fotografía a partir de una mirada crítica de su historia, conectándola con la historia del arte, investigando, poniendo a circular ideas, una aproximación a lo que ahora es más bien la norma en la formación”, recordaría Travnik a Carrera, que además modificó el formato al cambiar su Leica por una Rolleiflex. Albores de la seminal serie “Adolescentes”.  

 

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“Los aspectos humanos de cada uno”

“Afectos, experiencias del cuerpo. Adolescentes, de Juan Travnik, conserva el tiempo transicional de una mutación profunda del cuerpo y los afectos. En ese tiempo en el que la primera persona y el agenciamiento establecen sus huellas se perciben las señales de una identidad sexual que investiga sus bordes, que interroga los binarismos. La agenda toca muchos de los aspectos desde los que se inscriben las cuestiones de género en el feminismo”, acota Andrea Giunta en la notas de “Pensar Todo de Nuevo”, exposición virtual (2020) de la galería Rolf en www.pensartododenuevo.com “Este trabajo es de la primera parte de los años ochenta. Mi interés al trabajar sobre los retratos de los adolescentes era acercarme, con mis ideas sobre el tema del retrato, a lo que eran para mí características, el reconocimiento de la sexualidad, el descubrimiento del cuerpo, algunas actitudes, diría, avasallantes, sobre todo de los varones…Es un momento en el que se produce un cambio en mi fotografía (que era más una fotografía humanista, de la calle) a una fotografía hecha en el estudio” señala Travnik, que a mediados de la década lanza sus célebres talleres en el barrio de Once, aún vigente. Asiste el trabajo de Facio en el FotoGalería del Teatro San Martín, que a su cargo desde 1998, Travnik transforma en punto de referencia ineludible, haciendo convivir lo documental y lo artístico, en busca del autor argentino. Desde el 2001 se ensancha con el EspacioFotográfico del Teatro de la Ribera.

“En tanto paisaje, al componerlos, demora su mirada en fragmentos de zonas urbanizadas, o en sus extramuros. Imágenes que alternan de manera dialéctica entre naturaleza y cultura, entre lo familiar y lo no visto, entre formas que se acoplan a partir de sus diferencias o su continuidad. Algo resplandece en la sequedad de los detalles fotografiados, en los elementos arquitectónicos más o menos cercanos, que salen al encuentro de quien mira, despojados de su fulgor inicial, abandonados por el hombre al flujo de las leyes de la naturaleza”, escribe Julio Fuks en el prólogo a “Paisajes”, editado en Estados Unidos en 2015, antología sobre su trabajo en el paisaje urbano a partir de los ochenta; una de las tantas publicaciones que puede continuarse en la temática en “Los restos” (2006. Fotógrafo Argentinos)

 

 

En los noventa es el turno de "Malvinas. Retratos y paisajes de guerra", un gigantesco fresco en primera persona en el cual hoy nombre y apellidos de más de sesenta héroes del conflicto contra Inglaterra “Me interesó realizar una serie de retratos que mostraran, desde mi mirada, los rostros de los ex combatientes y que esto colabore a desarticular la imagen colectiva (a mi juicio alejada de la realidad) instalada en la sociedad a través, sobre todo, de los medios masivos de comunicación. Una imagen que frecuentemente termina configurando solo un colectivo en el que se diluye la identidad individual, los aspectos humanos de cada uno”, indicaba en Conti.derhuman.jus.gov.ar en 2012, uno de los tantos espacios que acogió este proyecto, de los pocos, que humanizó a nuestros soldados. “Los paisajes se suceden con la misma austeridad lacónica de los retratos, pero la aridez del terreno y la vacuidad de una naturaleza hostil cargan de ironía dramática el enfrentamiento armado y vuelven todavía más trágica la inmolación de vidas humanas -en el prólogo del catálogo por Graciela Speranza-  Nunca antes se vio un vacío tan poblado de fantasmas. Porque lo que cuenta, en suma, es lo que la reunión de rostros y paisajes, imposible hoy salvo en el arco de la obra, no dice y obliga a preguntarse. ¿Qué quedó de la experiencia real de Malvinas? ¿Qué aprendimos de las atrocidades de la guerra? Creo ver en las fotos algo que Travnik no da pero espera, confiado en los poderes del arte”, cierra la crítica de aquel conmovedor juego desplegado por el artista de los hombres de la guerra, no chicos, y las panorámicas de campos devastados, a dónde ellos se jugaron la vida. Y el viento malvinero, interpela, arrasa.

Consagrado con una gran retrospectiva en 2000 en el Centro Cultural Borges, Travnik recibió la Pirámide de Plata a la Trayectoria por parte de la Fundación Académica de Artes Visuales y expuso en Francia, Eslovenia, Estados Unidos, México, Brasil, Uruguay y Japón, por citar. El artista integra el acervo del Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno, la Maison Europèenne de la Photographie de París, el Museum of Fine Arts de Houston, el Museet for Fotokunst de Dinamarca y la Universidad de Salamanca, que en 1997 presenta una importante muestra suya en España. En los últimos años, sin abandonar la tarea docente, ahora director de la Licenciatura en Fotografía de la Universidad de San Martín, vira a fotografías en color, como las que se pueden apreciar en la muestra virtual (2021) Delmolino.gob.ar. “Un fotógrafo no puede hacer otra cosa que trucos, más o menos inspirados, trucos al fin; la magia ocurre en la sensibilidad del que mira”, reconoce Travnik, el ojo detrás de los ojos.

JuanTravnik

Dice Juan Travnik

“Lo que intenté siempre es tratar -como docente- de que cada uno desarrolle su mundo personal. Si agarro una lista de ex alumnos que han trascendido en el campo de la fotografía tienen una obra tan distinta que de alguna manera me parece interesante. De hecho, doy talleres de dos años y puedo pasarme seis meses sin mostrarles una foto mía. No trabajo tomando mi obra como la referencia, trabajo con otros autores y con las imágenes que traen. A cada uno lo trato de apoyar en lo que sería el camino propio. Siento que lo más importante como docente es conseguir que el otro destrabe una situación en la que el alumno está siempre tratando de hacer buenas fotos. Yo quiero que hagan sus fotos. No es tan importante que se equivoquen y no salgan tan buenas” a Cecilia Ruppel. Publicada en Eye to eye, de PwC Ceciliaruppel.wordpress.com

Dicen de Juan Travnik

“Sus imágenes delimitan un paisaje desolado, abandonado. Sus fotografías son, en algún sentido, brutales, pero básicamente políticas. Comunicar la presencia/ ausencia de personas-habitantes-ciudadanos que no perciben el estado de las cosas. Porque, aunque no veamos cuerpos en esos paisajes, se presienten sus actos, sus decisiones, son negligencias… sólo con su cámara, sin una palabra, Juan Travnik nos obliga a salir de indiferencia que nos provoca ver día tras día la consecuencia de la política del derroche, que en definitiva, sólo produce tristeza” Rubén Szuchmacher, prólogo en “Los restos” de Fotógrafos Argentinos. Buenos Aires. 2006.

 

Imágenes: Redes Juan Travnik

Fecha de Publicación: 17/02/2022

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