¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónJuan Carlos Castagnino (Mar del Plata, 1908 - Buenos Aires, 1972) es un artista con el genio pictórico de revisitar las tradiciones y las vanguardias universales, en una contemporánea mirada hacia lo argentino. De pinturas y dibujos de hondo dramatismo, y un secreto de esperanza en los ojos de sus hombres y mujeres, el artista recoge desde las regiones norteñas, en sinfonías rojizas, a los médanos y suburbios bonaerenses, siluetas y parajes que acompañan en su paleta los sueños colectivos.
Criado en las cercanías de Mar del Plata, hijo de un herrero de Camet, su infancia está rodeada de gauchos y vistas de estancias, del sudor de troperos y baqueanos, y que volverían una y otra vez de forma simbólica, no imitativa. Tempranamente se reconoce su talento en el dibujo de las costumbres camperas y llega a Buenos Aires para estudiar con Alfredo Guido, muralista y escenógrafo, y con Lino Eneas Spilimbergo, al cual consideraría su maestro. Inicia sus estudios de arquitectura y afilia al comunismo que se oponía a la dictadura surgida en el golpe de 1930, consolidando una postura de un arte social que no reniega las preocupaciones estéticas de su época. La fundación del sindicato de artistas plásticos es fruto de la percepción de un artista comprometido y que comparte con Antonio Berni y Spilimbergo, que luego se vería reforzada con el Equipo Poligráfico que realiza el “Ejercicio Plástico” al mando del muralista mexicano David Siquieros para Natalio Botana –hoy en el Museo Casa Rosada de Buenos Aires. Ellos trabajarían a los largo de los cuarenta en otros murales de gran envergadura, ahora con Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro, quienes se encargan juntos de las monumentales figuras de la Galería Pacífico de Buenos Aires. Castagnino logra el segundo premio en el Salón de Bellas Artes con “La mujer del páramo” (1944-Museo Nacional de Bellas Artes) donde aúna su devoción por la llanura pampeana con la crítica social, y las colosales alegorías en los murales “La ofrenda a la Nueva Tierra” de la Sociedad Hebraica Argentina. Finalmente en la década siguiente con "Quemazón" obtiene el Gran Premio de Honor del Salón Nacional de Bellas Artes. Artista consustanciado con el ascenso de las clases populares en los cincuenta, alumbraría joyas con la certeza de que la pintura debía testimoniar el fenómeno social, trabajadores rurales, obreros y paisajes fabriles, "Salida de fábrica" y "Trabajadores en la calle". En piezas posteriores, "Sudario América" y "Napalm", realiza una fuerte crítica a las potencias colonialistas y revindica a las figuras populares con un dibujo cada vez más suelto. No descuida su máxima “la obra de arte debe llegar a todos” y trabaja mientras tanto en murales de galerías comerciales, uno muy conocido en la Galería París del barrio porteño de Caballito, y bibliotecas, sumado a las publicaciones masivas de libros de Ernesto Sábato y Miguel de Cervantes.
En Mar del Plata un museo lleva su nombre y resguarda pinturas y dibujos realizados entre 1940 y 1971, en las series temáticas Animales, Martín Fierro, Figuras, Maternidades, China, Escenas y Paisajes, Retratos, Veraneantes y Homenajes. Se suman objetos personales y documentación fotográfica.
Para los argentinos serán siempre imborrables sus imágenes del Martín Fierro, en la edición ilustrada de Eudeba de 1962, y que vendió un cuarto de millón de ejemplares. Los caballos de Castagnino, indómitos, altivos, criollos, cabalgan en nombre de la libertad.
“Me incluyo entre los que consideran primordial para nuestro mensaje el de un retorno a la tierra, donde el impulso pictórico parta del descubrimiento de un hecho plástico sugerido por un espectáculo real, sereno o alucinante, dramático o sobrio pero ofreciendo siempre la posibilidad de una recreación en su equivalencia pictórica” en Romualdo Brughetti. Pintura joven argentina. Buenos Aires: Editorial Ollantay. 1947.
“¿Cómo se hace para trabajar en el arte con los lenguajes de la vanguardia, superar el eterno conflicto entre lo universal y lo nacional, eludir las tentaciones del arte para minorías y establecer un vínculo coherente entre la obra y el público al que está destinada? A través de su trayectoria, Juan Carlos Castagnino, no sin tropiezos y con las dificultades típicas de los que se aventuran por territorios no explorados, irá ordenando ese rompecabezas” Eduardo Iglesias Brickles. Museo Nacional de Bellas Artes. 2008
Fecha de Publicación: 18/11/2020
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