¡Escribí! Notas de Lector
Ir a la secciónManuel García Ferré (Almería, 1929 - Buenos Aires, 2013) es uno de los principales humoristas gráficos, y empresarios editoriales del medio argentino, con un afán educador, y que aún es recordado en Hispanoamérica con sus personajes. Anteojito, Hijitus, Petete, Trapito, Manuelita y decenas más en papel, o celuloide, representaron un mundo armónico, sin conflictos, donde los malos más malos podían redimirse.
Llegado al país en 1947 con el sueño de ser arquitecto, que dejó como testigo un cuadro suyo de arrabal inspirador en su casa por décadas, sus inicios se encuentran en la publicidad. Pero su gran amor era el cine y la animación, admirador de Chaplin y Disney, y se lanzó a ella con “Yo soy feliz”, un corto protagonizado por un pollito linyera llamado Pi-Pío, y con el fondo de un éxito del momento, “Linyera soy”. Ese mismo año consigue trabajo en Billiken realizando la versión historieta del pollito y lleva a su escenario de Villa Leoncia, ya como un estrambótico sheriff, hacia unos límites de delirios que se anticipan a la animación contemporánea. Y si bien tiene las bases morales y didácticas de toda la obra de García Ferré, “yo nunca prometeré lo que no pueda cumplir”, dice Pi-Pío, aparecen libertades idiomáticas y estilísticas que estimularán la imaginación de nuevas camadas de dibujantes. También emergen en esta tira Calculín, Ico, Pinchapúa -Pantriste-, Oaky -versión malvada- e Hijitus, “chico importado en observación que desciende de los faraones” Todos ellos transitarán de Billiken a la revista propia de García Ferré, Anteojito (1964-2001), que toma el nombre del famosísimo personaje que junto a su tío Antifaz protagonizaba su propio programa de televisión en Canal 9. Ambos habían nacido de Producciones García Ferré en 1962, una de las productoras publicitarias exitosas de la década, inventora de los “jingles historietas”, con más de 800 comerciales animados para importantes marcas, y que gana el Martín Fierro en 1964.
La tirada semanal de Anteojito alcanzaba los 700 mil ejemplares con un contenido apegado a la currícula escolar y entrañables historietas de Lino Palacio, Fola, Mirco Repetto, Jorge de los Ríos y Oswal, entre muchos colaboradores. En ese contexto García Ferré consigue nuevo récords en 1967 con la primera serie animada argentina, Las aventuras de Hijitus. A partir de allí Largirucho, Pucho, el Profesor Neurus, La Bruja Cachavacha, Boxitracio, por citar solo algunos, pasan a ser parte del imaginario popular de los argentinos y latinoamericanos “Bla más fuerte que no te escucho”, “Cállete, retonto” o “Este que, profesor” son latiguillos inoxidables de la serie que se transmiten de padres a hijos. Y que las películas desde “Mil intentos y un invento” (1972) a “Soledad y Largirucho” (2012), pasando por la taquillera “Manuelita” (1999), transformaron en una fuente inagotable de sonrisas asentadas en la bondad, la valentía frente a las injusticias, nunca dejar de soñar, y valorar el trabajo y la familia.
Ciudadano Ilustre de Buenos Aires en 2009, y distinguido por la Fundación Kónex debido a su tarea en la divulgación de la cultura y las ciencias, a través de revistas y programas, García Ferré es más que el Walt Disney argentino, es un luminoso maestro de nuestras niñas y niñas por siempre ¡Intríngulis-Chingulís! ¡Uh! ¡Uh! ¡Uh!
Aclaración al desprevenido lector: esta frase de Anteojito, que encabezaba la revista homónima, tenía también las típicas terminaciones de García Ferré en seudo latín, una amable revancha a la lengua clásica que había hecho sufrir al niño Manuel en su natal España.
“Espero que -mi legado- sirva para ayudar a mostrar que con corazón se pueden muchas cosas, muchas. Que no importan los porrazos. Importa el cariño, creer, contar. Y eso es lo que he elegido creer en esta vida. En mí hay un Quijote en forma de Hijitus, y a veces me revelo contra los molinos de viento”. - Fuente: Perfil.com
“Miraba mucho (Igual que Anteojito) y todo iba a la galera sin fondo de sus personajes. Escuchaba todo con atención, atento al menor detalle y sus comentarios siempre breves, nos dejaban pensando… -con él- era como caminar con un chico. Porque nunca se olvidó de ser niño. Caminaba rápido y sin apuro porque para él lo importante era el viaje” Horacio de Dios en García Ferré. - Catálogo. Museo del Humor. 2013.
Imágenes: Ministerio de Cultura Argentina
Fecha de Publicación: 08/10/2021
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